Levante esta nota, un rato después de preparar mi nota anterior para el Blog y senti que reforzaba la idea de que hay que ser consecuente, pues K. por el tenor de esto que le dijo antes de todo al periodista, hizo lo que dijo, nada que ver con Menem y el salariazo. La nota del Diario Río Negro refuerza la convicción de mi amigo el Ale Marques que dice que hay que leer a los enemigos, por lo menos a los medios enemigos, pues parece que Mouriño no piensa como el dueño del Río Negro.
Rusvi Tahan
El "flaco" Kirchner
Este cronista conoció a Néstor Kirchner en Neuquén, en los aciagos días del verano de 2002. La Argentina ardía en medio de la crisis más profunda de su historia. El índice de desocupación era superior al 24%, los pobres e indigentes eran legión. Los ahorristas abollaban sus cacerolas contra las puertas de los bancos; en las plazas las clases media y alta se mezclaban con los de abajo para reclamar "que se vayan todos"; los pronosticadores de la city porteña hablaban de un dólar a 4 pesos y los analistas de las radios barajaban la posibilidad de que los organismos de crédito internacional convirtieran el país en una suerte de protectorado, donde la administración económica quedara en manos de técnicos extranjeros libres de las mañas y compromisos locales que habían llevado el país a la ruina. Un gobernador y un vicegobernador de esta provincia llegaron a hablar, parte en público y parte en privado, sobre la posibilidad de que Neuquén se secesionara del resto del país: "Es una provincia rica y bien administrada, si al país se lo lleva puesto un nuevo golpe hiperinflacionario, puede marchar sola", pregonaban mientras exploraban la posibilidad de que el Ejército diera su visto bueno.
El entonces gobernador de Santa Cruz y candidato a presidente de "Crónica tevé" andaba recorriendo el país tratando de hacerse conocer. Ni soñaba con llegar en el 2003 y acaso apostaba al 2007. Fue el ex diputado nacional y dirigente justicialista Oscar Parrilli quien lo presentó para una entrevista. El encuentro fue en el hotel del Comahue y Kirchner llegó desgarbado y con un traje oscuro cruzado sin abotonar y sin corbata. La entrevista debe haber durado 40 minutos, durante los cuales este hombre delgado e informal pero no exento de cierta simpatía respondió sobre cómo enfrentar las calamidades que atormentaban al país como si se tratara de algo muy fácil y sencillo, natural.
Cuando el cronista regresó a la redacción le comentó a un colega: "Lo conocí al flaco Kirchner. Es un tipo campechano que dice algunas cosas sensatas; lástima que nunca va a ser presidente".
Luego, ya se sabe, por capricho del azar y porque Duhalde se quedó sin candidato, este hombre accedió a la Presidencia de la Nación con apenas un puñado de votos. Eso sí, hizo de su enorme debilidad política inicial una virtud. Construyó poder desde el gobierno con actos que algunos detestaron pero otros, muchos, valoraron como poco menos que únicos e iluminadores.
Ahora que el "flaco" Kirchner está muerto –ésa es una categoría a la que en la Argentina se le permite, si no todo, mucho de lo que por desgracia se le niega a los que aún están vivos– no está de más recordar algunos de los pasajes de esa entrevista que adquirieron fuerte actualidad en los años posteriores:
• Sobre la crisis:
"Yo no sé si estamos ante una crisis o frente a una decadencia. Las crisis se van resolviendo, el problema es que ésta hace rato que no se resuelve y estamos cada día peor, con pérdida de valores. (...) ante la quiebra de la cadena de valores que hay, pareciera que el de arriba se lleva todo lo que puede y el de abajo el trapo de piso. Esto es muy grave".
• El peronismo y sus contradicciones:
"Yo diferencio entre el pejotismo burocrático y el peronismo. (…) Aunque es verdad que en el PJ hay contradicciones de fondo, antagónicas, sigo sosteniendo que el peronismo debe ser el eje de un frente nacional, popular, progresista y racional. Necesariamente debemos reconstituir en la Argentina la alianza policlasista perdida entre los sectores del trabajo, los sectores medios y los empresarios nacionales".
• La deuda y la economía nacional:
"Lo primero que hay que hacer es darle sustentabilidad a la Argentina. Si se subordina el país al acuerdo con el Fondo vamos a tener más desocupados, indigentes, quebrados.
"(…) Primero hay que tener financiamiento interno, que se puede dar, yo soy optimista. La actividad económica ha tocado un piso, si hay un buen combate a la evasión creando el fuero penal tributario, la recaudación va a crecer fuertemente, puede hacerlo a 12.000 millones por año.
"(...) Si esa plata, el 50%, se usa en una inversión pública neokeynesiana, como hizo Alemania con el Plan Marshall, con una fuerte inversión pública, se pueden generar tres millones de viviendas, 5 millones de puestos de trabajo (…). Hay que terminar con los (planes) Jefes y Jefas de Hogar para crear trabajo en serio, mover el círculo virtuoso de la economía.
"(…) con todo esto la economía se va a recuperar fuertemente, se va producir un crecimiento de la exportación, se van a generar divisas y vamos a tener reactivación interna, ocupación, crecimiento de la recaudación, crecimiento de la producción, fortalecimiento de las reservas por ingreso de divisas".
• El FMI:
"Reactivada la economía, lo que se hace es dividir la deuda externa. Primero ante los bonos que tenemos (repartidos entre) miles de habitantes en el mundo; hay que buscarle una solución clara y concreta para que el país pueda cumplir con su obligación. (…)
" Por el otro lado, está la deuda propia que tenemos con el FMI. Si O'Neal (Stan O'Neal, presidente de Merrill Lynch) dijo que el paquete de la deuda argentina no vale el 15%, ¿por qué hay negociadores argentinos que dicen que vale el 100%?
"Al FMI hay que decirle: señores, primero reprogramación de deuda, después quita; llevarla a niveles posibles para no quitarle viabilidad a la Argentina; tercero, quita de intereses; cuarto, nosotros arreglamos con ustedes solamente si nos dan prefinanciación para las exportaciones. Si no se dan estas condiciones seguimos así, ¿qué nos va a pasar? (…) Debemos vivir integrados al mundo, pero eso no quiere decir que tengamos que aceptar cualquier cosa de ese mundo".
• Los hidrocarburos:
"En la primera etapa hay que recuperar el manejo de la renta petrolera. Sólo Argentina y Rusia no la manejan. Es una vergüenza, es de 6.000 millones de dólares, 20.000 millones de pesos por año y no tenemos ningún tipo de incidencia.
"(…) Hoy no hay posibilidad de gastar el dinero que se necesita para recuperar este espacio (nacionalizar). Podremos ir comprando acciones, ir incidiendo, hay muchas formas de que la renta petrolera sea manejada por la Argentina. Si las empresas petroleras, en vez de ser dirigidas estratégicamente desde España, siguen siendo privadas pero sirven a un proyecto de país y de desarrollo estratégico, me parece bárbaro. Eso es lo fundamental, lo que nosotros necesitamos: que le sirvan al desarrollo del país".
• El manejo de la economía:
"Yo quiero ser presidente y ministro de Economía. Voy a tener un (ministro) instrumental, pero yo quiero manejar la economía. El próximo presidente tiene que manejar todos los intereses".
Si el lector encuentra algunas coincidencias entre estos asertos y la realidad que le tocó vivir en los años que siguieron a esta entrevista, tal vez comprenda por qué uno de los méritos que se atribuyen al ex presidente sea el de haber contribuido a devolver la credibilidad a la política. También, acaso, justifique la esperanza que mostraron tantos jóvenes como los que se vieron desfilar ante su féretro en los últimos días.
HÉCTOR MAURIÑO
vasco@rionegro.com.ar
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