jueves, 19 de septiembre de 2013

Las cooperativas en Chubut. ¿Cercadas o con poco espíritu?




Hoy quiero detenerme en una realidad que no por reiterada, es decir: ser noticia de todos los días, debe dejarnos de preocupar. La sobreinformación/saturación en este caso no permite desentendernos.
No hay casi día donde no aparezca en algún lugar de la provincia una alerta sobre la desastrosa situación de las cooperativas de servicios.
A poco que uno se ponga a indagar se encuentra con problemas que se reiteran y parecen insolubles. Los obstáculos a superar para que el sistema cooperativo del Chubut funcione dan miedo.  
Hoy voy a intentar enumerar para reflexionar algunos de los problemas que yo observo, sin pretender que sean todos, de los más complejos, aquellos que exceden la política local, a los “más” simples, aquellos que son de abordaje de la conducción de sus asociados.
El primero, un enorme obstáculo desde ya, es el de la enorme modificación en la última década de los costos de la energía, por ejemplo el petróleo y el gas, en el primer caso paso de 20 dólares a 100 y en el segundo de 3 dólares a 11. Esta modificación condicionó el costo del insumo principal, la energía en el caso de las eléctricas y todo lo que se refiere a materiales derivados como cableados y demás en las telefónicas. Lo que encareció notablemente los costos de materias primas y materiales en la prestación de los servicios. Por supuesto que paralelamente se produjeron necesarias recomposiciones salariales con gremios muy fuertes y que son de los que tienen después de petroleros y camioneros más altos salarios relativos.
El segundo, directamente relacionado al primero, es que las tarifas están virtualmente planchadas desde el 2000. No es que no ha habido modificaciones sino que esas modificaciones han sido mínimas en relación a los costos. Están subsidiadas me dirán, parcialmente cierto, lo subsidiado exige que el subsidio llegue en término y metódicamente, cuando eso no sucede, las cooperativas están obligadas, con su recaudación diaria, primero a cancelar sus salarios, luego a los proveedores locales más cercanos, y quedan en un segundo plano CAMMESA o la AFIP. Cuando el subsidio llega finalmente, lo hace a costos históricos mientras que  CAMMESA o la AFIP cobran intereses. Lo cual genera, sumado a los previsibles préstamos de bancos, una cifra en intereses, más punitorios y gastos bancarios que difícilmente hayan sido claramente calculados como costos. Lo que hace que el agujero sea cada vez mayor.
El tercero  la excesiva politización, en principio de sus líneas de acción. Lo que describí anteriormente tarifas subsidiadas, son decisiones de política nacional que escapan a las conducciones. Además, a nadie escapa, a ningún vecino, que las cooperativas, la nuestra en Esquel a modo de ejemplo, han sido casi un botín, a veces constituida como la mayor empresa después del propio Municipio es un espacio donde se dirime la política local, y esto no es solo en referencia a los partidos mayoritarios, sino incluso a los de menor envergadura o los vecinales, por lo que su conducción ha sido ejercida mayoritariamente por conocidos militantes políticos locales, esto no es ni bueno ni malo, pero sucede   que a veces se transforma la cooperativa en un campo de batalla.
Asimismo como las cooperativas son de servicios públicos, servicios que tienen una fuerte incidencia en la sociedad, luz, agua, telefonía fija, etc., como pueden cortar el servicio, tienen, digamos, poder  real, si no pagas te corta servicios esenciales, por ende si hay crisis la gente no paga y se queda sin luz por ejemplo. Por ende hay una tercer politización, es una empresa social que debe atender esta realidad con una mirada diferente a pongamos DTV. Finalmente si las tarifas se fijarán realmente en relación a los costos reales del servicio, como ya señalamos, serían mucho mayores que lo que hoy se paga. Es decir hay un salario in directo pagado a la población a través de los subsidios de las tarifas públicas. Desde mi perspectiva es  correcta la política de subsidios, lo que que sucede es que los subsidios deben ser para quién los necesita, no es posible que se subsidie a un ranchito igual que una mansión.
Por otra parte las pautas de consumo se han modificado enormemente en 10 años de bonanza económica, el número de luminarias, aparatos eléctricos o electrónicos se incrementó exponencialmente, lo que colapsó la infraestructura, sin capacidad para cobrar las tarifas adecuadas apenas se puede sostener el servicio, ni pensar en mejorías de infraestructura.
Finalmente hay una politización  de nacimiento, existe una creación desde arriba de la mayoría de las cooperativas de servicios en nuestra provincia. La mayoría de ellas o son producto de una “tercerización estatal” de servicios, que en la región central de nuestro país dependían directamente del Estado hasta 1990, o son construcciones en base a expectativas de obras que el estado prometía tercerizar, tal el caso de la Coopuelo que fue creada décadas atrás con la idea de que se ocuparía de la red de agua, cosa que nunca sucedió. Son parte de una lógica que ya se vislumbraba a fines de los `60, el Estado controlado en muchos resortes de la administración pública ya por personeros neoliberales, no quería asumir los servicios en zonas marginales y, para llevarlos adelante ofrecía financiamiento y exigía que se generen organizaciones en la comunidad, pero como esto no es fácil, se produjo una suerte de génesis inducida donde se prometían fondos y obras para realizar tal o cuál servicio y se convocaban a la gente “mejor y más sana de la población”. Se desvirtuó así en parte los objetivos pensados por los viejos socialistas en el siglo XIX. ¿Cuáles eran? Una cooperativa es una asociación autónoma de personas que se han unido voluntariamente para formar una organización democrática. Cuya administración y gestión debe llevarse a cabo de la forma que acuerden los socios, generalmente en el contexto de la economía de mercado o la economía mixta, aunque las experiencias cooperativas se han dado también como parte complementaria de la economía planificada. Su intención es hacer frente a las necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes a todos los socios mediante una empresa.
Pero esto no es el único motivo, la histórica decisión de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) , organización internacional que desde el año 1895 aglutina y promueve el movimiento cooperativo en el mundo, de permitir que las cooperativas tomen empleados también desvirtuó estos principios. Es decir una cooperativa hoy en una empresa, pero que en el marco del capitalismo neoliberal recibe exigencia mayores que las de una Sociedad Anónima, por lo que su administración es mucho más engorrosa. En este marco en cuanto a la idea de “negocio” y con limitaciones impuestas por gente que descree de la organización cooperativa, pensemos sino en Martinez de Hoz y sus ataques al Hogar Obrero y a las Cooperativas de Ahorro y en Cavallo y su ataque permanente al sistema cooperativo y de mutuales, las cooperativas y mutuales fueron para atrás.
Ello derivó en una profundización de la falta de espíritu cooperativo, es una certeza para mi que la enorme mayoría de los asociados a la Coop 16 o la Coopuelo lo único que le preocupa es tener Luz o Agua y en absoluto comprometerse en una administración democrática. En parte por una construcción ideológica individualista agravada con la imposición del pensamiento único neoliberal, en parte por la propia lógica señalada anteriormente de la politización partidaria que quita esperanzas a los vecinos de una participación legitima.
¿Esta situación actual tiene solución? ¡Si! si  a los problemas de las cooperativas en Chubut los tomamos como parte de una reconstrucción del tejido político social del país. Y esto exige también, como en la política chubutense y nacional decisiones trascendentes.
A nivel nacional revisar la relación costo energético, tarifa y alcance de los subsidios , la situación se torna tan insostenible como injusta. No es posible que, como plantea un dirigente de la Cooperativa de Madryn,  un aumento de la tarifa de 70 pesos, que ejemplifica como el costo de una pizza grande de Muzarella genere un motín y una discusión política, en gente que por otro lado detenta DTV y celulares cuyo mantenimiento supera en la mayoría de las veces el costo de la luz. También que si se instrumenta una política de subsidios se encuentre un mecanismo para que estos se paguen automáticamente evitando las distorsiones y los endeudamientos.
Por otra a nivel local hay que  asumir que se maneja una “empresa”, pues es eso “una empresa cooperativa” con empleados que tienen sindicatos fuertes y que negocian paritariamente salarios importantes. Los directivos votados deben estar a la altura de las circunstancias ya que, muchas veces, dependen de gerentes que saben más que ellos.  Y los espacios de consulta democrática deben atender incluso a la necesidad de “interesar” incluso a los desentendendidos.
Luego de mas de 10 años de cambios de política no podemos seguir en los mismo problemas, pues al primer simbronazo puede no solo volver el pasado vivido en los ´90 , sino el pasado profundo, que desaparezcan nuestras cooperativas y se transformen en Sociedades Anónimas.
Rusvi Tahan






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