A uno que ya es viejo, los políticos y los periodistas argentinos no dejan de asombrarlo, la muerte de Raíl Alfonsín ha abierto una serie de espejos donde la sociedad política quiere mirarse y el periodismo muestra, a veces solo muestra a veces escenifica una obra teatral que nunca se escribió.
Hay cuatro certezas que tenía hasta su muerte:
a) Alfonsín fue un presidente más que aceptable. Su política de Derechos Humanos, su enfrentamiento con la Iglesia, con los milicos y con el FMI, en el marco de lo posible del 83, ( bastante similar a la posible de los K en el 2003).
b) A Alfonsín lo tiró un golpe de mercado con tres patas como mínimo: el campo, los bancos y los industriales. El peronismo, con la ensalada de varios gustos que suele llevar dentro, acompaño el golpe quizás puso algunos operadores, pero en su conjunto no lo pergeñó.
c) La UCR debe su existencia actual al “Pacto de Olivos”, es decir debe su existencia a Alfonsín, sino era un partido muerto. El tercer senador por provincia le garantizó existencia real.
d) Si Alfonsín hubiera acordado ir de Vice de alguien no hubiera “jamás” dado un voto no positivo, es decir era un político de la vieja escuela, donde los acuerdos institucionales se cumplen.
Ahora tengo una quinta la UCR acaba de resucitar por el efecto ( muerte para ser más precisos) Alfonsín. Y va camino de actuar como el peronismo con Alfonsín, es decir avalando un golpe de mercado, que no tiene tantos tiradores como en el 87-89 pues los banqueros están de capa caída después de llevarse puesto a De La Rua y los industriales dudan de sumarse pues los más pequeños conocieron el “efecto” Martinez de Hoz- Menem-Cavallo- Roque Fernández.
La gran diferencia es que el peronismo que jaqueo a Alfonsín venía de un proceso de renovación interna y fue a elecciones en el 87 bastante más lealmente que este radicalismo que tiene un tribunal de ética tan cambiante (como para echar a Cobos de por vida y ahora perdonarlo) y se ha deshecho de todos sus componentes de “pensamiento Nacional” ( ya no quiere una ley de medios democrática, no quiere retenciones a las importaciones ni manejo del comercio exterior) para abrazarse al lobby derechoso que se apresta a gobernar la Argentina en el 2011. No es un mal exclusivo del radicalismo, el PJ disidente ( Duhalde en realidad) y Macri son las otras dos patas.
Pero me quiero referir al efecto Alfonsín como un manejo de construcción de sentido donde lo menos importante es respetar lo que Alfonsín había significado, sino que se manipula su memoria de manera oprobiosa para atender una situación puramente coyuntural. Y en esta construcción de sentido intervienen los políticos, los medios de comunicación y la propia clase media pobre argentina que pareciera tener menos memoria histórica que una babosa. Que recupera rápidamente su gorilismo y quiere más seguridad, muros y mano dura. Mira a los exitosos como su parámetro futuro y esos son Macri y De Narvaez, cuyas billeteras se han llenado con los mismos negociados que dicen que van a cambiar, o alguno puede creer que Franco Macri y su hijo no son lo mismo en cuanto a Holding empresario, o que De Narváez consiguió manejar el predio de la Rural y la licencia de un montón de multimedios sin coquetear con los gobiernos. Que haría ahora que cambien.
Todo esto acompañado por situaciones que nos recuerdan a las del 87-89 o Schiaretti, bajándose del barco kischnerista no se parece demasiado a Angeloz hundiendo a Alfonsin junto con el ministro del Plan Austral.
Por eso para mi el efecto Alfonsin es un montón de mierda que entierra lo que el propio Alfonsín ha significado con sus aciertos y errores. Yo me quedo con la muerte de un ex –presidente que pudo ser acompañado por la sociedad con cierto respeto, cosa que no sucederá con la muerte de sus dos sucesores, donde habrá más de uno que dirá, bien muerto esta ese HDP.
Rusvi Tahan
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