jueves, 10 de octubre de 2013

Me parece conocido





La semana pasada estuve en Mendoza, participé del Interescuelas de Historia. Las ponencias que escuche sobre Capitalismo y Estado en el siglo XX fueron en general muy sugerentes. La gran mayoría, como era de esperar hacían referencia a la zona porteña. Solo un par, entre las que estaba la mía, hablaban de otros lugares.
Quiero, preocupado siempre en el rol de las instituciones estatales, contarles algunas cosas que escuche en la ponencia del Prof. Banzato referida a inundaciones en la Provincia de Buenos Aires entre 1880 y 1910.
¿ Por que?. Porque estos trabajos, este en particular, nos remiten a problemas de gestión estatal recurrentes, donde el poder económico y el político están entremezclados y cuando no lo están el poder político se encuentra limitado por el poder económico, además de su propia limitación ideológica, no está acostumbrado a enfrentarse al poder real. Como diría la Sra. Presidenta:”los titulares”.
Hay tres cosas que plantea el trabajo que me resultaron muy interesantes.
La primera la ocurrencia de un importante cambio climático, por lo menos para la Región Pampeana, hacia 1850, cambio que da fin a:  “una “Pequeña Edad de Hielo”, con clima seco y frío entre 1450 y 1850, a la que siguió un cambio el régimen de lluvias que fue aumentando progresivamente hasta hoy (Deschamps, Otero y Tonni, 2003; Laprida y Valero Garcés, 2009)”. (Banzato :2013)
La segunda es que, entre proyectos de largo aliento y estructurales, como el que en1884 se publicó: “Las secas y las inundaciones en la provincia de Buenos Aires. Obras de retención y no de desagüe”, de Florentino Ameghino, cuyo título  anunciaba todo un programa de trabajo  o, por el contrario, proyectos cortoplacistas y coyunturales, se optó  por estos últimos, es decir la lucha contra las inundaciones no fue integral, sino parcial, sectorizada y referida a los lugares donde los lobbies de los terratenientes eran más poderosos. Por eso fueron más beneficiados aquellos que estaban en la zona de desemboque de los Ríos Salado y Samborombon, sobre la bahía  de Samborombón, como la familia Leloir.
Que, además, estos grupos hicieron lo imposible para no pagar los gastos de estas obras, que los beneficiaban directamente. Usaron diversos mecanismos, como el negarse a pagar e ir a la Corte Suprema provincial, o lograr que se dictaran leyes, que modificaban a la anteriores, de manera sucesiva sobre el mismo tema, cada dos o tres años, lo que haría enormemente engorroso cualquier litigio.
Y  finalmente  los contratistas de las obras ganaban las licitaciones e inmediatamente planteaban problemas que eran obvios antes de la licitación. Entonces apenas iniciadas las obras alegaban que eran de mucha mayor dificultad y aparecían problemas no previstos, lo que implicaba mayores costos. Por otra parte manejaban los tiempos de las obras para que estas nunca se terminaran y salieran una fortuna. Lo que es peor, cuando la Provincia de Buenos Aires se quiso resistir a este abuso, la Corte Suprema falló a favor de las empresas, convalidando los mayores costos, lo que me hace sospechar que desde el mismo armado de los pliegos se había preparado la estafa al estado.
Banzato lo dice elegantemente: “A las dificultades en la recaudación del impuesto específico que auxiliara a los fondos públicos, se sumaron las de las empresas constructoras que reclamaban mayores costos ante las dificultades del terreno que, si bien previsibles como decían los ingenieros de las agencias estatales, solían retrasar los trabajos o decididamente abandonarlos” ( Banzatto: 2013).
Bueno, conclusión, la obra de Yaciretá que duro decenas de años es un ejemplo en el siglo XX de estos manejos, la negativa a pagar retenciones móviles a las exportaciones y su bloqueo en el senado  es otro. La realización en nuestra región de obras hídricas cortoplacistas y que atienden solo a mitigar el problema sin prevenir la deforestación que produce deslaves e inundaciones, la ubicación de familias en zonas inundables o, las especulaciones inmobiliarias ligadas a proyectos a realizarse como la represa de La Elena, son ejemplos locales de una historia que cada día se hace más visible para los especialistas, pero esta invisibilizada para la gente de a pie. Entre otras cosas porque el mismo Diario La Nación informaba en 1880 e informa en 2013
Rusvi Tahan

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