viernes, 12 de junio de 2015

Y llegaron las lluvias.


Mas tarde de lo normal y mucho mas tarde de lo esperado una lluvia torrencial se precipito sobre la cordillera de la Comarca Andina, Esquel y  Bariloche.
Inmediatamente pasamos del peligro de los incendios al de los derrumbes, cortes de ruta, y evacuaciones ( por ahora, aparentemente,  preventivas).
A los efectos generales se reiteraron por ejemplo los cortes de luz, casi a diario y mas de una vez al día, la suspensión de actividades en algunas reparticiones para dejarlas libres para los afectados.
Ver las fotos produce el mismo efecto que la de los incendios, nada como la imagen para comprender. La ruta socavada a Bariloche, el agua atravesando la ruta 16 al Lago Puelo, la piedra a metros de una vivienda en Esquel.
Un lugar común es la propensión a sacarse los problemas y trasladar el peso  de las culpas a otros , en este caso organismos públicos. Los municipios en este caso tanto de El Bolsón como de Lago Puelo atribuyen sus males a obras no realizadas, mal realizadas, o abandonadas por la provincia.
Otro lugar común es la propensión  de los medios nacionales a catastrofizar todo, en este caso la situación de Bariloche, por una parte y  como contracara la actitud negacionista de los municipios turísticos de mostrase en problemas, para evitar caídas en las reservas hoteleras. A esa situación se suma que los grandes medios nacionales como Clarín ( dueño del canal de aire de Bariloche y obvio dueño del operador de cable local) o locales como el Diario Rio Negro, cuando ven un intendente K. buscar carroñizarlo para facilitar la tarea de desgaste de todo lo que suene a Frente para la Victoria.
Lo que quiero subrayar no es esto, en definitiva más de lo mismo, sino el juego del anillo de Grondona, apostar a que “todo pasa”. Y como si nada importara seguir avalando tanto provincial como localmente,  desmontes, ocupación de tierras inundables, ventas de  tierras que funcionan como drenaje, obras particulares que “cagandose en todo” cortan arroyos, drenajes, canales construidos por los antiguos pobladores que  aprendieron con dolorosas experiencias casi centenarias del efecto del fuego y de su contracara el agua.
Por eso hoy es paliar malamente la situación, apostar a que no haya problemas mayores y seguir en campaña de pum para arriba. Y si se calma esperar el verano, cruzar los dedos y que no haya incendios.
Si este no es el camino, la alternativa cual es proponer obras faraónicas, equipamiento que no se sabe si se usara, exigir al otro ( sea local, provincial o nacional) que se ocupe, que si se ocupa lo que haga sea marketineramente visible.  Es decir terraplenes de piedra para canalizar el rio, ambulancia, autobombas, aviones hidrantes, etc. etc.
De una correcta planificación territorial, ni hablar, de limitar la sobreparcelación, ni hablar, de impedir el avance sobre el bosque ni hablar, sobre la costa de rio menos. Es decir planificar nunca.
Total “todo pasa”. ¡Por ahora!.
Rusvi Tahan

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