Pierre Vilar analizó, en una obra fundamental, las
recurrentes crisis financieras españolas de los siglos XVI y XVII. La más
fabulosa, la quiebra del Reino decretada por Felipe II que llevó a la ruina a
los nada tontos banqueros alemanes Fugger. Alemania perdió desde entonces su
lugar central financiero a favor de Londres.
Ahora bien que quiero traer hoy a la mesa, una reflexión,
quizás una audacia, con las prevenciones de un pequeño ensayito, una mirada
comparativa de dos momentos de la historia de España, ambos referidos a su
relación con América.
El primero en el siglo XVI, España a través de una banda de
asaltantes , y con la inestimable ayuda de la viruela, conquistó, asesinó y
robó el continente americano generando en pocos años, no mas de 30 o 40, una
fabulosa transferencia de riqueza en forma de oro y plata de América a Europa.
Esta transferencia si bien ayudó a consolidar el poder
Español transformándola no solo en la potencia más importante, sino
proyectándola como una potencia duradera, en relación a su pueblo no logro que
estos vivieran sustancialmente mejor. Esto no fue posible básicamente por la
chatura de los “Grandes de España” que, apoyados por Carlos V, aplastaron los
intentos de sus burguesías de obtener parte de la riqueza americana y una
distribución del poder mas equitativo. Contrariamente, la rebelión de las
ciudades españolas fue aplastada por los nobles, España quedó atrapada en un
régimen de monoproduccion de lana que engordó el poder de los empresarios
textiles de Flandes primero y de Inglaterra después. Finalmente la llegada del
oro americano provocó, una ola especulativa, un enorme consumo suntuario
satisfecho por franceses e italianos y un proceso inflacionario que sepultó los
ingresos del pueblo español condenándolo a la miseria por siglos.
Una curiosa reedición cuasi cómica de esta tragedia se dio
en estos últimos 30 años. Muerto Franco y enmarcados en un proceso de restauración
democrática y a caballo de ser, por entender la lengua mayoritaria de América
Latina las empresas españolas , apañadas y ayudadas financieramente por el
Estado español produjeron un segundo en América. Ahora, a fines del siglo XX no
venían Cortés, Pizarro, Balboa o Almagro. No, sino la versión remixada Villalonga, Matta, Brufau. La misma mierda en
concepción. La misma chatura, el mismo deseo esquilmatorio.
Y la historia se reiteró, el crecimiento de España se
consumó en cosas suntuarias en hipotecas impagables , en consumo fácil, en
menosprecio no ya a “los Indios” sino a la versión nueva de “los Sudacas” y no fue España y su pueblo las que terminaron
creciendo seriamente, es Alemania quien esta vez se queda con todo. Y el
destino de los españoles, gracias a la soberbia de sus clases dirigentes, y a
un sentido común colonial y colonizado de sus grupos medios, como antes era cuidar las ovejas para que
Inglaterra crezca, hoy será hacer las camas para que los alemanes vacacionen.
Mientras tantos les bastará a sus clases dirigentes
traidoras, agitar el fantasma de que ya no serán de la zona euro, de que están
sin el trabajo ( aquel que despreciaban y lo dejaban para que los tomaran los
negritos o morenitos), para como en Grecia votar conscientemente su propia
condena, abrazando la religión neoliberal.
Rusvi Tahan
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