miércoles, 16 de octubre de 2013

Entre Violencia Rivas y las historias necrológicas




Otro de los tópicos tratados en el reciente Interescuelas de Historia de Mendoza fue el de las empresas recuperadas, tanto sea por los propios trabajadores como por una reestatización.
El caso presentado que me interesa comentar es un estudio sobre  Tandanor- Astilleros Río Santiago, los dos mayores astilleros nacionales. Ambos sufrieron la década menemista. Curiosamente la Armada, histórica defensora del libre mercado se resistió, en ese momento, a su desguace/privatización, sospechamos que perdía una fuente de ingresos para sus oficiales y sus contratistas.
Reestatizados y relanzados por un decreto del 2004 por el Presidente Kirchner hoy aún no despegan y trabajan a media máquina. La historiadora explicaba que un barco, cuyo tiempo de construcción debería ser  18 meses normalmente demora 3 años. Motivos: a) el desguace no fue solo del estado sino de la ingeniería y técnicos navales, casi no hay soldadores y demás especialistas que puedan hacer el trabajo especializado que se podía hacer en la década del 80. La gran mayoría de los antiguos trabajadores  están jubilados. En suma se perdió capital humano. b) Por otra parte como no hay contratos que garanticen la construcción de muchos barcos, los pocos contratos se cuidan, y lo decía la historiadora en voz casi inaudible para que no se la comieran los caranchos, y se descuidaban por la actitud  penelopiana de los sindicatos ( varios) que cogobiernan los astilleros. Graficando ponen un tornillo de día quitan un tornillo de noche. La historiadora explicó que Brasil sufrió el mismo desguace con Fernando Henrique Cardozo, pero a partir de Lula los relanzó y hoy ocupan a 50.000 trabajadores y botan barcos a lo loco.
Esto es un resumen que va directamente al grano, sin muchas y, quizás, necesarias aclaraciones, pero que me permiten señalar un aspecto de la realidad que, un historiador brasileño presente, señalaba como actitud de necrológica de las presentaciones sobre el Estado Argentino. En resumen el brasileño decía que todos explicábamos los problemas sin señalar claramente las causas y las posibles respuestas, el miedo al neoliberalismo, la pérdida en sus manos de tópicos que son necesarios revisar, asi la palabra “reforma” o reestructuración del Estado es vista como nefasta y generaba un obstáculo epistemológico para poder repensar el Estado.
Doy un ejemplo, cualquiera que lee el resumen que hace el Página 12  de las recientes propuestas del Plan Fenix, verá que se habla claramente de discutir un nuevo Estado, pero solo se lo enuncia, luego no hay ningún avance. Ninguna pista de cómo se debe seguir. En cambio si hay propuestas de reforma impositiva etc..
A que se debe esto, seré franco,  como desde hace años el Estado es deficiente, está plagado de gente que hace la plancha, los constantes cambios políticos  provocan bandazos en su marcha, cuando menos, la mayoría de las veces los cambios son tan trastornados que una política es borrada de un plumazo por la siguiente. La gente que puebla el lado del Estado del mostrador, es mayormente de clase media o de media baja, y está inoculada con el veneno neoliberal. Trabajan para un patrón del que descreen, como si fuera cualquier patrón. Con la parodia del arbolito, de la empleada de Gasalla el concepto de un Estado propio fue dinamitado. Esto es una realidad, tan realidad que el personaje de Violencia Rivas, es tan popular, Violencia reacciona con justicia por mano propia ante un trámite que debería ser una boludez y por el contrario es un karma que arrastraremos hasta nuestra nueva reencarnación.
Hay políticos que, en muchos casos, no saben como gerenciar profesionalmente el Estado y en otros, la “corrección política” les impide enfrentar los dilemas que se le presentan por la excesiva mala burocracia,  agravada por la judicialización de todo. Para hacer algo dependés del “depende de los bogas” que te avisan que puede ser así o de la manera contraria.
A esta situación se suman muchos  sindicalistas de la estructura estatal, muchos sindicatos, diversos y peleados entre sí políticamente, y en esa pelea, muchas veces, toman de rehén al Estado y al pueblo  con él.
Ejemplifico: en salud hay por lo menos 3 sindicatos y alguna que otra asociación como la de los anestesistas. Además hay Obras Sociales, sindicales y de las otras, que compiten, y que negocian pedazos de la torta con laboratorios y poder político.  En Aerolíneas Argentinas hay 5 sindicatos, en educación ni hablar, en la mayoría de las provincias hay cuando menos dos específicamente docentes y la rama ATE de educación.  En otras dependencias hay dos mayoritariamente ATE y UPCN, pero si son Municipales está además el Sogem. Entonces una bandera democratizadora , la de la libertad sindical, puede transformarse en un enemigo de un necesario cambio, no digamos revolucionario, sino de mediana eficiencia, en la justificación de cualquier cosa.
Esta enumeración pareciera no hacer más que aumentar la necrológica, pero es necesaria para tomar conciencia de que hay que poner todo esto, y lo que me olvide u omití por pudor, sobre una gran mesa y empezar a resolver para que el Estado sea mejor, más eficiente, y pueda entonces defender a la sociedad de los oligopolios y los poderes concentrados, no tenerla como rehén, ya que somos rehenes de los oligopolios, los laboratorios, los servicios de información y demás, si todos nos toman de rehenes seguro que adelgazaremos tanto que moriremos. O estallarán nuevas asonadas, pero, sin el Estado como norte, las asonadas corren el riesgo de servir para nuevos ajustes pro capitalistas. Después de todo, miren a Macri: demolió el Borda, cago a palos a los sindicalistas y ahora los mete en cana porque le quebraron el dedo un policía de la metropolitana. La gente como Macri, Massa, Cavallo, Rico, nunca duda, solo viven de certezas, y una de ellas es que un Estado fuerte es un gran obstáculo. Y los paleotroskos quieren que todo se pudra para que llegue la revolución así que o cambiamos el Estado, y nuestra concepción de él o estamos fritos.
Rusvi Tahan


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