Apuntes en
relación al tráfico de influencias.
En los últimos días se ha instalado u
ocultado en los medios de comunicación, , según convenga y para que o quién, la
discusión sobre la actividad de distintos actores que se ofrecen para “aceitar”
las relaciones con los poderes políticos tanto nacionales como provinciales.
Solo para enumerar citaré dos: la
denuncia del Vicepresidente Amado Boudou en relación a las visitas que recibió
siendo Ministro de Economia: de un estudio jurídico y del presidente de la Bolsa
de Comercio , y la más reciente información de que Repsol tenía contratado a
Alberto Fernandez- ex jefe de gabinete de Nestor Kirchner- como “consultor”.
Como soy viejo ya no me quería
enganchar en discutir algo que es a todas luces conocido, “anque” a todas luces
todos se hacen los que “yo no se”. Quién que no sea menor de 35 años no
recuerda a Carnaghi diciéndole a Tato Bores “mire que yo manejo la botonera” (
de los teléfonos y de los nombres a los que había que visitar para obtener algo)
y los de más de 50 a Fidel Pintos amagando, ante el peluquero Don Mateo, sacar de su
bolsillo los teléfonos que obviamente
eran contactos importantes y le abrirían puertas.
Pero no obstante ello, y como se trata
de temas que hay que sincerar me parece que esto merece empezar a “blanquearse”
legalmente y poner entonces las actividades en el lugar que corresponden,
separando en términos teóricos la gestión de interés y
el lobby, ya que tienen definiciones distintas: mientras que quien realiza un
proceso de lobby es un tercero, profesional que gestiona el interés de un grupo
frente al funcionario o legislador, tal el caso de Alberto Fernandez que es
contratado como consultor, la gestión de intereses puede definirse como
“cualquier gestión que, basándose en una o varias actitudes compartidas, lleva
adelante ciertas reivindicaciones ante los demás gestores de la sociedad…”
(Bobbio, 1994).
Es decir que alguien públicamente salga
a defender el vino tinto y lo reivindique, no es lo mismo que hacer lobby
empresario con contactos en el Consejo Deliberante para que no hayan
restricciones para su venta.
El vocablo lobby se remonta a Gran
Bretaña, aproximadamente tres siglos atrás, cuando en la antesala de la Cámara
de los Comunes, denominada "lobby", aguardaban los comerciantes o
agricultores de entonces que querían llevar sus demandas e influir de esta
manera en los legisladores. Sin embargo, fue en los Estados Unidos donde el
lobby pasó de ser una actividad oscura vinculada con intereses espurios, a una
actividad lícita regulada legislativamente.
En Estados Unidos el lobby es una
actividad legal y reglamentada desde 1946 con enmiendas en 1995 y 2003. Allí el lobbying es una defensa de los puntos de
vista empresariales en conflictos públicos. Los lobbistas pueden ser
consultores, directivos de empresas registrados como tales, coaliciones,
asociaciones de comercio e individuos comunes que se valen de las redes
sociales para hacer oír su voz a los gobernantes. Pero rara vez se
autotitulan lobbistas, sino "especialistas en relaciones públicas o
consultores”.
Por otra parte,
en el sistema electoral estadounidense las contribuciones financieras para
campañas electorales juegan un papel muy importante. En las campañas
electorales de los miembros del Congreso (y no hace falta mencionar las
campañas electorales presidenciales) el apoyo financiero de lobbyistas es
indispensable. En contraste, las campañas electorales de los parlamentarios
europeos en general no son financiadas por agentes privados (aunque existen
diferencias entre los distintos países miembros).Cito esto último porque en la
Argentina el financiamiento político aún es un agujero negro y es cada día más
evidente que para hacer política en nuestro país se necesita cada vez más
dinero.
Pero es muy
importante señalar para los cuestionadores de la “calidad institucional” y
defensores del republicanismo que fue
Néstor Kirchner quién firmó en 2003 el decreto 1172
que regula la gestión de intereses. El texto establece que “desde el
presidente hasta las autoridades de organismos estatales con categoría
equivalente a director general, pasando por ministros y secretarios de Estado,
deben publicar
en Internet un registro de audiencias de gestión de intereses (o lobby),
definida como toda actividad con fines de lucro o sin ella, destinada a influir
en las funciones de esos organismos”.Y que en cambio pese a que desde la crisis
de representación política del 2001 a la fecha han sido presentados más de 25
proyectos uno de ellos en 2002 del senador Carlos Maestro, ninguno de estos se ha convertido en ley hasta
ahora. En todos los proyectos se parte de un concepto claro: el lobby no es
negativo o ilegal.
Las diferencias por las que no se avanzo en la legislación
no estuvieron vinculadas a si debían publicarse las agendas de los legisladores
(todos coincidieron que esto debía hacerse) sino a si regulación era un primer
paso hacia algo más grande (por ejemplo la creación de un registro de
lobbystas) o era un estadio final para regular la gestión de intereses. En
realidad, la mayor controversia estuvo vinculada justamente a esto, a la
creación de un registro de lobbystas.
Y esto es lo
importante, la creación del registro de lobbystas blanquearía desde que lugar
habla cada uno, evita las confusiones o las oscuridades, ya que si vas a un
programa de televisión y decís cualquier barbaridad a favor o en contra de
algo, el periodista si quiere o el panelista que conteste saca el registro y
dice, mire este señor es lobbysta de …
Para no aburrir a
los lectores me meto en el barro local, vamos a nuestra provincia, si uno ve
que el Diario Jornada de Chubut dice una cosa y además saca una foto de Jose
Luis Manzano en cuanto evento nacional o provincial aparece, está bien, ya que
Jose Luis Manzano es dueño del Jornada. Pero cuando Manzano va al velorio del
papa de Das Neves o visita la provincia en pleno debate de la renacionalizacion de
YPF, cualquier palurdo se daría cuenta que junto a su socio Aidar Bestene está
haciendo lobby para su multimedios y su empresa petrolera. Esta última empresa pudo
nacer por tres motivos importantes el primero su accionar como diputado
menemista que impulsó la privatización de YPF para que los jubilados vivieran
mejor, la segunda con sus estudios en norteamerica que lo vincularon al
antiscastrista Mas Canosa y que seguramente vio en Manzano un joven que tenía “aceitados
vínculos” con la clase política menemista. Eso le permitió a Mas Canosa a través
de Manzano avanzar en la Argentina, en el negocio que mejor conocen los
anticastristas, el de los medios de comunicación. La tercera la vinculación con
otro ex político como Aidar Bestene, que contaba con aceitadas relaciones con
las gerencias del Banco Chubut en la década del 90 y vio crecer su fortuna y vinculaciones hasta
transformarse, igual que Manzano, en un multimillonario empresario ( y
lobbysta), y se unen en el sector energético, uno controla Hidroeléctrica
Ameghino y los otros Andes Energy, párrafo aparte del colonialismo cultural no
es energía, es energy, que está asociada
a Repsol en la exploración y explotación de más de 30 áreas petroleras en ocho
provincias de Argentina. Además de ser accionista de Edemsa y Edelar, ambas
distribuidoras de energía eléctrica en Mendoza y La Rioja respectivamente.
Es decir Manzano
estuvo hace unos días aquí y seguramente pudo reunirse junto a Bestene con gente
del gobierno provincial para garantizarse estar cerca del reparto de tajadas
locales de YPF.
Quiero terminar
esta nota uniendo ambas situaciones, el control de los multimedios y la función
de lobbystas, tomando prestado un párrafo
de Mario Wainfeld: “Sonará alguna vez la hora de analizar, en la aldea dominante y
concentrada, ¿cuánto pesa la pauta privada en la línea editorial? No es, hasta
hoy, asunto que interese a empinados cronistas o editorialistas. Eppur, los
pesos o los euros algo muoven. Quién le dice, estimulan voluntades o
decepciones: como efecto colateral de un cambio formidable, muchos
protagonistas perderán interesantes pitanzas, en el mundo periodístico o en sus
arrabales. Tal el caso del ex jefe de Gabinete Alberto Fernández. El hombre es,
apenas y nada menos, la punta de un iceberg que abarca ñoquis privados
subsidiados, suscripciones a newsletters que nadie lee (pero sí paga) y otras
variantes ingeniosas.
Digresión
módica: defenderse, aun estando muy en offside como Fernández, es derecho de
cualquiera. Escudarse tras el recuerdo del ex presidente Néstor Kirchner, que
no puede desmentirlo, un recurso de baja estofa. Sin contar que cuesta creer
que en 2008 Kirchner se interesara en el futuro laboral de “Alberto”, recién
eyectado del Gabinete y transformado ese mismo día en informante VIP de Clarín.”
Rusvi
Tahan
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