miércoles, 12 de junio de 2013

Los partidos políticos y las elecciones




Hace tres semanas escribí un artículo sobre la política de ambulancias, esa politica que junta heridos o perdidos, hoy quiero dar una vuelta de tuerca a esa nota.
A numerosos analistas políticos los desvela la falta de un partido claramente de derecha. Es más, prácticamente es un lugar común y el mismo Nestor Kirchner lo planteaba, que en el futuro sería bueno, en la Argentina, tener claramente dos partidos uno de derecha y otro de izquierda ( o de centro derecha y centro izquierda mejor). Obvio que esto no deja afuera a la paloizquierda troskista, ni al partido nazi de Biondini, pero la verdad no cuentan.
En realidad, en el pasado reciente, el único intento de estructurar esto fue el de la Nueva Fuerza , y sus nombres posteriores, encolumnados detrás del Capitán Ingeniero Alvaro Alsogaray.
Esta preocupación por la inexistencia de un partido de derecha, que claramente defina sus postulados parándose desde allí, aumenta al crecer, en visperas electorales, las ofertas de urgencia hospitalaria, que hacen que los cuentapropistas de la política como Pino Solanas, Prat Gay, Elisa Carrio, Estenssoro, me detengo aquí, la lista es enorme, estén cerrando alianzas con el solo objeto de conservar, cada uno de ellos y no otros nuevos, un puesto en las Cámaras de Diputados y Senadores, transformándolas a ambas en una institución “galpón”[1], llena de gente que actúa sola sin saber, ni interesarle donde va el conjunto.
Por otra parte, el Kirchnerismo, al señalar la falta de un partido de derecha, también fuga hacia adelante, ubicándose en el lugar de la centro izquierda, cuando es evidente a todas luces que dentro del Frente para la Victoria también hay de todo. Mucho más ordenado, por el liderazgo y poder que ejerce Cristina, pero que aún así no puede evitar los colados como Gildo Insfrán, para señalar alguno.
Ahora bien este pequeño escrito intenta explicar porque no se constituye y no se constituirá, entiendo, un partido de derecha, y eso está íntimamente ligado a la caracterización de la “clase dominante” argentina y sus comportamientos históricos. Para hacerla me remitiré a un escrito de Jorge Sábato[2], en la cuál explica, a mi entender de manera bastante precisa, el comportamiento de dichas clases.
Sábato nos dice que contrariamente a ser un grupo cerrado de terratenientes, al estilo Mexico o Chile, como se nos ha querido mostrar en esquemas binarios, a saber: aquella famosa oligarquía vacuna que olía a bosta y estaba concentrada en la Sociedad Rural,  la clase dominante ha tenido históricamente  "una vocación comercial muy alerta para aprovechar las oportunidades de un mercado internacional cambiante" y se encuentra implantada, más allá del campo, en el comercio y las finanzas, dispone de grandes posibilidades de dispersar riesgos entre distintas actividades productivas y de aprovechar con gran rapidez coyunturas favorables. Por lo que la clase dominante habría resultado mucho menos conservadora, que sus pares latinoamericanas, en el momento de incorporación de estrategias y sumar otros miembros que lo que la concepción tradicional sugiere.
Para ser más preciso Sábato hace un estudio de historias de vida siguiendo las trayectorias de algunos de sus miembros (entre las que se encuentran las de Amancio Alcorta, Miguel Alfredo Martínez de Hoz y Ernesto Tornquist entre otros) que  ilustra mediante estos ejemplos el desenvolvimiento y papel de la clase dominante en la Argentina. Mostrando claramente que esta gente se manejaba en el campo, el comercio y las finanzas, con toda naturalidad y acumulaba dinero según las coyunturas favorables en cada momento, en cada una de estas actividades, diversificando enormemente sus riesgos.
Realizada esta breve explicación de cómo “ domina la clase dominante” me permito hacer una extrapolación, aventurada es cierto, creo que es inútil buscar en la formación de un partido de derecha que la represente un lugar para la  clase dominante en la Argentina. Por el contrario, así como se ha comportado con la economía se comporta con la política, diversifica sus riesgos, e invierte en política en todos lados, impregnando tanto los partidos tradicionales como las nuevas coaliciones. El radicalismo siempre se consideró un partido moderno, y que fue la expresión de las crecientes clases medias urbanas y los inmigrantes, pero su segundo presidente fue un “cajetilla” Don Torcuato de Alvear, que fue llamado a volver de Paris para hacerse cargo de la presidencia de la Argentina. Y una vez expulsado Perón, y más claramente a partir de Menem, el peronismo que siempre tuvo gente de derecha en su interior, se llenó de miembros de la clase dominante, entre ellos el más conspicuo Don Alvaro Alsogaray y su hija.
La presencia y forma de actuar de la clase dominante llevó a difundir en  todos los grupos propietarios, mas pequeños, pautas de comportamiento que estimulaban a los nuevos empresarios a diversificar sus actividades en distintos sectores económicos y a proceder de manera flexible para ajustarlas entre sí. Al actuar así favorecían una tendencia a una alta concentración en manos de la clase dominante que, siempre, fue un núcleo reducido. Asi el gran grupo de los propietarios argentinos estarían muy poco diferenciados en términos de pautas de comportamiento e implantación multisectorial pero muy estratificados en términos de riqueza y poder.
Que quiero decir la constante incorporación de nuevos ricos, llamense Tinelli o Grobocopatel, lo hacen ligándolos por lógicas de comportamiento que los llevan a unificar sus pautas, incluidas las culturales, y por añadidura  dependiente del “sentido común” de la clase dominante. Para dar un ejemplo en la actualidad pensemos en los pool de siembra,  son un instrumento financiero que junta  chiquitaje de todo pelambre ( médicos, abogados, comerciantes, etc. ) y a través de un mecanismo financiero ( ver mi nota sobre Pools de siembra) son ya parte de un engranaje gigantesco y se suman a la lógica de control del capitalismo argentino. Que es un capitalismo moderno que descubrió tempranamente la estrecha vinculación del comercio con las finanzas.
Por ello no creo que tengamos nunca un partido de derecha soñado, más bien tendremos a la derecha jugando dentro de todos los partidos, diversificando riesgos, mimetizándose, frenando desde dentro, lo más posible, todo cambio en el reparto de la torta. Y contando con la anuencia o complicidad de muchos que sueñan con vestirse en “Cardon”o “James Smart”. Pero que, eso si, más modernos aceptan gustosos a Sarkany y pagan dos lucas un zapato de 400.
Por ello propongo quitar de nuestra preocupación analítica la falta de un partido de derecha y busquemos construir una democracia cada vez más participativa, sabiendo que lo que hay es lo que hay.
Para consuelo, basta con mirar a los yanquis y los europeos para ver que su bipartidismo de centro derecha ( republicanos y conservadores) o centro izquierda ( demócratas o socialistas) , según el continente, han sido cooptados claramente por el capital financiero y la lógica neoliberal. Son los mesmo vió.
Los populismos latinoamericanos, tan denostados, muestran mucho más dinamismo y contradicciones en su lucha que estas construcciones payasas europeas, y que, tristemente, se copián en países latinoamericanos como Chile, tomados como ejemplo por los Duhalde y los Grondona, y un sinfín de  políticos y analistas de los medios dominantes.
Rusvi Tahan   




[1] Vale la pena revisar los escritos sobre galpones del malogrado historiador Ignacio Lewcovich.

[2] Sábato, Jorge Federico, “La clase dominante en la Argentina moderna. Formación y características”, Buenos Aires: Imago Mundi, 1991, 286 pp.


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