miércoles, 24 de abril de 2013

Una ambulancia automatizada recoge cuentapropistas




La visión que se nos presenta en este tramo de la puja política nacional da lugar a un sinnúmero de interpretaciones, curiosamente todas tienen algo en común enfrentan, en la arena nacional, a un Estado aún maltrecho contra el modelo socioeconómico neoliberal que se niega a retirarse.
Para colmo de males, diría mi padre, algunos soldados del Estado son eso, están allí por la soldada, es decir la retribución que ello implica, con lo que su convicción empieza y termina cuando sospechen que ya no pagará ser parte de ese bando y allí puede darse el caso, como en aquella película épica en cinerama “ La caída del imperio romano”, que si pasa un carro de guerra tirando monedas ( o cargos) los centuriones y sus legionarios se pasen de bando.
Pero dejemos al pobre Estado donde esta, pugnando por demostrar que lo constituyen  tres poderes que ( para dar una metáfora católica son una unidad como el padre, el hijo y el espíritu santo) y no que, como se da en la actualidad,  haya dos poderes que le respondan  y un tercero que, salvo honrosas y curiosamente en estos días excepciones como lo de Pedraza, responda al modelo capitalista   ( digamos, ya que estamos con las metáforas católicas, el diablo).
Me interesa hoy analizar dos cuestiones la primera y , si no fuera tan real, más graciosa, esa especie de Obra Social prepaga que el modelo neoliberal ha creado en la Argentina por el que hay una ambulancia manejada por un chofer que se llama: “interés individual” que recoge y reagrupa a una banda de cuentapropistas políticos que han patentado, comprado o heredado un copyright político   ( léase sello de goma en términos más de militantes) y les permite armar UTEs ( Unidad Transitoria de empresas pymes o mejor diríamos travestismos) que le garantizan seguir en ese tipo de política, garantizando su soldada parlamntaria u otros lugares con total desprecio por su historia, sus votantes y la Nación entera.
Esa ambulancia además gira permanente y por todo el país permitiendo esotéricas reagrupaciones localistas, en digamos clínicas de campaña, como las del ejército, es decir se arman para recibir los heridos, recauchutarlos y reagruparlos,  que, si no fuera porque los medios dominantes han apagado la luz de la realidad, obligaría a los ciudadanos que los votaron a escraches y hasta furia destructiva sobre ellos.
Bueno, como ya se imaginaran,  me refiero a un combativo Pino Solanas, peronista él, de izquierda él, asociándose a Lilita Carrió, radical ella, ARI ella, pero sobre todo ella. O a Victoria Donda, la vedette del congreso, asociada a Prat Gay. A radicales como Gil Laavedra que duda aún en que  clínica se dejarán bajar. A De Narváez que pone la guita, que su buen contador le salva de pagarle a la AFIP, es decir pone nuestra guita, en propaganda de calle y televisiva donde se presenta como un nuevo tipo de superhéroe que se llama: “vos”.
Para pensar en lo local los dejo a su gusto.
Ustedes lectores me dirán que allí hay de todo, que Prat Gay o De Narváez no necesitan laburo pues uno rápidamente puede ir al JP Morgan y el otro puede abrir en un periquete una nueva aerolínea super segura. Error amigos, si el Partido del Estado triunfa, y lo hace como corresponde, tendrán que ser más creativos y deberán gambetear la pobreza ,una pobreza distinta a la nuestra, obvio, se acabaran los negocios financieros y las empresas insolventes.  
Argentinidad al palo si la hay, esa  ambulancia del capitalismo neoliberal es también una creación nuestra. No hay casi ejemplos en el mundo, que estos dirigentes admiran, por derecha o izquierda que permita están curiosas migraciones gerenciales. Muy por el contrario en casi todos los países sacar los pies del plato, votar en contra del partido político por el que asumiste y otras cuestiones tan pedestres son casi un suicidio. Nadie piensa  en España, Francia, Alemania, Gran Bretaña , que un parlamentario saque así nomás los pies del plato. Y, aún si me lo ponen de ejemplo, en EEUU hay veces que los demócratas o republicanos votan diferente a la postura mayoritaria, pero lo hacen en general atendiendo a cuestiones que consideran estratégicas o a los lobbys que eelos mismos representan y a los que la sociedad ha consentido. Seguro hay excepciones, que como aprendimos en matemática confirman la regla.
La segunda cuestión está íntimamente ligada a la anterior y es el mantenimiento de la bandera de la anti política como mensaje social destructivo del Estado. La anti política, que reúne a un entusiasta ejercito qu los 4 D, 11 E, 13 F, o 18 A, marcha porque se siente estafado, incomprendido, ahogado por la AFIP, censurado por un gobierno fascista hitleriano, es el arma más poderosa con la que cuenta el actual modelo neoliberal, que aún en crisis se resiste a desaparecer, en parte porque entró con tal carnadura que en general solo se lo critica en sus aspectos más visibles, la economía devastada, el enriquecimiento de unos pocos, el hambre popular, pero no en aquel exacerbado individualismo que a través de la cultura ha logrado poner en la matriz de muchos de nosotros.
No obstante pese a su esfuerzo por reeditar permanentemente el 2001 a través del gordo Zanatta, Majul, Oppenheimer, Bayly,  Castro ( no Fidel Dios me guarde), y toda la peña, lo que está sucediendo es que la sociedad se ha dividido entre los que creen en el Estado y/o la política, y militan o adhieren y los otros. Pero en un proceso de discusión  durísimo que atraviesa y revitaliza a la sociedad.
Quizás lo más curioso sea que hay un sector que se considera politizado y cree tener derechos, por su formación y su historia, que desplazado  por la nueva corriente de gente de a pie politizada le hace el juego a la anti política diciendo que ya está bien con tanta división, con tanta crispación, que eso en Europa y las Universidades del Primer Mundo no se consigue. Que hay que bajar un cambio.
 Mucho me temo que no que no hay que bajar ningún cambio, hay que meter más gente, desarmar la Obra Social , detener la ambulancia y fortalecer aún más a un Estado que debe, tiene la obligación, de fortalecerse para, como minimo, mediar entre el capital y la gente.
La reforma judicial, y, agrego la de una burocracia compenetrada, si se logra democratizarla, es regresar a la unidad necesaria para defender el Bien Común.
Rusvi Tahan

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