Mis oídos no daban crédito al escuchar por la radio el discurso de ayer de Lilita Carrio en el Gran Rex. Como una bien montada obra teatral, para los porteños del centro, los miles de Prats Gay, y los radicales resucitados, la actriz principal me aclaro que ella quiere a los pobres peronistas, siempre engañados por un choripan y una birra.
La verdad es tan desembozado el desprecio por los pobres que tiene esta chaqueña, que se agolpan las Meijide, las Bulrich y demás mediopelaje para aplaudir un modelo que seguramente tendrá los votos que este país depara a todos aquellos que tienen claro como las clases medias piensan de fondo.
No importa que allí estén en fila los que votaron el descuento del 13% a los jubilados y los empleados públicos, que se agolparon para meter la Banelco en el bolsillo de los senadores.
No ella, Prat Gay y demás son impolutos.
No me extenderé estoy un poco asqueado del juego de las siete diferencias, de los que no se diferencian en nada. Ayer TN les dio todo el espacio. Que les aproveche.
Rusvi Tahan
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