sábado, 17 de diciembre de 2011

A mi no me invitaron parte IV

A raiz de la publicación del articulo de Juan Quintar "El Instituto Dorrego y la historia que nos debemos: ¿son lo mismo?"
Que puede leerse en:
http://ondejuan.blogspot.com/2011/12/el-instituto-dorrego-y-la-historia-que.html
Mi alter ego ha decidido hacer un comentario, que publico, que insiste sobre el tema de la historia y los historiadores.
Rusvi Tahan



Polémicas con un jaurecheano, que placer.
La atenta lectura del artículo de mi amigo Juan en su blog ondejuanblogspot.com me ha llamado a la reflexión y quisiera seguir profundizando conceptos que se entrecruzan a partir del caso “Instituto Dorrego”.
Quiero arrancar con una breve consideración al señalamiento, implícito, que se hace de la condición de Psiquiatra de Pacho O´Donnel. Esto, dicho como al pasar, nos pone en una de las centralidades de la argumentación de mi amigo. Según mi lectura lo que en el artículo se hace es en primer término una defensa de la “academia” en cuanto lugar central donde se producen conocimientos.
De esto no tengo la menor duda, pero, parafraseando a otros que señalan que la economía es algo demasiado importante para dejarla solo en manos de los economistas, podría argumentar que la historia es algo demasiado importante para que solo quede en manos de historiadores.
De hecho tanto la economía como la historia refieren a la política, como centralidad (esto lo dejo para más adelante).
Continúa Juan señalando, permítaseme linealidad en relación al texto originario, la importancia y variedad de la producción historiográfica actual, y ejemplifica con las Jornadas Interescuelas de Historia, a la que soy un asiduo concurrente, y donde, junto con un núcleo de audaces, hemos logrado abrir un debate acerca de la Ha. Ambiental.
Debo señalar que la mayoría de los historiadores de la academia rehúyen de las Jornadas, salvo que sean centralidad en alguna conferencia, quedando un, me atrevo a decir, pequeño núcleo de historiadores académicos que le ponen el cuerpo como participantes permanentes. Es cierto que las Jornadas han crecido exponencialmente y eso conspira contra la participación de los académicos aunque parezca un contrasentido. Pero se nota un cierto cansancio o comodidad, si no hay aviones, si no son muy visibles los lugares no voy, parecerían expresar con su ausencia. Es más en la últimas interescuelas de Catamarca la conferencia inaugural fracaso, no fue nadie de los invitados a la apertura y el corrillo en Catamarca era que no le habían pagado el billete en el avión a un académico de 15000 luquitas por mes como piso.
Y aquí aparece una segunda centralidad y me parece la más significativa, y es cuando Juan señala que “lo que deja ver esta discusión:/ es/ la gran ignorancia acerca de lo que se produce en el ámbito académico”. Y sigue afirmando : “Lo segundo que habría que decir, es que la discusión abierta ha puesto en evidencia una de las tantas falencias que tiene la producción historiográfica académica (sí, una falencia mas). Me estoy refiriendo a la incapacidad que tienen los historiadores de la academia (salvo honrosas excepciones) para difundir, para socializar en lenguaje amplio lo que se produce.”
Ambas cuestiones están directamente relacionadas, también conozco en carne propia el problema, pues durante casi 10 años llevamos adelante, con otro grupo de audaces, aquí en la cordillera patagónica, una revista de divulgación, o intentaba serlo “Pueblos y fronteras de la Patagonia andina” su confección y distribución era todo un problema, pues así como lo que se ve es lo que pasan por TV, lo que se comercializa también. Así que nuestro esfuerzo fue importante pero titánico y termino superándonos. Amén de que muchos de nuestros artículos, de rigurosa factura historiográfica, eran poco legibles por el gran público, o directamente aburridos, y parecía titánico lograr una factura diferente de los mismos.
La divulgación es necesaria, la producción inmensa, debe ser masticada, confrontada, decantada, pero también debe ser mostrada. Pues como señalan muchos historiadores que han salido a defender al gobierno, no al Dorrego, este gobierno K. ha puesto mucha guita en el Conicet y en la academia como para que eso no se sepa, no se comparta, cuando los vientos cambien, y si sigue el Capitalismo como va rumbeado y atendiendo a su historia, cambiarán, aparecerán los técnicos que dirán: para que sirvió invertir tanta guita en investigar sociales. Y en eso coincidirán, por el absurdo, con Carlitos Marx pues de lo que se trata no es solamente explicar la realidad sino ayudar a cambiarla.
Termina Juan con esa cuestión señalada precedentemente y que deje adrede al final: “la relación entre historia y política.” Aunque aquí le sale un poco de vena triste, negativa. No voy a negar que la historia se usa políticamente, que es carne de manipulaciones maniqueas. Pero bueno si lo que aparece a la luz es solo la versión del Grupo A de lo maniqueo, en un primer término lo que corresponde es la polémica, para mostrar la versión del Grupo B ( y también del K) que no es lo mismo.
La versión del Grupo B como bien señala un escrito que firman numerosos historiadores como Bandieri y Mases, hace referencia a que para contrarrestar a la Ha. Mitrista porteñocentrica han tenido que abrirse paso a los codazos, y aún así son una parte periférica de la cosa. Es decir la versión mitrista es más que Mitre, es Halperin, es Romero, es pónganle cada uno su nombre….
Y entonces antes que el susto de los usos de la historia hay que poner la historia a debate. Y en eso ayuda la polémica y la creación del Dorrego. Si vino a incomodar bienvenido. Hay que incomodarnos para que en el desafío seamos más creativos. De eso se tratan en definitiva por ejemplo nuestros “periféricos” Blogs. A nosotros no nos invitan a 6,7,8 y seguimos escribiendo.
Daniel Blanco

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