Amigos para los que, como yo, esperaban una nueva Guerra Fria , las intrigas internacionales y el Fin del Fin de la Historia les paso esta nota, una hermosura. Rusvi Tahan
Asia Times Online
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
Considerando la
relativa calma que parece reinar en Ucrania, podría parecer que es un
buen momento para considerar el impacto que los dramáticos sucesos del
país han tenido en la escena política interior de Rusia y lo que eso,
por su parte, podría significar en el (des)orden internacional. A fin de
hacerlo, quisiera comenzar con un breve resumen de una tesis que ya
mencioné en el pasado.
La parte rusa de la escena
Primero, algunos puntos sobre tópicos previamente cubiertos en este blog:
·
No existe verdadera oposición parlamentaria en Rusia. ¡Oh!, de ninguna
manera porque “Putin sea un dictador” o porque “Rusia no sea una
democracia”, sino simplemente porque Putin ha logrado brillantemente
cooptar o desdentar a cualquier oposición. ¿Cómo? Utilizando su
autoridad personal y su carisma para impulsar una agenda a la cual los
otros partidos no podían oponerse abiertamente. Formalmente todavía
existen partidos de oposición, por supuesto, pero carecen completamente
de credibilidad. Esto podría llegar a cambiar con la nueva Ley de
Partidos Políticos.
· La única oposición “dura” a Putin en la
Rusia moderna son los diversos individuos abiertamente pro
estadounidenses (Nemtov, Novodvorskaia, etc.) y sus movimientos y
partidos asociados. En el mejor de los casos representan (como máximo)
el 55% de la población.
· Putin hizo un “movimiento de judo”
contra sus verdaderos oponentes (hablaremos de esto más adelante)
utilizando la Constitución fuertemente “presidencial” adoptada en 1993
para concentrar básicamente todo el poder en sus manos.
· La
*verdadera* oposición a Putin y su proyecto solo se puede encontrar
*dentro* del Kremlin, el partido “Rusia Unida” y algunas personalidades
influyentes. Me refiero a esta verdadera oposición como los
“Integracionistas Atlánticos” (IA) porque su objetivo principal es
integrar a Rusia en la estructura mundial de poder anglo-sionista.
·
La base *real* del poder de Putin es el propio pueblo ruso que lo apoya
personalmente, el Frente Popular Pan-ruso, y el grupo que llamo los
“soberanistas eurasiáticos” (SE) cuyos objetivos primordiales son
desarrollar un nuevo orden mundial multipolar para liberarse del actual
sistema internacional controlado por los anglo-sionistas, para
reorientar lo más posible de la antigua URSS hacia una integración con
Oriente y desarrollar el norte de Rusia.
Si quisiera simplificar
aún más las cosas, diría que en 1999 los IA y los SE hicieron un
esfuerzo conjunto para colocar a Putin en el poder en sustitución de
Yeltsin. Los IA (que representan,
grosso modo, los intereses
del gran dinero y de los grandes negocios) querían que un burócrata algo
gris y aburrido como Putin (¡es lo que pensaban!) garantizase la
continuidad y no agitara demasiado las cosas después de la partida de
Yeltsin. Los SE (que representan, aproximadamente, los intereses de una
cierta elite de la antigua KGB, especialmente su primera dirección
principal) y el propio Putin, utilizando brillantemente el poder
conferido por la constitución de 1993 (¡adoptada bajo Yeltsin y los IA!)
para cambiar lenta pero seguramente el curso de Rusia de una sumisión
total a EE.UU. y la colonización de este a un proceso que Putin y sus
seguidores llaman “soberanización” es decir liberación nacional. Luego
tuvo lugar una larga competencia de fuerzas, sobre todo entre
bastidores, pero con visibles puntos álgidos regulares, como el choque
abierto entre Putin y Medvedev sobre Irán y Libia o el despido de Kudrin
por parte Medvedev (los dos habían sido colocados en un camino de
enfrentamiento por Putin, por supuesto). Como última
"supersimplificación" yo diría que Medvedev representa a los IA y Putin a
los SE.
Preparando la parte ucrania de la escena
Hasta
este invierno la mayor diferencia entre Rusia y Ucrania era que en
Rusia Putin había destruido básicamente la antigua oligarquía, que
estaba controlada por EE.UU. e Israel, y la reemplazó por una nueva que
apoyaba al Kremlin o era neutral. El mensaje de Putin a la oligarquía
rusa era simple: “Podéis ser ricos, pero no comprometáis el bienestar de
la nación rusa o tratéis de entrar en la lucha política”. Para los que
puedan preguntarse por qué Putin no eliminó a la oligarquía rusa como
clase, volvería a mencionar aquí que todo lo que Putin hizo desde 1999
hasta ahora fue siempre un compromiso entre sus SE y los todavía muy
poderosos IA. Putin simplemente no podía desafiar directamente a ese
grupo muy poderoso y muy bien conectado, de modo que tuvo que proceder
lentamente y con cuidado, paso a paso.
En contraste con Rusia, en
Ucrania los oligarcas realizaron lo que yo llamaría “el Sueño de
Khodorkovsky” – básicamente compraron todo: toda la economía, la
totalidad de los medios de comunicación masivos, el Parlamento y, por
supuesto, la presidencia. Durante los últimos 22 años Ucrania,
básicamente, ha estado esclavizada por una serie de oligarcas que
llegaron a un simple trato con Occidente: vosotros nos apoyáis, y
nosotros os apoyaremos. Como resultado, los dirigentes occidentales y
los medios corporativos “no se dieron cuenta” de que todos los políticos
ucranios eran corruptos hasta la médula, incluyendo a Yanukovich y
Tymoshenko, que a diferencia de Rusia, y al contrario de lo que dice la
propaganda anglo-sionista– los desacuerdos políticos en Ucrania con
frecuencia se resolvían mediante asesinatos, que la plutocracia
ucraniana estaba despojando literalmente al país de su riqueza.
Finalmente, incluso a la sorprendentemente rica Ucrania se le acabaron
los recursos y la riqueza debido al pillaje y la crisis fue evidente
para todos.
Aparte del pillaje de recursos y riqueza, otro
importante “logro” de los oligarcas ucranianos fue la total
subordinación del Estado y sus instrumentos a sus necesidades: para
ellos el Estado en sí se convirtió en un instrumento de poder e
influencia. Por ejemplo, el servicio de seguridad ucraniano SBU (ex-KGB)
gastó todo su tiempo y recursos involucrado en luchas internas por el
poder entre los diversos oligarcas y las bases de su poder y, como
resultado, ¡el SBU no ha capturado un solo espía extranjero en 22 años!
Para empeorar las cosas, el SBU fue dirigido básicamente desde la
estación local de la CIA estadounidense. La destrucción generalizada del
aparato estatal jugó de por sí un papel clave en los eventos de este
invierno y sigue siendo un factor central en la situación en el terreno:
para todos los propósitos prácticos, no existe ningún “Estado
ucraniano”.
Los euroburócratas y el tío Sam se inmiscuyen
Ante
el trasfondo de este colapso total de Ucrania como Estado y como nación
la UE decidió entrar en acción: ofreció a Ucrania una asociación con la
UE. Al Tío Sam le encantó la idea, especialmente ya que incluía un
capítulo político para conducir la política exterior y de seguridad de
Ucrania de acuerdo con la UE. Esta noción de una Ucrania dirigida por la
UE también atrajo a EE.UU. que básicamente creía que Ucrania era la
clave de las ambiciones imperiales putativas de Rusia. Además, la Casa
Blanca sabía que si Ucrania era dirigida por la UE, y la UE dirigida por
EE.UU. (que siempre lo ha sido), Ucrania sería dirigida desde EE.UU.
Por lo tanto Occidente comenzó a agitar una gran zanahoria frente al
pueblo ucraniano: “tomar una ‘decisión civilizacional’, unirse a la UE y
convertirse en rica, acaudalada, feliz y saludable; en cuanto a Rusia,
no tiene nada que decir en todo esto, Ucrania es un Estado soberano”.
Para millones de ucranianos empobrecidos y explotados, era un sueño
hecho realidad: no solo serían ricos y felices como supuestamente son
los europeos (solo en la propaganda, pero no importa), terminarían por
liberarse de la camarilla corrupta del poder. En cuanto a los oligarcas
ucranianos también les encantó: seguirían explotando Ucrania y su pueblo
mientras mantuvieran una posición antirusa (lo que era bastante fácil,
los oligarcas ucranianos estaban literalmente aterrorizados por Putin y,
aún más, por la noción de un “Putin ucraniano”).
La gran explosión
Hay
un dicho que dice que si tu cabeza está en la arena, tu trasero está al
aire y, por cierto, la realidad volvió para morder a los ucranianos en
el trasero con una venganza exquisita: el país estaba en bancarrota,
arruinado, a solo semanas de la bancarrota y el único sitio donde se
podía encontrar dinero para impedir el colapso final era Rusia. Los
rusos, sin embargo, pusieron una condición para dar su ayuda: ningún
acuerdo de asociación con la UE porque Rusia no tendría un mercado
abierto con Ucrania mientras ésta abría su su mercado a bienes y
servicios de la UE (no fue ningún “ardid maquiavélico” de Putin, sino
una necesidad básica y obvia comprendida por cualquiera que haya seguido
un curso elemental de economía). En ese momento, Yanukovich se volvió
hacia Moscú pidiendo ayuda y se armó la de San Quintín: los ucranianos
indignados salieron a las calles y querían saber por qué les negaban sus
sueños de prosperidad. EE.UU. también entró en pánico, si se permitía
que Rusia rescatara a Ucrania sería inevitable que la controlara “el que
paga manda” dice la lógica estadounidense. Por lo tanto EE.UU. utilizó
su mayor arma: los “talibanes ucranianos” o sea el “Sector Derecho”, el
Partido Libertad (ex Partido Social-Nacionalista) y sus diversos matones
neonazis. La repentina aparición de "banderistas bona fide" y otros
neonazis aterrorizaron a los rusófonos tan terriblemente que mientras
los fenómenos del nuevo régimen revolucionario de Kiev estaban ocupados
prohibiendo el ruso como lengua oficial o legitimando la propaganda
nazi, Crimea se independizó y la mayor parte de Ucrania entró en un
período de completo caos e ilegalidad.
La perspectiva desde Moscú
Lo
primero que hay que decir aquí es que la popularidad de Putin entre el
público ruso ha crecido a nuevas alturas: actualmente es del 71,6% y eso
a pesar de que ha habido poco progreso en el frente contra la
corrupción, ningún progreso en absoluto en la necesaria reforma del
sistema judicial y con una economía rusa que pasa por algunos tiempos
difíciles. A pesar de los numerosos problemas no resueltos que enfrenta
Rusia, en la actualidad es simplemente imposible atacar a Putin ya que
se ha posicionado como el hombre que salvó Crimea y, posiblemente,
incluso Rusia (más al respecto a continuación).
El segundo efecto
dramático de los sucesos de Ucrania es que ha polarizado aún más la
sociedad rusa. No digo que esto sea justo, pero el hecho es que los
políticos rusos tienen ahora dos alternativas. Se pueden posicionar
como:
1) Los verdaderos patriotas rusos que apoyan a Putin apoyan
la reintegración de Crimea, apoyan la política rusa de resistir a
Occidente, o
2) Los “liberales” rusos, rusófobos, comprados y
pagados por EE.UU., quienes no son nada más que una quinta columna
(Putin utilizó este término), pro capitalistas, pro OTAN e incluso pro
nazis (¡hay que recordar que Occidente ahora apoya abiertamente a los
nazis en Ucrania!).
Sobra decir que todos los políticos rusos se
apresuraron a mostrar que pertenecen firmemente al primer grupo. Incluso
Sergei Mironov, jefe del partido “Rusia Justa” y último “verdadero”
líder de la oposición dentro de la Duma [Parlamento], tomó la delantera
en la ayuda a Crimea (lo que llevó a que lo pusieran en la lista de
sanciones de EE.UU. y la UE). Los que no lo hicieron no tienen
posibilidad alguna.
El más creíble de todos ellos, Alexei
Navalnyi, el único líder de la oposición no asociado al régimen de
Yeltsin de los años 90, escribió un artículo en el
New York Times
titulado “Cómo castigar a Putin” en el cual llegó a presentar una lista
de nombres que deberían ser castigados por EE.UU. En el actual ambiente
político en Rusia, algo semejante representa un suicidio político y la
carrera política de Navalnyi ha terminado. Sería más conveniente que
emigrara a Londres o a EE.UU.
Pero el mayor resultado de la
crisis en Ucrania fue que colocó a Rusia y a EE.UU. en un rumbo de
colisión. Visto desde Rusia, lo que ha hecho Occidente es:
1) organizó una insurgencia armada ilegal
2) derrocó a un gobierno legítimo (aunque corrupto)
3) apoyó a los neonazis
4) colocó políticas antirusas por sobre los valores democráticos
5) estableció políticas antirusas por sobre el derecho de autodeterminación
6) se negó a reconocer la voluntad del pueblo ruso en Crimea
7) se negó a reconocer la voluntad de los rusófonos en Ucrania
8) sancionó a Rusia simbólicamente solo porque no podía hacer más
9) no intervino con fuerzas militares solo porque temía la potencia militar de Rusia
10) presionó al mundo en las Naciones Unidas para que condenara a Rusia
Ante
este trasfondo, ¿qué probabilidad tienen los Integracionistas
atlánticos de obtener algún apoyo a sus políticas? Ninguna, por cierto.
No solo eso, pero las sanciones de Occidente han posibilitado que Putin
haga lo que no podría haber hecho antes: ahuyentar a los rusos de los
bancos occidentales (sea hacia bancos extranjeros o hacia bancos rusos),
crear un sistema ruso de pago interbancario parecido a SWIFT, aumentar
los esfuerzos para exportar gas a China y al resto de Asia, reducir la
participación rusa en organismos dirigidos por EE.UU. como el G8 o la
OTAN, obligar a Rusia a desplegar capacidades militares más poderosas en
sus fronteras occidentales (Iskanders en Kaliningrado, Tu-22M3s en
Crimea), reducir el turismo ruso en el extranjero y enviarlo a las
regiones rusas y último pero no menos importante, reducir aún más el uso
ruso del dólar estadounidense. Todo esto es un sueño hecho realidad
para economistas como Glazyev o políticos como Rogozin que han hecho
lobby enérgicamente por semejantes medidas desde hace muchos años, pero
cuyos consejos Putin tuvo que ignorar para que los Integracionistas
Atlánticos no devuelvan el golpe. Pero ahora incluso se habla seriamente
en Rusia del retiro de muchos tratados militares clave (nucleares
estratégicos, convencionales, verificación nuclear, etc.,) o incluso de
la OMC (poco probable).
Ahora se ha hecho extremadamente fácil
que Putin despida a cualquier persona sobre la base de que no implementa
efectivamente las decisiones del Presidente. Ahora todos saben eso y
cada Integracionista Atlántico corre riesgo ahora de ser sumariamente
despedido. En realidad, hay que decir que Barack Obama ha ayudado
inmensamente a Putin y que gracias a la política verdaderamente
demencial de EE.UU. respecto a Ucrania la posición de los
Integracionistas Atlánticos (generalmente pro EE.UU.) ha sido debilitada
ahora por muchos años por venir.
Un chiste contado primero en la
televisión rusa por, precisamente él, el portavoz del Comité
Investigativo Ruso (un “FBI ruso” se podría decir), no exactamente
conocido por su humor, se ha hecho particularmente popular estos días.
Dice lo siguiente:
Barack Obama boicoteó los Juegos Olímpicos y
no asistió a los juegos en Sochi – y ganamos brillantemente los Juegos
Olímpicos y los Para-Olímpicos. ¡Gracias, camarada Obama!
Obama
entonces apoyó fuertemente a la junta de extremistas en Kiev – y
milagrosamente recuperamos Crimea. ¡Gracias, camarada Obama!
Obama impuso sanciones a nuestros oligarcas – y ahora su dinero no está en Occidente sino en Rusia. ¡Gracias, camarada Obama!
Ahora, si nos lo permitís, tenemos un deseo más: quisiéramos ganar la Copa del Mundo…
Dejando
a un lado los chistes, éste contiene mucha verdad – mientras más trata
EE.UU. de maximizar las apuestas y de repeler a Rusia, más fuerte se
vuelve Rusia y más fuerte se vuelve Putin en Rusia.
En cuanto a
los pocos pobres activistas pro EE.UU. que quedan en Rusia, se
encuentran verdaderamente en una situación desesperada: durante años se
han tenido que defender contra acusaciones de estar asociados con los
horrores del régimen de Yeltsin en los años noventa y ahora, con ese
terrible legado, pueden añadir el nuevo peso de tener que defenderse
contra acusaciones de ser “pro Banderastán”. Francamente, sería
preferible que hicieran sus maletas y partieran a Occidente, ya que en
Rusia están acabados.
¿Qué significa esto para el resto del mundo?
A
menudo he descrito la lucha encubierta entre los Integracionistas
Atlánticos y los Soberanicionistas Eurasiáticos como “interna” o “entre
bastidores”, lo que valía sobre todo hasta ahora. Ahora los eventos en
Ucrania han cambiado esto y el tipo de temas a los que los
“Soberanicionistas Eurasiáticos” han estado aludiendo en términos más o
menos sesgados son ahora discutidos abiertamente en la televisión rusa:
cómo coexistir con un Occidente histéricamente rusófobo y abiertamente
pro nazi, cómo disminuir la participación rusa en, y su dependencia de,
el sistema financiero internacional bajo control anglo-sionista, qué
tipo de medidas tomar para asegurarse de que EE.UU. y la OTAN nunca
tengan una opción militar viable, cómo encarar la “quinta columna
interna” dentro de Rusia para evitar un “Maidan en Moscú”, cómo encarar
el tipo de organizaciones subversivas patrocinadas por EE.UU. (como NED,
Carnegie, etc.) que todavía operan en Rusia, cómo asegurar que no se
permita que cualquier gobierno rabiosamente anti-ruso en Kiev sobreviva
económica y socialmente, etc. Lo llamaría la “posición Nuland” pero
aplicada no a la UE, sino a EE.UU. ¿Significa esto una nueva Guerra
Fría?
¡Sí, indudablemente, lo significa!
Pero subrayaría
de inmediato que esta nueva Guerra Fría es enteramente, 100%, la
creación de EE.UU. y que todo lo que Rusia ha hecho ahora es aceptar la
nueva realidad en la que está operando. Ni Putin ni nadie más en Rusia
quería esta nueva Guerra Fría, pero les ha sido impuesta unilateralmente
por EE.UU. y sus colonias en la UE durante los últimos 20 años o más.
Pensad en lo siguiente: la verdadera razón principal por la cual EE.UU. y
la UE no están imponiendo ninguna sanción significativa a Rusia es que
ya lo han hecho en el pasado y que no queda nada que imponer fuera de
sanciones que afectarán de la misma manera, o incluso más, a Occidente
que a Rusia. Lo mismo vale para la así llamada “imagen internacional de
Rusia”. ¿Hay alguien que haya olvidado todas las estúpidas patrañas
promovidas sistemática y repetidamente por los medios corporativos
occidentales sobre Rusia antes de la crisis en Ucrania? Menciono un
rápido recuerdo tomado de mi anterior artículo sobre este tópico:
Berezovsky como hombre de negocios “perseguido”
Politkovskaya “asesinada por matones del KGB”
Khodorkovsky encarcelado por su amor a la “libertad”
La “agresión” de Rusia contra Georgia
Las guerras “genocidas” rusas contra el pueblo checheno
“Pussy Riot” como “prisioneros de conciencia”
Litvineko “asesinado por Putin, homosexuales rusos “perseguidos” y “maltratados por el Estado.
Magnitsky y la subsiguiente “Ley Magnitsky”
Snowden como “traidor oculto en Rusia”
Las “elecciones robadas” a la Duma y a la Presidencia
La “Revolución Blanca” en la plaza Bolotnaya
El “nuevo Sakharov” – Alexei Navalnyi
El “apoyo de Rusia a Asad”, el “Carnicero (Químico) de Damasco”
La constante “intervención” rusa en los asuntos de Ucrania
El “control total” del Kremlin sobre los medios rusos
Yo
diría que esta lista ya es suficientemente larga y que nadie en Rusia
tiene que preocuparse de que algo que el Kremlin haga desde ahora la
empeore. A falta de librar una guerra contra Rusia como lo hizo contra
Iraq, Afganistán, Pakistán, Bosnia, Croacia, Kosovo, Libia o Siria –
EE.UU. ha “agotado” bastante sus políticas anti-rusas, y en realidad no
llegan muy lejos.
Cómo entonces llamaríais un poco de algo malo,
pero no lo suficiente como para dañaros. Nietzsche lo llamaría una
vacuna de poder. La medicina moderna lo llama una inmunización. La
elección de palabras no importa, solo un fenómeno real lo hace: EE.UU. y
la UE infligieron una cantidad considerable de dolor a Rusia, pero no
lo suficiente para quebrantarla y, como consecuencia directa de ese
hecho, Rusia ha recibido una poderosa “inmunización anti-anglo-sionista”
que la hará más fuerte de lo que era.
Y eso es una buena noticia para todos.
Para
bien o para mal, Rusia es objetivamente el líder indisputable de la
resistencia mundial contra el Imperio Anglo-sionista. Sí, la economía
china es mucho más grande, pero sus fuerzas armadas no lo son, y China
depende fuertemente de Rusia para energía, armas y alta tecnología.
Pienso que China será inevitablemente el líder en la lucha contra el
Imperio Anglo-sionista, pero ese no es el caso todavía: China necesita
más tiempo. Irán es sin duda alguna el más antiguo y primer país en
atreverse a desafiar abiertamente a los anglo-sionistas (junto a Cuba y
Corea del Norte, pero estos son realmente débiles), pero las ambiciones
de Irán son primordialmente regionales (lo que, a propósito, es una
señal de sabiduría por parte de la dirigencia iraní). Hizbulá es, a mi
juicio, el líder moral de la Resistencia mundial, no solo por sus logros
militares verdaderamente fenomenales, sino primordialmente por su
voluntad de resistir completamente solos, si es necesario. Pero ser un
modelo moral no significa poder desafiar globalmente al Imperio. Rusia,
China, Irán y Hizbulá forman lo que llamaría, para parafrasear a Bush
hijo, el “Eje de Resistencia al Imperio” y Rusia juega el papel crucial
dentro de esta alianza informal pero fuerte.
El otro sitio en el
que “eso” está sucediendo es, por supuesto, Latinoamérica, pero la
reciente votación en las Naciones Unidas ha mostrado claramente que
Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Cuba son los únicos que ya se atreven a
desafiar abiertamente la hegemonía de EE.UU. (y el régimen en Venezuela
lucha actualmente por su supervivencia). Por lo tanto, mientras
Latinoamérica tiene un inmenso potencial, está lejos de realizarlo, por
lo menos por el momento.
Conclusión
Una Nueva
Guerra Fría se ha estado preparando desde el día mismo del fin oficial
de la anterior Guerra Fría. Por lo tanto, solo podemos saludar la nueva
realidad introducida por la crisis en Ucrania: ahora Rusia ha aceptado
abiertamente el desafío estadounidense y han desaparecido hace tiempo
todas las pretensiones de alguna cooperación estratégica de EE.UU. y
Rusia. En cuanto a la UE, su papel ha sido tan vergonzoso e ignominioso
que Rusia la tratará exactamente como merece ser tratada: un
protectorado totalmente sumiso de EE.UU. sin una política u opinión
propia. Ahora cuando la pretensión de una “cooperación” está siendo
finalmente abandonada, podemos esperar una Rusia mucho más afirmativa,
si no contenciosa, en la escena internacional. Por cierto, no quiero
decir que Putin comenzará a golpear ruidosamente su zapato en la ONU
como hizo (supuestamente) Jruschov; tampoco amenazará Putin con
“enterrar” a Occidente –Putin, Lavrov y Churkin son verdaderos
estadistas y diplomáticos, y seguirán siendo impecablemente corteses –
pero se puede esperar muchos más votos de “no” en la ONU y muchos “lo
lamentamos” en numerosos temas bilaterales.
El gran beneficiario
de este nueva Guerra Fría será Irán, por supuesto, y también China. No
solo es probable que Irán y China obtengan las armas que han estado
deseando tan intensamente (S-300 y Su-35 respectivamente), China
recibirá algunos tratos muy beneficiosos en precios rusos de energía
(los chinos son definitivamente suficientemente listos para utilizar
esta nueva situación sin exagerar – lo harán “a la perfección”). Siria y
Hizbulá obtendrán más dinero, más armas y más apoyo político. Países
que aspiran a llegar a ser miembros del “Eje de Resistencia al Imperio”
obtendrán más ayuda financiera y política (Cuba, Nicaragua, Bolivia y,
especialmente, Venezuela, necesitan toda la ayuda que puedan obtener)
así como países más o menos pragmáticos que no se rindieron ante EE.UU.
(los BRICS, por supuesto, pero también países más pequeños como
Argentina, Iraq, Afganistán, Pakistán y todos los demás que se
abstuvieron recientemente en la infame votación en las Naciones Unidas).
No hay que subestimar la ayuda que China puede prestar a estos países o
todos los beneficios que estos países pueden conseguir al cooperar con
los demás países del BRICS.
En cuanto a la UE, obtendrá el gas
por el que paga, y tendrá que encarar las réplicas económicas de su
participación en la crisis urania: tendrá que mantener a flote la
economía ucrania, en el mejor caso apenas por sobre la línea de
flotación, tendrá que encarar la inevitable inundación de refugiados
económicos y tendrá el dudoso placer de tener que enfrentar el espinudo
problema de los “talibanes ucranianos” que ahora se desatan en su
autoproclamado Banderastán. La UE tendrá que encarar todo esto bajo los
altos auspicios de un EE.UU. que apenas oculta su desdén hacia Europa o,
como fue el caso con Nuland, ya ni siquiera se preocupan de ocultarlo.
En cuanto al Tío Sam – lo que no puede conseguir lo quema y es lo que
terminará por hacer con el resto de Ucrania también conocido como
“Banderastán”: lo convertirá en un Kosovo más grande – un gran problema
para todos sus vecinos, pero un sitio que la maquinaria militar
estadounidense puede utilizar a su gusto. A diferencia de Kosovo, sin
embargo, lo que queda de Ucrania terminará por desintegrarse, de una u
otra manera, pero la ficción de un Estado en funcionamiento puede ser
mantenida por mucho tiempo, especialmente si existe un consenso en las
plutocracias que dirigen Occidente en que la forma es mucho más
importante que la sustancia y que mientras exista la apariencia de un
Estado ucraniano unitario, todo está bien. Francamente, y sin intención
de ofender a ningún nacionalista ucranianos que lea esto, el Tío Sam
tiene pescados mucho más grandes que freír que encarar los problemas de
un “Kosovo v2” en Europa Central.
Las tendencias que he esbozado
anteriormente son, por cierto, solo tendencias generales. Habrá algunos
“zig” y algunos “zag” en este proceso, pero salvo que haya algún evento
importante e imprevisto, pienso que es hacia donde nos dirigimos.
Seguro, habrá una elección presidencial realizada en condiciones
grotescas; un oligarca totalmente corrupto como Poroshenko se comprará
una victoria, mientras el régimen respaldado por EE.UU. en Kiev y los
“Talibanes Ucranios” ajustan cuentas y se asesinan los unos a los otros.
Es muy probable que Rusia no intervenga con fuerzas militares; a menos
que la situación se vuelva realmente demencial, es más probable algún
tipo de acuerdo entre EE.UU. y Rusia, y Ucrania oriental tratará
encontrará un camino para ganar algo de dinero con Rusia. Crimea verá un
boom económico sin precedentes que atraerá mucha atención en el resto
de Ucrania que estará desesperada por conseguir alguna pequeña porción
del golpe de fortuna del que gozará Crimea. Como dicen “el dinero
habla”.
En cuanto a Obama, pasará a la historia como el peor
presidente de EE.UU. de todos los tiempos. Con la excepción del próximo,
por supuesto.
The Saker es un bloguero anónimo y colaborador ocasional de Asia Times Online quien escribe en The Vineyard of the Saker.
Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Central_Asia/CEN-02-040414.html