A principios del siglo pasado, en el Territorio Nacional del
Chubut, la frontera era enormemente porosa y se produjeron numerosos casos de
cuatrerismo, algunos con episodios de violencia y muerte. Para imponer el orden
en la región cordillerana se creó un cuerpo especial conocido como Policía
Fronteriza y se la dejo al mando de un oficial de origen austriaco Mateo
Guebar.
Hace unos años realicé una investigación sobre el
poblamiento de la frontera chilena realizado desde la Argentina, para ello
entreviste a viejos pobladores de la comarca andina que, de origen chileno o
mapuche la mayoría, tenían un tristísimo recuerdo de la fronteriza, en especial
de Guebar y sus métodos violentos.
Guebar decidió que Rawson no era lo suficientemente
expeditivo en resolver los casos de cuatrerismo y que, para la época, era
demasiado garantista, a los reos que el consideraba sin recuperación posible
era inútil mandarlos a Rawson, pués allí entrarían por una puerta y saldrían
por la otra, no se si les suena el argumento.
Por ello es que instauró el “Intento de Fuga”, es decir los
mataba sumariamente, los enterraba en cualquier lugar y después mandaba un
informe que explicaba sucintamente que: los reos, bandoleros de mucho cuidado, habían
intentado fugarse.
Traigo esto a colación del, tristemente, más famoso de los
intentos de fuga de nuestra provincia, del que ayer se cumplieron 40 años, para
recordar que tenemos, por desgracia, antecedentes regionales importantes de esa
solución sobre los que se consideran “irrecuperables”.
Así mismo me parece importante, seguir la otra línea histórica
que converge en la Base Almirante Zar y señalar que lo que pasó en la Base es continuidad del pasado de violencia sobre
el pueblo, y en especial sobre el pueblo peronista, de la marina de guerra.
Nuestra aviación naval, dependiente de la marina de guerra
tuvo, y eso es importante tenerlo siempre presente, su primer bautismo de fuego
no sobre un enemigo externo sino sobre la multitud que en Plaza de Mayo había
salido a bancar a Perón.
Un poquito de historia en junio de 1955 se inició una
asonada contra Perón que terminó mal, aunque anticipó la de septiembre y la
historia sangrienta de la “libertadora”, en esa asonada que tenía como
principal objetivo asesinar a Perón, se decidió bombardear el refugio de Perón,
y como el pueblo había ocupado la Plaza de Mayo, los pilotos enfurecidos
lanzaron las bombas sobre la gente sin miramentos, y luego “valientemente”,
anoticiados de que el intento había fracasado se escaparon a Uruguay, entre ellos
el después celebre Brigadier Cacciatore.
En setiembre del 55 se logró finalmente echar a Perón, en
ese día la Marina amenazó con borbardear los depósitos de combustible sobre el
Riachuelo y los tanques de gas sobre la General Paz, a metros solo de los
principales edificios de departamentos que el peronismo había construido.La
figura del Almirante Rojas creció en importancia y en espíritu violento.
Hay una línea conductora
entre el Almirante Rojas, Massera y los recientemente juzgados espías de este
siglo XXI de Trelew, todos de la marina.
Su desprecio por la vida humana emparenta a la Base Zar del
22 de agosto de 1972 con la ESMA.
La Marina de Guerra es sin dudar, para mi, el centro de una oscura
conducta de clase y la usina de la versión más descarnada del pensamiento liberal – fascista, un oximorón que ellos lograron unir con una ensalada de conceptos
que versan desde la libertad de mercado hasta la imposibilidad del pueblo de
conducirse y la proclividad de ese mismo pueblo a ser tentado por demagogos o
marxistas, ambos del lado del mal y que deben ser exterminados.
No sé si eso, tan metido en el disco rígido de su
conducción, ha logrado cambiarse en estos años, en especial desde la asunción
de Nestor Kirchner y en los últimos tiempos
de la Ministra Garré, espero que sí.
Aún me duele en el pecho la peor de las defecciones del
campo popular, en el sentido simbolico, el abrazo de Menem con el Almirante Rojas.
La justicia, lenta, muy lenta, y la historia, ambas
impulsadas por el rechazo inmediato que, en ese agosto, tuvo el hecho desde ese pueblo chico que era Trelew. La ciudad de Luis
dando un portazo a la historia no se tragó más la versión del “intento de fuga”
y la indignación corrió como reguero en toda la Argentina.
Rusvi Tahan
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