domingo, 28 de marzo de 2010

Cancionero

Corre dijo la tortuga
Atrévete dice el cobarde
Estoy de vuelta dice un tipo que nuca fue a ninguna parte
Joaquín Sabina


Tengo por costumbre, casi diría por necesidad, trasladar las letras de canciones que me gustan a un escenario con hechos y personajes reales. Es así que muchas veces me encuentro entonando un tema y fabricando imágenes en mi cabeza tomando ejemplos de la realidad.
Esto, que alguna vez incluso intente llevarlo a un pequeño audiovisual, finalmente nunca lo hice. Hoy quiero contarles que pensaba, cuando ayer escuchaba en mi auto este tema de Sabina.
Lo primero que se me vino a la mente es la política argentina, los personajes imperdibles de esa política.
La tortuga es, de cajón, patrimonio de los radicales, sayo que le montaron a Illia, pero que la verdad para no usar algo peor bien le cabría a la Alianza con delaruina a la cabeza. Me venían a borbotones mientras el estribillo se repetía, las imágenes de De La Rúa y la vieja Fernández Meijide, ambos hablando circunspectos, serios, con altura, ambos tomándose tiempo para aplacar el hambre de los pobres, revisando el clientelismo en el Ministerio de Desarrollo Social, con tanta minuciosidad que dos años después tenían el Ministerio paralizado, o pensando, luego de un año, como única respuesta a su descalabro mental rebajar el 13 % de los sueldos a los empleados públicos , los docentes universitarios y los jubilados, todo entre el 1999 y el 2001. Imagínense la lentitud de sus mentes rodeadas de verdaderos velocistas para cagar al pueblo como Domingo Cavallo y Patricia Bullrich (la piba) que ahora con Lilita comanda el grupo A.
Como no pensar en Reuteman y Macri cuando se escucha “atrévete dice el cobarde”, quién no recuerda las imágenes de Reuteman bajándose de los autos sin llegar casi nunca a destino o bajándose de la candidatura a presidente porque “ vio algo que no le gusto”. Más ejemplo de cagazo que eso. O Macri que se envalentona rodeándose de culatas, profesionales de la gorra, de la federal y los servicios, espiando como el Sr. López por la cerradura a sus opositores, tanto sean políticos , como empresarios que a la sazón son lo mismo para la “nueva política” que este tipo encarna.
Y finalmente, y como no podía ser de otra manera, ver como regresan las izquierdas vernáculas diciendo que la revolución esta a la vuelta de la esquina, previa parada quemando gomas con la Sociedad Rural y apostando todo a la derrota de los Kirchner en manos de la derecha y soñando que ellos con él, pongamos 15% de los votos, derrotarán a la derecha en el siguiente turno. Ver cómo están de vuelta estos que nunca fueron a ninguna parte, donde el juego que arman de la perinola política los del MAS, MST, PCR, las CCC, el PO y ahora Proyecto Sur nos dirá “pierden todos”.
Obvio primero los pobres.
Rusvi Tahan

martes, 23 de marzo de 2010

Describiendo al Grupo A

Hoy me copie, este tipo escribe mejor que yo, pero Me pareció muy interesante porque de este tema es al que nos referimos algunos sobre la batalla cultural. Esta batalla cultural es sobre cada cosa de las que se dicen, que nos aproxima al pensamiento del grupo A, a cada uno de nosotros, que podríamos decir graciosamente y seguro sinceramente no nos sentimos del grupo A , pero para no serlo hay cada día que hacer un esfuerzo para separar la paja del trigo de esa cultura invisible. Como educadores, cada día deberíamos analizar nuestra relación con la enseñanza, como personas de la cultura nuestra relación con los medios, como personas políticas nuestra opción militante, estamos obligados a vernos en ese espejo, y quedarnos frente a él o corrernos a un lugar distinto. Lo difícil es que nos cambian el arco cada día, hoy el tema es la inflación, luego el de hay que pagar la deuda , luego el de hay que no pagarla ( los mismos que la contrajeron), mañana la violencia, pasado y a correlato la inseguridad, luego el del “clientelismo”, luego el de la impolítica de son todos iguales y todos corruptos, luego el de la cultura republicana, luego el de la democracia delegativa, luego él se jubilan sin haber aportado, luego los jubilados anteriores y los nuevos antes criticados ante la Asig. Universal por Hijo el de: “ son tipos que no les gusta laburar y por eso tienen hijos y cobran subsidios”, luego……. Y asi hasta el infinitum de la construcción de sentidos de la modernidad capitalista, que nos corre el arco.
Rusvi Tahan




Por Horacio González *

Ciertas entidades políticas son muy ensordecedoras aunque no tienen nombre, no poseen siglas ni banderines. O bien, tienen un nombre insípido, volátil, intrascendente. Como pertenecen al espíritu de la época, parecen casi inexistentes. Son etéreas, aceptan ser denominadas por esquemas rápidos, descripciones de apariencia casual. Para darse nombre se inspiran en situaciones momentáneas, el lugar en que se reunieron por primera vez, una calle, un día, una palabra casual apenas borroneada, lo primero que se tiene a mano. Grupo Esmeralda, Grupo Talcahuano, Grupo de los 20, Grupo de los 8. Las contingencias del nombre, un mero préstamo del abecedario, del nomenclador urbano, de la aritmética, de la numerología, no obsta para que algunos de ellos hayan perdurado más allá de la urgencia de su nacimiento ni que su destino histórico haya sido en su momento pertinente.

El grupo A fue el nombre de urgencia que recibió hace un par de meses una escueta mayoría parlamentaria. Según parece, inspirada en el rápido espíritu catalogador de la diputada Bullrich. Posee la aparente inocencia de una distribución espacial parlamentaria. Las mayorías y minorías se otorgan nombre, a veces con esas mismas palabras que surgen del vocabulario técnico parlamentario. Otras veces se buscan nociones topológicas que se convierten en alusiones ideológicas: recordemos “la montaña” que, según es fama, eran los diputados de la convención francesa ubicados en la parte de arriba del recinto parlamentario. Izquierda y derecha, como se sabe, fueron nociones espaciales que luego la historia cargó de contenido.

Una imaginación administrativa necesitada de denominaciones no comprometedoras divulgó el nombre de cierto Grupo A, esas nuevas mayorías parlamentarias operando el día específico de apertura de la Cámara baja. Se dirá que no existe ahora tal grupo A, que no encaja dentro de las tradiciones y prácticas parlamentarias, que han sido superadas las circunstancias de su surgimiento y que cada sector parlamentario reasume ahora su nombre. Pero no es así, el Grupo A –tal cual, con su nombre inocente, nombre de mercería, de juego escolar– es una fuerte malla coercitiva, una razón de época invisible pero tiránica, un armazón que domina conciencias a la distancia, desde un no-lugar. Pero, en verdad, es un tejido cultural poderoso, traduce intereses sociales que son más homogéneos que lo que se piensa, aunque las divergencias ideológicas son más visibles de lo que a veces se percibe. No obstante, por encima de todo, con el fácil pretexto de una mal explicada hipótesis republicanista y moralizante, expresan una alianza cultural fundada en un impreciso malestar social que es una disconformidad difusa, ni ilegítima ni incomprensible, pero terreno de operaciones de un estado mayor clasista de las derechas recicladas en medio de graves culturas mediáticas y sus taumaturgos de turno.

El Grupo A actuó en el tribunal atroz que se levantó contra Marcó del Pont, en las reivindicaciones videlistas de Duhalde, en la presunta alianza de Carrió y Solá, en la vendetta sobradora de alterar las proporciones de las comisiones del Senado, en el reaccionarismo encubierto de los despreciativos chistes de laboratorio de Luis Juez, en la creencia de que proseguir la tarea de citar judicialmente a los represores de antaño serían “jugadas del Gobierno”. Actúa también el “grupo A” en los editoriales en comandita de los grandes medios de comunicación, en el sarcasmo vertiginoso de los movileros, en el ocasional diálogo en un taxi, en los anónimos comentarios de la prensa digital, en los libros de ocasión con investigaciones inquisitoriales, en los melosos salmos de muchos presentadores de televisión. No es omnisciente ni excelsamente ubicuo. Pero es una realidad social en parte artificial y en parte fundada en oscuras corrientes emocionales de la sociedad, que nadie debe eximirse de examinar acudiendo a la imaginación política y el siempre válido estremecimiento intelectual.

En su concisión simultánea de realidad y entelequia, “grupo A” es el nombre de fantasía con el cual se persignan los usufructuarios de una extraña hegemonía cultural –el “enigma argentino”– que goza de sus penumbras pero origina un vocerío estentóreo, la ronca lengua de los sacristanes del poder real. Tiene muchas ramificaciones y sectores, estilos personales y rencillas internas, juega con izquierdas y derechas. Vive quizás de la ilusión de que en otro momento podrán recuperar lo que fue la identidad de cada uno o lo que cada uno imaginó para sí. ¿Cuándo? Concluida la misión común que un marginal maestro de ceremonias del suburbio definió como “sacarse de encima al loco”. Entonces todos volverían a sus casilleros. El crítico por derecha volvería a sus casamatas visibles tanto como el crítico de izquierda retomaría sus recoletas tribunas. Pero son derechas e izquierdas sobredeterminadas por el espectral “grupo A”. No son libres, no son emancipadas, son prisioneras de los dictámenes de la fuerza sin nombre, sin neologismo ni cucarda, son los oprimidos por el embrujo del Grupo A, ese cuerpo sin órganos.

Claro que en cualquiera de esas denominaciones hay hombres y mujeres dignos, que siguen actuando por ideas y saben ver con lucidez la enorme fuerza abusiva que se ha forjado, esgrimiendo intereses oscuros –es cierto que muchas veces se muestran a la luz–, aprovechando errores de las políticas públicas, incluso la de las más progresistas. Todos somos responsables de nuestras opciones, pero también del derecho a preguntar: ¿es más cómodo ese invisible hilo conductor que desemboca en una obstinada derecha irascible que sumergirse en el arduo laberinto del que puede resurgir una sólida política popular? Cierto, el ágora comunicacional y estratégica del grupo A no deja de tener sutiles publicistas (aunque enceguecidos de odio, a veces refinado, a veces grotesco) y aceptan asombrosamente recrear su propia “ala izquierda” a la que escuchan con fingido interés. Total, es la izquierda del Grupo A, arrastrada como furgón quisquilloso de una época ya definida como la del fin de los derechos humanos. Estos estarían destinados en los cálculos futuros de los miembros espectrales del G-A, a ser un nomenclador administrativo soportable y no como lo son hoy, una tribuna de recomposición del pasado, de reflexión sobre las injusticias producidas por sanguinarias máquinas insociales y un concilio social de reparación por medio de meditaciones siempre abiertas sobre la condición humana. En el monolingüismo de esa letra A, ¿caben realmente las añejas creencias emancipatorias?

No es fácil nombrar y descifrar este entresijo de la Argentina contemporánea que lleva a crear un nombre operativo que es en verdad un nonombre. Sin embargo, el grupo A falla. Ya ha fallado. Pero su voz de socavón, retrasos y cerrazones está aliada a los grandes poderes de la época, los taumaturgos del pánico colectivo, de la teoría bursátil de la existencia, el subibaja refinadamente cruel de los valores de la vida. Para que no prosperen, faltan pedagogías innovadoras, palabras revisitadas, nuevos conceptos, esto es, la reconstrucción de la vieja alianza entre hechos y palabras. Muchos ciudadanos que son portadores de un itinerario de demócratas genuinos, ligados a las transformaciones del país, comprensiblemente molestos por demoras, desvíos o errores, han permitido que confisque sus pensamientos esa letra A del nomenclador de los operadores de miedo y el desmantelamiento cívico. ¿Vale más la pena estar en el cinturón de la Gorgona con su ristra de serpientes, aunque haya momentáneos lucimientos, que en el lugar contradictorio y doloroso donde aún se halla la posibilidad de proseguir viejas tareas libertarias?

Es que en los del grupo que ha articulado la letra A debe percibirse que, en nombre de la república, atentan contra ella; en nombre de la democracia, la debilitan; en nombre del procedimiento, lo convierten en bizantinos pretextos; en nombre de la ética pública, la transforman en una amenaza al anfiteatro donde se revelan las vidas que surgen del hangar moral de la historia.

Muchos quisieran evadirse de la fuerza fantasmal del Grupo A o no atinan a identificar el origen retrógrado de su imán, esos refinados hilos que teje una época en la que se escuchan los cánticos que preparan el gigantesco retroceso. A ellos nos dirigimos. Lo actuado por este gobierno y cualquier otro debe ser objeto de crítica y éstas deben tener audibilidad legítima. No debe existir gobierno que no desee esas críticas. En verdad, un gobierno es y debe ser algo que vive inmerso en ellas. Pero a quienes el Grupo A los arrastra con sus cabellos de Medusa –¿qué hace allí un Giustiniani encadenado, rebotando contra los arrecifes?– los llamamos a que se desembaracen de la tela de araña inasible que los sujeta, esa impalpable pero estruendosa maraña serpenteante, casi una inocencia de manual académico, pero en verdad grado cero de la brutalidad institucional: el glutinoso Grupo A. La arenga o la conversación de los hombres dignos, justamente insatisfechos, puede y debe estar en otros lados.

* Sociólogo, director de la Biblioteca Nacional.

sábado, 20 de marzo de 2010

Ser o no ser, esa es la cuestión.

Asi reflexionaba el Príncipe de Dinamarca. Así creo reflexionan los que se dan cuenta del avance, paso a paso, a lo Merlo, de la derecha en toda América Latina y luchan por encontrar más espacios de unión que de desencuentros. El sino de todo el arco de centroizquierda. Conste que no uso la palabra progresista. Es que he decidido a partir de hoy borrarla como sinónimo de cambio. El progreso, esa figura de la modernidad que da cuenta de la parusía cristiana, aquel plano inclinado que conduce, “siempre”, a algo mejor, no es ya mi norte. El progreso no conduce, ni condujo, y esto es empíricamente demostrable, “siempre”, a algo mejor. Esto clarifica porque dentro del mote “progresista” esté desde Carrió hasta Solanas en Argentina. Y Fernando Henrique Cardozo hasta Plinio Sampayo en Brasil.
Así se da la paradoja que tanto Lula como Cristina Fernández, son criticados por derecha e izquierda. Y que en lo básico esas derechas y esas izquierdas terminen trabajando para los mismos patrones.
No es que Lula o Fernández sean revolucionarios, ¡Dios me guarde!. Lo que sucede es que leyendo lo que han hecho en algunos campos de la realidad, objetivamente han avanzado un poco más que aquellos, incluso que han gobernado, como Alfonsín con su idealización de la democracia y sus acciones en derechos humanos, o como Menem en sus promesas de salariazo y revolución productiva.
Y también siendo objetivos con la historia, puestos a gobernar lo han hecho, con más ahincó y coherencia para el campo popular, en el rol de devolverle al Estado su función de árbitro entre los poderosos y los débiles rol que el neoliberalismo le quitó,y le quitará si vuelve.
La Alianza en la Argentina y Cardozo en Brasil subieron con un discurso “progresista” y terminaron consolidando el modelo de los ´90.
Esto lo estoy escribiendo para clarificar por que pienso que los que hoy acompañan a la Coalición Cívica de Carrió o al Pino Solanas, y podría poner nombres y apellidos de compañeros -amigos históricos, están trabajando para la derecha. Es que ellos se leen progresistas y eso significa desde el verso del “republicanismo” que enlodan en cada movida para cagar al gobierno, hasta el discurso de la Protección Ambiental, y los Recursos Naturales que enlodan al negarse a usar las reservas para saldar deuda pública.
Deuda trucha, seguro, pero que y esto lo sabe hasta el más salame, ya fue refinanciada, cancelada en partes, atomizada en acreedores pequeños, etc. Etc. , lo que hace imposible su no pago.
Lo que es posible es su investigación y con esa investigación enjuiciar a los culpable. Me parece, y esta es una propuesta que seguro han hecho otros más inteligentes que yo y si no podría tomarla Claudio Lozano por ejemplo, aunque no se como haria para convencer a los obispos que cotidianamente lo consultan, me parece que si se los plantea, no lo invitan más como consejero, hasta Carlos Custer lo putearía, pero allí tiene un norte y es que el tema de la deuda exige un “Nunca Más” económico, y un juicio y castigo a los culpables. Con ello habremos saldado la deuda más importante con aquellos, que murieron, por la violencia o el hambre, de aquellos que han vivido en el infierno de la marginación y empezaremos a reconstruir también la idea de que todos pagan sus culpas. Los milicos por ser los personeros de….. y los que condujeron a los milicos por autores intelectuales del saqueo.
Con ese “ Nunca Más” incluso podríamos recobrar parte de lo que pagamos, con los seguros de cambio de Cavallo, las tasas subsdiadas del Nación al agro en 1976-82 que los gauchocratas tomaban en una ventanilla y cruzando la calle la depositaban en las ventanillas de la Financiera Bullrich por ejemplo. O se piensan que el apellido no viene con manchas. Con el plan Bonex, el Brady, el Megacanje y el Blindaje. Y lo recobraríamos con bienes tangibles en la Argentina. Pues sus beneficiarios están entre nosotros, aunque tengan una parte en las iIslas Caiman, como parece tenerlas Luis Juez.
Y ya que hablamos de Juez, hay un pequeño problema. La Justicia. Si el progresismo piensa que está mal juzgar al Coronel Sarmiento, haciéndose el distraído de que obscenamente su hija se encargo de tensar la cuerda contra el gobierno al meterse a legisladora, cuando debía moralmente haberse excusado, entonces pone todo en la misma bolsa, el enfrentamiento con el gobierno está por sobre el imperio de la ley, por ello suena difícil un Nunca Más de los genocidas, demorado día a día y un Nunca Más de los ladrones de guante blanco, este último mucho más difícil que el anterior, ya que los muertos que generaron los ladrones no se cuentan, se leen como daños colaterales de los cambios económicos.
Fíjense, esta señora jueza y cientos de jueces en todo el país han hecho un cursus honorum desde la dictadura, tienen una mentalidad de derecha, son parte esencial del estado neoliberal. Si no se avanza sobre la justicia, la justicia (digamos el poder económico concentrado a quien ella mayoritariamente representa) transformara la acción política en un vacio. Y ese vacío solo podrá ser llenado por la anti política. Hay mucho soporte teórico en esto que les cuento, pueden los que les interese leer a Rosanvallon, en “ La Contrademocracia”.
Por todo lo expuesto yo ya no seré más progresista. Y combatiré a los progresistas.
Rusvi Tahan

jueves, 18 de marzo de 2010

En la búsqueda de un tema

La verdad es que aún no me decido claramente por el tema de mi nota.
No es que no tenga temas, los temas sobran. Lo que me ha detenido hasta hoy es si insistir sobre los tópicos cotidianos que se reiteran sobre nosotros. Topicos que todos los días dan para una nota entre triste y risueña.
Si hoy :
Me dedico a Das Neves,para señalar que ha dado una muestra de debilidad al tener que armar el mismo una agrupación que diga que el mismo conduce. Es decir ya no tiene a nadie que arme algo por el compañero Mario. Una muestra de debilidad política y una muestra del modelo Chubut, si el no lo hace no lo hace nadie, para no quedar pagando.
O quizás me dedico a Carrio que ahora se ha transformado en una actriz, con lo que no se sabe si es loca, tiene doble personalidad o es una mentirosa.
O me dedico a Luis Juez, quién fundó el Partido Nuevo, denunciando la corrupción de la política tradicional y se gano el apoyo y los votos de la antipolitica. Y ahora parece que tiene 5 palitos verdes en las Islas Caimán. Acá va mi primera digresión, Mussolini denunció a los políticos de corruptos y de todos los males de Italia y fundó el “Ordine Nuovo” ( que parecido a lo de luisito).
O me dedico a la cagadera de Menem.
Bueno esto último merece una nueva digresión, la única manera de que no nos siga cagando es que él se vaya por el inodoro. La verdad es que todo el que votó a la Alianza ver a Morales en una foto con Menem debería también descomponerlo.
Aunque a juzgar por lo que le sucede a algunos grupos medios , lo único que los descompone, es que se le queden con la guita del Banco.
O me dedico a escribir sobre el vicepresidente Cobos y que siga haciendo todo lo posible para traicionar a su Presidente.
O me dedico a deprimirme al ver a mi amigo el Chango Cardelli en una foto con la gente del Partido Comunista Revolucionario. O dando maquina en una reunión de jóvenes universitarios sobre la cagada de este gobierno, mientras Pino se regodea con la gorda.
La verdad es que temas para una nota tengo, lo que hoy no tengo es ganas de desarrollar mucho las pálidas de la derecha y sus amigos actuales.
Invito a mis amigos a ayudarme con alguna nota.
Rusvi Tahan

jueves, 11 de marzo de 2010

11 de marzo

Hoy es un día especial , para mi y para todos los que militamos desde hace muchos años. Es el día de Campora.
No obstante me voy a cruzar la cordillera, es el día en que Bachelet le entregara el sillón presidencial a Piñera. Es un día símbolo, el día que la derecha en Chile reasume sin bayonetas. El día que Aznar estará a sus anchas diciendo: volveremos en España, pues como en Chile el socialismo es un fracaso. Y seguramente está en lo cierto, el socialismo español también se edifico en la imagen del tu puedes ser igual que los alemanes, mientras Repsol y Telefónica le quitan la guita a los de América Latina. Ambos socialismos son un fracaso ideológico, una tibieza para vomitar de nuestras bocas, diría el Nazareno.
Ya he escrito sobre las razones de la derrota de la ¿izquierda? ¿progresista? Chilena. Ayudado por mejors intelectuales que yo claro.
Hoy expondré sobre como creo que se reordenaran las cosas en Chile. En primer lugar el terremoto desnudó, para aquellos que podemos ver algo más que la catástrofe y el posterior saqueo, las limitaciones, las injusticias y las diferencias sociales en Chile.
¿Cómo podría haber actuado mejor un país que tiene la mayor parte de sus servicios esenciales privatizados o arancelados.?¿Cómo atender a los enfermos o lastimados si en Chile hay que pagar siempre que vas a un hospital.?¿Cómo utilizar espacios públicos como escuelas si hay un número gigante de escuelas privadas, que no van a ceder sus instalaciones.?
¿Cómo podría haber reaccionado la población, si no saqueando? Si ha sido saqueada hasta hoy, si es maltratada en el trabajo más nimio. Si hasta un pequeño coordinador o jefe de línea de cajas en cualquier supermercado pedorro en Chiletrata a sus subalternos como basura.
¿Por qué habría de ser solidaria la población en un país donde el individualismo y el: tu puedes, es el mensaje de su clase dirigente.?
Eso sí, nadie reflexionó sobre las limitaciones que hoy señalo en los medios masivos, incluso leí detenidamente el Pagina 12 del domingo pasado , el periodista hacia hincapié en la perplejidad de los chilenos ante el robo, en su autosorpresa. En su autoengaño diría yo.
No sorprende, hasta hace unos meses era el modelo a seguir. Chile era la quintaesencia del país exitoso. Todo lo bueno que le faltaba a la Argentina, y al resto de America Latina, empezando por Chaves y Correa.Como diria Sader lo más cercano al exito Yankee.
Nadie se regodea en la catástrofe, pero las catástrofes,naturales o politicas, como la desaparición del Estado Argentino entre el 76 y el 2001, tienen consecuencias socioculturales muy profundas.
Ahora bien, hare un poco de futurología, Piñera mantendrá a los milicos en la calle todo lo que haga falta hasta desmantelar incluso aquellos pequeños avances sociales que la concertación hizo. Envalentonará más al jefecillo del supermercado, castigará duramente a los que saquearon, y fueron filmados, para ejemplificar. Finalmente generara un enorme traspaso de riqueza a las empresas que se ocuparán de la reconstrucción del país. Pues si algo es indudable es que Chile tendrá que remar años para levantar estas grietas. El problema es que no habrá una reparación de las grietas éticas que el modelo pinochetista ya había provocado y que nadie tapaba. Habrá más: tu puedes y yo me enriquezco.
Rusvi Tahan

jueves, 4 de marzo de 2010

Con los buenos no alcanza

Con los buenos no alcanza. O como darle ánimo al Malaonda Lujanero


Me acuerdo de esta frase, parcial, debería contener algo más, pero el núcleo esta en ella cuando veo el mamarracho en que se convirtió la oposición, en el senado, la justicia y los medios camino al bicentenario.
Me acuerdo de manera relevante pensando en la Clase Media anti K en su conjunto que goza con la reaparición de Menem para doblegar al gobierno en el senado.
Me acuerdo asqueado viendo como el “interbloque de izquierda” busca ahora, que ya abrió la caja de pandora aliándose con la derecha, dar una respuesta superadora. En ese bloque están los juecistas por ejemplo.
Me acuerdo memorioso pensando en las experiencias de Irigoyen en el 30, Perón en el 55, en aquellos momento por la Stándar Oil- la crisis del 29 con el “peludo” y la Iglesia con Perón, cuán parecidas a los K contra la corporación mediática, personificada en Grupo Clarin. En las tres experiencias los enemigos visibles son diferentes, los denominadores comunes son la Oligarquía Rural y las Clases Medias, siempre estuvieron tras la destitución..
Me acuerdo también de los sucesivos arrepentimientos históricos de las clases medias, se arrepintieron de echar a Perón, se arrepintieron de acompañar a Videla, pero siempre se arrepienten y siempre vuelven a hacer la misma cagada. Desear ser igual a la Oligarquía, vestirse como, viajar donde. Y aunque paradójicamente eso hoy lo pueden hacer, es el sentir como, eso es lo que los vuelve esclavos. Los hará siempre esclavos.
Son, como diría Samir Amit, la clase compradorizadora por excelencia, compran todo incluso ese pensamiento miserable y antipopular a través de los medios y sus comunicadores.
El gobierno no tiene muchas opciones, si se corre a la izquierda puede perder el apoyo de los barones del conurbano, si no se corre también. El tiempo le juega en contra. Si actuara como dice que piensa, para pasar a la historia, que presente las leyes mas revolucionarias y se las reboten de a una, que dejen a los radicales, los juecistas, los peronistas, los socialistas, y la izquierda en el lugar que les corresponde. Si hacen eso, la historia seguro los absolverá y, si para el caso caen en el intento, seguro que las clases medias se arrepentirán en una década.
Lo que tienen que hacer es pensar con cuantos no buenos van a negociar, si negocian con todos como el Pino o Morales o Carrio, serán boleta.
Rusvi Tahan