jueves, 23 de julio de 2009

ACERCA DE LA DELINCUENCIA

Si pasamos en blanco sobre negro la creciente ola de inseguridad que azota la provincia de Chubut ( y nos quedamos allí, sin avanzar a una consideración nacional) notamos la aguda preocupación de la gente como uno por el avance de los ladrones. En especial de los ladrones de origen pobre, porque ellos son los más peligrosos, los banqueros que le han robado los ahorros a media Argentina en el 2000, apañados y conducidos por Cavallo, los tipos como carrascosa que hace diez años viene zafando de una carcel que se come desde el primer día un ladrón de gallinas, de un pendejo que lleva un faso de marihuana.
Pero si quisiéramos ser un poco más honestos intelectualmente y omitiendo citara a Evita, Marx o al Che, podríamos remitirnos nada menos que a Platón, con una mirada no Grondoniana que lo usa para justificar a su sector oligarquico, según Atilio Boron,el filósofo griego advertía que : la polis oligárquica conducía a la violenta coexistencia de dos ciudades, una de pobres y otra de ricos, “conspirando sin cesar los unos contra los otros”. Según el autor de La República, en este desorden sucumbía la libertad, pues “en una ciudad en donde veas mendigos andarán ocultos ladrones, rateros, saqueadores de templos y delincuentes de toda especie” (Platón, parágrafos 551.d y 552.d). En un alarde de realismo –que desmiente las reiteradas acusaciones de idealismo y falta de contacto con la realidad que le fueran formuladas reiterativamente– Platón también observaba que la avidez de riquezas de los gobernantes los deslizaba insensiblemente a tolerar y fomentar los delitos cometidos por ladrones, rateros y saqueadores. En la ciudad oligárquica – ¿que otra cosa es la Argentina neoliberal sino una sociedad que responde a la caracterización clásica de Platón?– los otros rostros de la pobreza social son el crimen y la corrupción gubernamental. Este diagnóstico de Platón podría aplicarse al momento actual. La Argentina neoliberal aún persiste, pese a los cambios del Kichnerismo, que a la postre resultaron solo cosméticos. Que otro modelo puede explicar la ampliación de la brecha social entre los que más ganan y los que menos tienen. Que, pese a las tasas chinas de crecimiento, se amplio día a día en estos 6 años. Es probable que los Kichtner no tuvieran la intención de que esto pase, pero una cosa son las buenas intenciones y otra la realidad.
Esta Argentina Oligárquica tiene en muchos miembros de sus clases medias, defensores a ultranza de sus privilegios y grupo de tareas por migajas, de la oligarquia real, la actual Mesa de Enlace, los pool de siembra etc. Etc. algunos como nuevos ricos, otros como simples rateros, rateros de horas sin trabajar sin son empleados públicos, rateros por connivencia con los ladrones como las policias de todo pelaje.
Rateros intelectuales, que dicen que enseñan para la libertad y si pueden no ir a trabajar no van nunca, como muchos docentes.
Sigue Boron: “Tomemos otro caso: en su célebre Utopía, Tomás Moro imagina un magistral diálogo con Rafael Hitlodeo, el ilustrado viajero portugués que había conocido la isla de la Utopía, centrado en torno a las virtudes de ese armonioso país. Esta discusión sirve como didáctico pretexto para pasar revista a las deplorables condiciones que afligían a la sociedad inglesa como producto de la descomposición del viejo orden medieval, la acumulación originaria, y el surgimiento de una sociedad fundada sobre la expropiación de los productores y la concentración de los medios de producción en manos de la clase capitalista. El diálogo se inicia con el cáustico comentario del forastero acerca de la crueldad e inefectividad de la justicia inglesa, que vanamente pretendía combatir el auge de la delincuencia, sobre todo el robo de alimentos, en que incurrían las
víctimas de la acumulación primitiva, con el solo expediente de la horca. El remate del apasionante debate entre Rafael y Tomás Moro, el último en su fingido papel de prudente crítico del establishment, queda plasmado en una serie de preguntas que le formula el viajero:
“¿Puede Ud. ver algún grado de equidad o gratitud en un sistema social que se muestra tan pródigo con los que llaman nobles ... con los parásitos y otros parecidos y que, en cambio, para nada se preocupa de los labradores, carboneros, obreros ... sin los cuales su propia existencia sería imposible? Y el colmo de esta ingratitud se alcanza cuando éstos son viejos y enfermos, completamente inservibles. Habiéndose aprovechado de ellos en los mejores años de su vida, la sociedad ahora se olvida de sus desvelos, y les recompensa por los vitales trabajos realizados para ella dejándolos morir en la miseria. ¿Qué decir de esos ricos que cada día se quedan con una parte del salario del pobre, defraudándolo no ya mediante la deshonestidad privada sino a través de la legislación pública? Como si no fuera suficientemente injusto que
el hombre que contribuye más a la sociedad reciba lo mínimo a cambio, los ricos empeoran las cosas al hacer que la injusticia sea legalmente descripta como justicia” (Moro, pp.129-130).”
Bueno por hoy es suficiente, la delincuencia es un fenómeno demasiado complejo como para cargársela solo a los pobres, los pedofilos en Internet son delincuentes sofisticados, las condiciones de Facebook para poder entrar son delincuenciales, las tasas de los bancos para préstamos personales son delincuenciales. Y si la megacausa sigue sin culpables, en Chubut, los ladrones pobres son solo eso ladrones pobres.
Rusvi Tahan

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