Se puede hablar de otra cosa que del conflicto policial, es difícil.
Se ha dicho y se dicen enormes cantidades de cosas, algunas mas pertinentes que
otras.
Yo quisiera remarcar que hay muchísimas cosas para
solucionar en ese ámbito, pero intentare dar mi visión sobre algunos aspectos
que condicionan la solución actual y que deben modificarse.
Uno de los principales problemas es el nivel de consideración
político social de las fuerzas policiales, los argentinos, habida cuenta de
nuestro triste pasado, en la mayoría de los casos, consideramos a la policía como
un mal necesario, más mal que
necesario.
Es una fuerza que por imperio de su rol, y del que le
adjudicaron en general desde el poder, se lleva mal con la particular idea de
libertad que cada uno tenga. Es una fuerza que no solo ha sido despreciada por
los políticos, que al inicio del orden nacional la usaban para ordenar díscolos
y pobres, sino que también ha sido despreciada en los gobiernos militares, los
milicos la tenían en muy baja consideración la mayoría de las veces la
gobernaron con un general o oficial de alto rango. La adhesión de la gran
mayoría de los policías sin rango o suboficiales al peronismo en los cincuenta
fue otro factor de persecución y descrédito.
A los acuerdos con políticos locales se sumaron los “acuerdos”
con las distintas formas de actividad económica, si tengo un negocio, le digo
al cana que no le haga la multa al camión si llega fuera de horario de
descarga, si tengo un VIP de putas le pago unos mangos por su silencio o lo “habilito
con las chicas”. Aparecieron los rebusques mejor armados, la “tercerización” de
las multas, comisionándoles un porcentaje por la cantidad de multas y así un montón
de cosas. La lista de recursos extras
que terminaron ordenándose en cajas policiales paralelas son quizás infinitos.
Igual estas cajas no eran para todos. Pues la gran mayoría no quería o no sabía
de estos temas, por lo menos de su magnitud. A veces es mejor hacerse el tonto.
Dos temas agravaron este panorama, uno, y recurrente, las
crisis económicas reiteradas, que la relegaron salarialmente como a todos los
empleados públicos, maestros, médicos, etc. Sus reclamos fueron tratados con
sordina. Y entonces así como el sistema de salud es un colador económico social,
como muchos médicos llegan y se van a los horarios que se les da la gana de los
hospitales públicos pues están obligados a encontrarse otros rebusques en
guardias en privados, en atención domiciliaria etc. El policía común el no
habilitado por las cajas especiales se encontró haciendo “changas” en bancos,
empresas, etc. para poder parar la olla.
El segundo y más grave, en tiempos del proceso un número de
efectivos en especial de la oficialidad fueron sumados al botín de guerra de la
represión. Esto último fue terrible por su carga moral.
Por otra parte esta pobre consideración social, la pobre
remuneración y demás, a un hombre que porta un arma y tiene permiso para ello lo
pone en una terrible prueba.
Entonces despreciada aunque necesitada por el poder político,
atravesada por un montón de problemas de corruptela interna, de negocios y
cajas paralelas, en los últimos años el kirchnerismo procuró encauzarla, pero
en general solo llegó a impedir que reprimieran, por lo menos los federales.
Nunca logro meter en caja a los políticos ni a las policías provinciales.
Sería injusto no señalar dos grandes intentoa que se
hicieron en los últimos años, el de Sain con la creación de la Policía
Aeroportuaria con mando civil y el de Arslanian que creó una Bonaerense
paralela con la intención de, para decirlo en términos bancarios crear un banco
malo para los malos y que fuera consumiéndose con el tiempo y un banco bueno
con otra cabeza e imagen. Scioli no lo vio así y volvió a darle el mando a la policía
a través de Casal. Y ahora sumó a Granados que es un promotor de fuerzas
municipales.
Pregunta¿ si no hay guita para la policía ya existente de donde
saldrá las de los municipales?. Aca en Lago Puelo ya tenemos un ejemplo.
La rediscusión del tema policial implica la rediscusión de
todo el aparato estatal, ¿para que está , para que sirve y a quien sirve?. Si
seguimos despreciando el aparato estatal, no queriendo pagar impuestos, y no
encontrando una salida social a esto, será difícil que le encontremos la vuelta
a la “cuestión policial”, lo que está claro para mi es que todo es de
resolución política y del campo de los políticos. Se presentan como candidatos
a defender los intereses sociales, entonces tienen que poner el cuerpo para
defender las instituciones estatales y conducirlas. Con los riesgos que ello
implica, pero bueno yo no me postulo, el que se postula debe cargar con el
problema del Estado.
La advertencia es que los maestros, los porteros, los médicos,
pueden cortar la calle y quemar gomas, los policías pueden eso y mucho más pues
tienen fierros. Y hasta donde yo se un Estado Nacional lo es en tanto y en
cuanto conserve el monopolio de la fuerza.
Por último, está claro que toda esta asonada no fue por
contagio, sino que fue viralizada desde las usinas históricas de la política,
digamos Duhaldistas delasotistas, a los que se sumaron en Tucumán los mafiosos
como Ale, en Córdoba los narcos, en Santa Fe idem y así sigue la lista. Pero
solo explicarlo desde allí no alcanza, hay que mirar el efecto devaluatorio que
esto implica, el reodenamiento de la economía a la que estamos siendo
conducidos. En definitiva todo se ubicara además en el dólar a 10, incluido los
salarios, que con la asonada y las remarcaciones serán licuados.
Rusvi Tahan.