Hace tres semanas escribí
un artículo sobre la política de ambulancias, esa politica que junta heridos o perdidos, hoy quiero dar una vuelta de tuerca
a esa nota.
A numerosos analistas políticos
los desvela la falta de un partido claramente de derecha. Es más, prácticamente
es un lugar común y el mismo Nestor Kirchner lo planteaba, que en el futuro
sería bueno, en la Argentina, tener claramente dos partidos uno de derecha y
otro de izquierda ( o de centro derecha y centro izquierda mejor). Obvio que
esto no deja afuera a la paloizquierda troskista, ni al partido nazi de
Biondini, pero la verdad no cuentan.
En realidad, en el pasado
reciente, el único intento de estructurar esto fue el de la Nueva Fuerza , y sus
nombres posteriores, encolumnados detrás del Capitán Ingeniero Alvaro Alsogaray.
Esta preocupación por la
inexistencia de un partido de derecha, que claramente defina sus postulados parándose
desde allí, aumenta al crecer, en visperas electorales, las ofertas de urgencia hospitalaria, que hacen
que los cuentapropistas de la política como Pino Solanas, Prat Gay, Elisa
Carrio, Estenssoro, me detengo aquí, la lista es enorme, estén cerrando
alianzas con el solo objeto de conservar, cada uno de ellos y no otros nuevos, un puesto en las Cámaras
de Diputados y Senadores, transformándolas a ambas en una institución “galpón”[1], llena
de gente que actúa sola sin saber, ni interesarle donde va el conjunto.
Por otra parte, el Kirchnerismo, al señalar la falta de un partido de derecha, también fuga hacia adelante, ubicándose
en el lugar de la centro izquierda, cuando es evidente a todas luces que dentro
del Frente para la Victoria también hay de todo. Mucho más ordenado, por el liderazgo
y poder que ejerce Cristina, pero que aún así no puede evitar los colados como
Gildo Insfrán, para señalar alguno.
Ahora bien este pequeño
escrito intenta explicar porque no se constituye y no se constituirá, entiendo, un partido
de derecha, y eso está íntimamente ligado a la caracterización de la “clase
dominante” argentina y sus comportamientos históricos. Para hacerla me remitiré
a un escrito de Jorge Sábato[2], en la
cuál explica, a mi entender de manera bastante precisa, el comportamiento de
dichas clases.
Sábato nos dice que
contrariamente a ser un grupo cerrado de terratenientes, al estilo Mexico o Chile, como se nos ha querido
mostrar en esquemas binarios, a saber: aquella famosa oligarquía vacuna que olía a bosta
y estaba concentrada en la Sociedad Rural, la clase dominante
ha tenido históricamente "una vocación comercial muy alerta para
aprovechar las oportunidades de un mercado internacional cambiante" y se
encuentra implantada, más allá del campo, en el comercio y las finanzas, dispone de grandes
posibilidades de dispersar riesgos entre distintas actividades productivas y de
aprovechar con gran rapidez coyunturas favorables. Por lo que la clase
dominante habría resultado mucho menos conservadora, que sus pares latinoamericanas, en el momento de
incorporación de estrategias y sumar otros miembros que lo que la concepción
tradicional sugiere.
Para ser más preciso Sábato hace un
estudio de historias de vida siguiendo las trayectorias de algunos de sus
miembros (entre las que se encuentran las de Amancio Alcorta, Miguel Alfredo
Martínez de Hoz y Ernesto Tornquist entre otros) que ilustra
mediante estos ejemplos el desenvolvimiento y papel de la clase dominante en la
Argentina. Mostrando claramente que esta gente se manejaba en
el campo, el comercio y las finanzas, con toda naturalidad y acumulaba dinero
según las coyunturas favorables en cada momento, en cada una de estas
actividades, diversificando enormemente sus riesgos.
Realizada esta breve explicación de
cómo “ domina la clase dominante” me permito hacer una extrapolación,
aventurada es cierto, creo que es inútil buscar en la formación de un partido
de derecha que la represente un lugar para la clase dominante en la Argentina. Por el
contrario, así como se ha comportado con la economía se comporta con la política,
diversifica sus riesgos, e invierte en política en todos lados, impregnando
tanto los partidos tradicionales como las nuevas coaliciones. El radicalismo
siempre se consideró un partido moderno, y que fue la expresión de las
crecientes clases medias urbanas y los inmigrantes, pero su segundo presidente
fue un “cajetilla” Don Torcuato de Alvear, que fue llamado a volver de Paris
para hacerse cargo de la presidencia de la Argentina. Y una vez expulsado Perón,
y más claramente a partir de Menem, el peronismo que siempre tuvo gente de
derecha en su interior, se llenó de miembros de la clase dominante, entre ellos
el más conspicuo Don Alvaro Alsogaray y su hija.
La presencia y forma de
actuar de la clase dominante llevó a difundir en todos los grupos propietarios, mas pequeños, pautas de comportamiento
que estimulaban a los nuevos empresarios a diversificar sus actividades en distintos sectores económicos y a
proceder de manera flexible para
ajustarlas entre sí. Al actuar así favorecían una tendencia a una alta concentración en manos de la clase dominante
que, siempre, fue un núcleo reducido. Asi el gran grupo de los propietarios
argentinos estarían muy poco diferenciados en términos de pautas de
comportamiento e implantación
multisectorial pero muy estratificados en términos de riqueza y poder.
Que quiero decir la constante
incorporación de nuevos ricos, llamense Tinelli o Grobocopatel, lo hacen ligándolos
por lógicas de comportamiento que los llevan a unificar sus pautas, incluidas
las culturales, y por añadidura dependiente del “sentido
común” de la clase dominante. Para dar un ejemplo en la actualidad pensemos en los pool
de siembra, son un instrumento financiero que junta chiquitaje de todo pelambre ( médicos,
abogados, comerciantes, etc. ) y a través de un mecanismo financiero ( ver mi
nota sobre Pools de siembra) son ya parte de un engranaje gigantesco y se suman
a la lógica de control del capitalismo argentino. Que es un capitalismo moderno
que descubrió tempranamente la estrecha vinculación del comercio con las
finanzas.
Por ello no creo que tengamos nunca
un partido de derecha soñado, más bien tendremos a la derecha jugando dentro de
todos los partidos, diversificando riesgos, mimetizándose, frenando desde
dentro, lo más posible, todo cambio en el reparto de la torta. Y contando con
la anuencia o complicidad de muchos que sueñan con vestirse en “Cardon”o “James
Smart”. Pero que, eso si, más modernos aceptan gustosos a Sarkany y pagan dos
lucas un zapato de 400.
Por ello propongo quitar de nuestra
preocupación analítica la falta de un partido de derecha y busquemos construir
una democracia cada vez más participativa, sabiendo que lo que hay es lo que hay.
Para consuelo, basta con mirar a los
yanquis y los europeos para ver que su bipartidismo de centro derecha (
republicanos y conservadores) o centro izquierda ( demócratas o socialistas)
, según el continente, han sido cooptados claramente por el capital financiero y
la lógica neoliberal. Son los mesmo
vió.
Los populismos latinoamericanos, tan
denostados, muestran mucho más dinamismo y contradicciones en su lucha que
estas construcciones payasas europeas, y que, tristemente, se copián en países latinoamericanos
como Chile, tomados como ejemplo por los Duhalde y los Grondona, y un sinfín de
políticos y analistas de los medios
dominantes.
Rusvi Tahan
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