domingo, 19 de febrero de 2012

Una nueva clase patricia las del SR. PERIODISTA.

Hace bastante, desde mi ¿Hasta cuándo periodistas? que no tocaba el tema pero debo confesar que pese a contar con el apoyo de los más conspicuos periodistas progresistas y de excelente nivel, como pueden ser Verbitzky, Aliberti u otros me parece que no es justo que un periodista que, con sus mentiras, puede provocar un gran daño al país, moral, institucional, social, etc. este exento de cualquier tipo de condena por calumnias e injurias.
Si Nestor Kirchner no estaba en el cajón como dijo Mirta Legrand, entonces como dijo Lilita Carrio estaba escondido y todo fue un circo de Fuerza Bruta, los mismos que armaron el bicentenario.
Si a eso se le suma un periodista importante como Morales Sola, Grondona o Nelson Castro, tenemos un coctel anti institucional enorme y los tipos pasan de todo.
Hay límites que no se deben permitir pasar, si se pone en riesgo la democracia, y acá hablan de ataques a la libertad de prensa por cualquier estupidez cuando dicen cualquier cosa.
Tomemos el ejemplo del día, Si Pagina 12 hace 3 meses planteó lo del espionaje de Gendarmería, y Clarín no lo levantó en ese momento y lo levanta ahora, solo significa que lo tenía guardado, como las filmaciones a sus ex delegados gremiales para mandarlos al frente de manera extorsiva cuando lo necesitase la empresa Clarín.
Es decir no está para informar, sino que esta para “armar” estructuras comunicacionales que le convengan al monopolio o a los sectores que lo han favorecido. O Clarín no “protegió” a Macri por hechos mucho más comprobables e inmorales, como las escuchas por el tema AMIA.
De igual manera que el “periodista” de Cambio 16, que, como leía en un comentario ¿ese Cambio 16 no era progre? , armó su entrevista a Videla, por el cual no debe dar dos mangos, solo para continuar la construcción mediática a favor del PP, en contra de Garzón y reivindicando a Franco.
Puede salir impune Mauro Viale cuando emite al aire una supuesta primicia sobre ladrones en las estaciones de trenes que a través de su camarógrafo había armado por $20 entregados a un pibe que se presto a actuar, y que los policías anoticiados de que iba para la tele lo dejaron fluir. El camarógrafo actúo solo son la venia de Viale. Cualquiera que conozca a Viale sabe que él es el jefe, dueño, patrón etc. de todos sus colaboradores. Es decir el es el esponsable de la emisión. La emisión incentivaba el miedo ciudadano. La bronca contra la impunidad, el desprecio sobre los pibes chorros con portación de cara y gorrita o capucha, etc.
¿Esto es libertad de prensa, esto puede quedar impune?
Los armados de “ la desconfianza ciudadana” constantemente incentivados y que conducen al retorno de los Menem, con suerte, o con desgracia a cosas peores deben mantenernos alerta y evaluar si no habrá que revisar dos leyes, “la antiterrorista” para que no metan en cana a los ambientalistas, a los laburantes, y dejen libre a los Biolcati y De Angelis, y la de los periodistas para que Viale vaya en cana.

Rusvi Tahan

PD: les dejo la nota que disparo el juicio de Correa contra el diario, que debe haber sido una de las muchas barbaridades que se dijeron en esos días, igual de las muchas barbaridades que, si uno ve Globovisión en Venezuela, dicen cada día contra Chaves. O si sigue la red O Globo disparan contra Dilma. El Imperio en América Latina tiene mejores armas, las Gramscianas, para dominar nuestros países.

domingo 06 de febrero del 2011 Columnistas

Emilio Palacio epalacio@eluniverso.com
NO a las mentiras
Esta semana, por segunda ocasión, la Dictadura informó a través de uno de sus voceros que el Dictador está considerando la posibilidad de perdonar a los criminales que se levantaron el 30 de septiembre, por lo que estudia un indulto.

No sé si la propuesta me incluya (según las cadenas dictatoriales, fui uno de los instigadores del golpe); pero de ser así, lo rechazo.

Comprendo que el Dictador (devoto cristiano, hombre de paz) no pierda oportunidad para perdonar a los criminales. Indultó a las mulas del narcotráfico, se compadeció de los asesinos presos en la Penitenciaría del Litoral, les solicitó a los ciudadanos que se dejen robar para que no haya víctimas, cultivó una gran amistad con los invasores de tierras y los convirtió en legisladores, hasta que lo traicionaron. Pero el Ecuador es un Estado laico donde no se permite usar la fe como fundamento jurídico para eximir a los criminales de que paguen sus deudas. Si cometí algún delito, exijo que me lo prueben; de lo contrario, no espero ningún perdón judicial sino las debidas disculpas.

Lo que ocurre en realidad es que el Dictador por fin comprendió (o sus abogados se lo hicieron comprender) que no tiene cómo demostrar el supuesto crimen del 30 de septiembre, ya que todo fue producto de un guión improvisado, en medio del corre-corre, para ocultar la irresponsabilidad del Dictador de irse a meter en un cuartel sublevado, a abrirse la camisa y gritar que lo maten, como todo un luchador de cachacascán que se esfuerza en su show en una carpa de circo de un pueblito olvidado.

A esta altura, todas las “pruebas” para acusar a los “golpistas” se han deshilvanado:

El Dictador reconoce que la pésima idea de ir al Regimiento Quito e ingresar a la fuerza fue suya. Pero entonces nadie pudo prepararse para asesinarlo ya que nadie lo esperaba.

El Dictador jura que el exdirector del Hospital de la Policía cerró las puertas para impedir su ingreso. Pero entonces tampoco allí hubo ningún complot porque ni siquiera deseaban verle la cara.

Las balas que asesinaron a los policías desaparecieron, pero no en las oficinas de Fidel Araujo sino en un recinto resguardado por fuerzas leales a la Dictadura.

Para mostrar que el 30 de septiembre no usaba un chaleco blindado, Araujo se colocó uno delante de sus jueces y luego se puso la misma camiseta que llevaba ese día. Sus acusadores tuvieron que sonrojarse ante la palpable demostración de que los chalecos blindados simplemente no se pueden ocultar.

Podría seguir pero el espacio no me lo permite. Sin embargo, ya que el Dictador entendió que debe retroceder con su cuento de fantasmas, le ofrezco una salida: no es el indulto lo que debe tramitar sino la amnistía en la Asamblea Nacional.

La amnistía no es perdón, es olvido jurídico. Implicaría, si se la resuelve, que la sociedad llegó a la conclusión de que el 30 de septiembre se cometieron demasiadas estupideces, de parte y parte, y que sería injusto condenar a unos y premiar a otros.

¿Por qué el Dictador sí pudo proponer la amnistía para los “pelucones” Gustavo Noboa y Alberto Dahik, pero en cambio quiere indultar a los “cholos” policías?

El Dictador debería recordar, por último, y esto es muy importante, que con el indulto, en el futuro, un nuevo presidente, quizás enemigo suyo, podría llevarlo ante una corte penal por haber ordenado fuego a discreción y sin previo aviso contra un hospital lleno de civiles y gente inocente.

Los crímenes de lesa humanidad, que no lo olvide, no prescriben.

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