jueves, 13 de octubre de 2011

Casting de apellido

En algún caso la vida te da sorpresas y en otros no. Me resultó una genialidad, que la academia sueca le haya entregado el premio Nobel a un economista econométrico norteamericano ( es decir un neoliberal con pinta de que sabe porque mete un montón de formulas y números) que se apellida ni más ni menos que Sargent.
Todo un símbolo de los tiempos, Sargent, yanqui en épocas de guerra de monedas, amenazas de que Irán invadirá EEUU y otras pelotudeces semejantes.
Una digresión, el plan de atacar a Irán está en la agenda norteamericana desde hace décadas, y es el más descabellado de todos, lo va a hacer solo para demostrar cuán cerca del fin del imperio está. Cuán loco está. Como el Imperio Romano, que termino sus días en Persia contra los Partos, los Yanquis se lanzan embobados, impulsados por su complejo militar industrial, petrolero y financiero, a un suicidio.
Pero este no es mi tema de hoy, el tema es Sargent, el amigo sostiene, como un cabalista nato, que las decisiones de los estados interviniendo en la economía son un error pues las personas se anticipan siempre a esos movimientos tomando decisiones que los protegen de estas movidas estatales.
Lo explique así de tonto, porque así de tonto es el argumento escondido debajo de miles de formulas. Tanto lio para eso. Si yo, y los argentinos en general, ya lo sabían.
Lo sabían los amigos de Juárez Celman en 1890, lo sabia Tinelli y media farándula, además obvio de Felipe Cavallo y Pedro Pou en diciembre del 2001. Todos ellos se anticiparon a decisiones del estado y no solo eludieron su política, sino que se llenaron de guita.
Que los agentes económicos se anticipan en sus acciones al estado es una certeza. Lo que le falta a los econometristas y a Sargent, en particular, es aclararle a la academia Sueca que sus ejemplos son siempre de agentes económicos – individuos o corporaciones - que manejan información privilegiada dada por el mismo estado o alguno de sus responsables, antes de que la medida se tome.
Es decir en el Capitalismo corrupto es inútil que el Estado intervenga para ordenar el robo o impedirlo ya que los ladrones son parte del mismo aparato del estado. Di tres ejemplos Juárez Celman, Cavallo y Pedro Pou. Para que dar más.
Finalmente los de la academia sueca son unos hijos de puta, mientras el mundo europeo se cae a pedazos impulsado por economistas como Sargent, ellos le dan un premio.
Rusvi Tahan

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