lunes, 8 de septiembre de 2014

Tres esloganes de la prensa neolibera a revisar: corrupción, inseguridad, inflación.




Hoy me centraré en resaltar los aspectos de los tres eslóganes de la prensa neoliberal que se mantienen ocultos por esta misma prensa con la complicidad de la mayoría de los actores sociales involucrados y que son, a su vez, los principales consumidores de la basura de los eslóganes y  ¿curiosamente? los principales beneficiarios de esa trilogía. En especial los ligados al sector agrario y los pooles de siembra.
¿Por qué elijo este tema?. En los últimos días ha salido a la luz que la empresa Monsanto obliga a los productores a firmar contratos especiales al momento de venderle la semilla. Dichos contratos incluyen, además del precio de venta de la propia semilla, dos cuestiones más anexas, un plus de royalti por productividad y la obligación de venderle la cosecha a los acopiadores socios de Monsanto. Este sistema que se ha extendido, se asemeja al fason ( que no es un faso grande) sino a aquel modelo muy usado en ciertas industrias como la del vestido y la del juguete , o en la del pollo. Donde hay un dueño que va dejando pollitos, vacunas en pequeños establecimientos rurales y luego recogen el pollo engordado. En nuestra regin se uso para engordad ajos o bulbos de tulipanes.
Es decir en ambas puntas del circuito esta el mismo actor, en la provisión y en la compra del producto para ser vendido.
Para hacerla corta, el productor agrario se transforma en un pedazo de tierra, que no controla ya mas, esta diría Mrax alienado de lo que va a producir y del producto final producido.
Los que han protestado no son por cierto espectadores inocentes, no son pobres campesinos explotados, son los que se han resistido a la 125 y han venido usufructuando de las ventajas del nuevo modelo agrario que nació en un acto, casi seguro, de corrupción en 1996.
Horacio Vertbitsky escribia en 2009: “El expediente administrativo que fundamentó la autorización firmada en 1996 por Felipe Solá para introducir en la Argentina la soja transgénica de Monsanto resistente al herbicida glifosato tiene apenas 136 folios, de los cuales 108 pertenecen a informes presentados por la misma multinacional estadounidense. Ese trabajo está en inglés y en el apuro por llegar a una decisión predeterminada, la Secretaría de Agricultura ni siquiera dispuso su traducción al castellano. Se titula “Safety, Compositional, and Nutricional Aspects of Glyphosayte-tolerant Soybeans” y ocupa del folio 2 al 110 del expediente. Solá se apresuró a firmar la autorización apenas 81 días después de iniciado el expediente, el 25 de marzo de 1996, el mismo día en que los organismos técnicos plantearon serias dudas acerca de sus efectos sobre la salud y solicitaron informes sobre el estado de las autorizaciones en Europa. La resolución de Solá dice que intervino la Dirección General de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Economía. Pero ese dictamen jurídico recién se firmó tres días después, el 28 de marzo. ¿Quién dijo que en verano decae la laboriosidad oficial? Verbitsky, H. Página 12. 26/04/2009
Pero como hoy los que son obligados a firmar el nuevo contrato de la semilla “invicta”, tal su nombre,  el olvido llegó rápido a la mente de Solá. En el 2006, cuando gobernaba la provincia de Buenos Aires, tildó de “imperialista” a Monsanto cuando quiso embargar las ventas al exterior de soja de una variación genética descubierta por la firma.

     
Que había cambiado, simple, a diferencia de EEUU y Canadá, donde la semilla esta patentada y cualquier cosecha, usada semilla comprada o guardada por el productor, paga regalías, aca en Argentina el productor de soja guarda su semilla y la resiembra o la revende. Monsanto reclamaba el pago de regalías por la utilización de la soja transgénica RR. La demanda fue calificada de "extorsiva y coercitiva" por el gobierno de Sola, “malo y nefasto para el campo”, con Néstor Kirchner apoyando a los productores llegó a los juzgados de la Unión Europea que finalmente respaldaron a Argentina, y a sus productores sojeros en realidad.
Para entender esto hace falta un poco de historia de cómo se manejo desde 1995 Monsanto, solicita la patente sobre la soja RR. Antes de que la patente fuera otorgada, al año siguiente, gracias a la autorización de Felipe Solá,  Nidera inscribe y comienza a comercializar semilla RR. Con posterioridad se sumaron muchos semilleros, y el mismo Monsanto empezó en 2000 a vender sus propias variedades con la marca Asgrow.
Todos los semilleros que vendían semilla certificada RR le pagaban regalías a Monsanto de acuerdo a los acuerdos de licencia que firmaban.
El problema para Monsanto, como vimos, se plantea cuando empieza a descender drásticamente el uso de semilla certificada, para ser reemplazada por semilla propia de cada agricultor (lo que es legal) o semilla vendida en forma irregular por varios agentes a los productores (la "bolsa blanca").
Hay que aclarar que en cultivos como la soja o el trigo, el productor puede volver a sembrar la semilla que cosecha, sin que disminuya la productividad. En maíz, sorgo y girasol no ocurre lo mismo.
A fines de los 90, también vence la patente que tenía Monsanto sobre el glifosato, por lo que perdió el monopolio y en pocos años pasó de valer U$S 9 a U$S 2 el litro.
Con este panorama, se intentó acotar el uso propio a través de convenios de adhesión que establecen una regalía extendida para el uso propio, con relativo éxito.
Cabe destacar en este contexto, que en solo 6 años la siembra de soja RR en la Argentina alcanza al 95% de la superficie del cultivo, mientras que en EEUU, donde se cobraban fuertes regalías al uso, la adopción fue mucho más lenta.
En 2004 Monsanto patea el tablero, deja de vender semilla con la marca Asgrow, deja de cobrarle regalías a los semilleros licenciatarios, y comienza una demanda en Europa para que los importadores le paguen, descontando de los embarques de soja argentina, las regalías por la soja argentina adquirida. Mientras esto sucedía, Brasil se negaba a permitir el uso de la semilla RR. Sin embargo los productores brasileños ( y luego los paraguayos y bolivianos)  compraban semilla RR en la Argentina, la contrabandeaban y la sembraban allá, tanto esa semilla como su descendencia era llamada la "semilla maradona". Eso fue hasta que en 2004, la soja RR es finalmente aprobada en Brasil, pero con un esquema que favorece el cobro de regalías para Monsanto.
Así estaban las cosas hasta el año pasado. El productor argentino, incluso el adherido al convenio de regalía extendida, no le paga un centavo a Monsanto por el uso de la tecnología. Los productores brasileros, americanos y de otros países si. La patente del glifosato ya esta vencida en todo el planeta, y varias marcas compiten por el mercado.
Pero todo esto no es gratis. Monsanto lanzó en 2012 la Inatcta y su gerente( que como no podía ser de otra manera no resiste un casting de apellidos) llamado Pablo Vaquero explicó que: “ Para poder comprar la nueva semilla “Intacta”, el productor va a pagar un precio por la bolsa de semilla y después pagará otro precio por la tecnología incorporada en cada tonelada producida", explicó Vaquero, que dio algunas precisiones acerca del modelo comercial que implementarán en el mercado argentino tomando en cuenta que hace más de diez años no participan del negocio de la soja en el país debido a las dificultades que tuvieron para cobrar regalías por el uso de sus semillas.
"Cuando compre la bolsa, el productor va a firmar un contrato en el que aceptará pagar un canon por tonelada producida bajo esta tecnología, con lo cual si le fracasa el cultivo no tiene que pagar nada. Además, vamos a establecer un sistema de control, a través del cual, cuando llegue el camión al acopio, se le va hacer un testeo de la soja para ver si tiene tecnología Intacta. Si no la tiene es porque seguramente sigue trabajando con la tecnología RR y no va pagar nada, como de hecho lo está haciendo hasta ahora. Lo importante es que Intacta será una opción que tendrá el productor", adelantó el ejecutivo.”
Todo este tema de la resistencia al nuevo contrato de Monsanto nos oculta otra cosa,  el nuevo modelo agrario. Como nos explica Norma Giarraca: “ lejos esta /el campo/ de los antiguos chacareros y menos de la idea de campesinado o agricultura familiar. Por el contrario: En este punto es necesario poner luz para comprender las profundas transformaciones del sector agrario argentino y, sobre todo, el cambio que supuso en este sector pasar de colono, chacarero a sojero, procesos ampliamente estudiados. En efecto, dentro de este sector ocurrieron muchas cosas –endeudamientos, pérdidas de campos, multiactividad familiar–, pero muchos de los que lograron permanecer se transformaron en productores sojeros o de otros agronegocios, que más allá de su escala de producción han quedado muy lejos de cualquier definición de agricultura familiar. Los cambios ocurrieron no sólo con los que entraron en la expansión del agronegocio sino con casi todo el sector. Esas características atribuidas a una “agricultura familiar” ya no las encontramos en los chacareros concretos de las distintas regiones del país. El trabajo ya no es familiar, se gestiona de otro modo; contratistas y otro tipo de tercerizaciones ya no viven en la explotación sino en los pueblos y ciudades como Rosario y se autoidentifican generalmente con los sectores capitalistas (recuérdese el conflicto con el gobierno en 2008).” Giarraca, N. Pagina 12 del 06/09/14.
Es decir el campo, el de los “pobres chacareros” esta  vació de gente, y , aún mas, de trabajadores rurales comunes, lo que predomina es el fason anteriormente explicado y la tierra es como una línea de producción fabril, totalmente automatizada. Es más no esta lejano el el día que las maquinas sembradoras y cosechadoras manejadas geosatelitalmente necesitaran solo un tipo con una computadora.
Como dato la Argentina se destaca dentro del fenómeno global de la concentración de gente en las ciudades. Aquí, según datos del último censo, 9 de cada 10 habitantes vive en ciudades (92%), más que en países densamente poblados como Estados Unidos (82%), Francia (85%) o Alemania (74%).
Otros de los elementos del discurso mediático neoliberal, la inseguridad, de la que nos hemos ocupado hace un par de meses en ocasión  de la visita de Marcelo Sain a El Bolsón. Allí nos ocupamos de los tópicos de inseguridad por robo, asesinato, violencia de género, drogas, etc. Mucho menos se ocupan estos medios, y sus repetidoras provinciales de otra inseguridad, casi invisible, o como me gusta decir invisibilizada. Asi lo más común son los reclamos para incorporar más policías o más patrulleros, pero nunca se pone  en evidencia el papel que Monsanto y otras transnacionales de la agroindustria y la minería han tenido como generadoras de envenenamiento, puede que en dosis homeopáticas, pero envenenamiento al fin con agroquímicos y agro tóxicos. Asi avanza la inseguridad alimentaria, comemos soja en forma de carne de feetlot, y corremos es riesgo, llevado al extremo de la lógica capitalista, que todos hagan soja y nadie lechuga, tomate o papa. Inseguridad agravada por un modelo económico de despoblamiento del campo, pérdida de identidad y urbanización inhumana. Madre de los robos ciudadanos.
Finalmente el tercer tópico, la inflación,  ha sido tocado por nosotros, y por otros especialistas en general, pero se oculta que ese tópico es parte de una característica estructural e histórica de concentración capitalista y desaparición de la competencia por cartelizaciones o fusiones. Concentración  de la tierra en pocas manos que empezó tempranamente en el gobierno de Bernardino Rivadavia con el crédito de la Baring y su exigencia que la tierra solo se alquilara, y luego, ya vendida a los locatarios terratenientes continuó con la Patagonia y el gran Chaco. Los ejemplos de la Cia Inglesa de Tierras con 1 millos de hectáreas y la Forestal en Santa Fe, Santiago del Esterio  y Chaco con 2 millones de hectáreas, nos exime de mayor explicación. Se desertificaron millones de hectáreas por ovejas o por desforestación. Si a ellos le sumamos que grandes empresas como Monsanto, Syngenta, Bayer, BASF, Dow y Dupont son las encargadas de generar las semillas híbridas, plaguicidas, fertilizantes, etc., por un lado, y por otra parte, la existencia de grandes empresas productoras y comercializadoras en el mercado interno (Arcor, Molinos Río de la Plata, San Miguel SA, Ledesma, La Serenísima, Sancor, Aceitera General Deheza, Aceitera Vincentini, etc.), y de grandes cadenas de supermercados, Coto, Carrefour, Walt Mart o La Anonimaque  que en conjunto, fijan precios muy por encima de sus costos, así como también está concentrada la comercialización externa por Louis Dreyfus, Cargill, Nidera, Bunge. Vemos que esa inflación es un fenomeno manejado por ¿100? Actores.
Es decir que cuando esta travestida Federación Agraria denuncia como monopólico y leonino el precontrato de licencia que Monsanto esta ofreciendo a los productores para sus futuras sojas con los genes RR2 y BTRR2, al igual que en todo lo demás solo lo hace por su mezquino interés. Pues sus “ex chacareros” retienen hoy el grano para obtener una devaluación, compran en Warnes repuestos para sus Amarok robados a otros y se esnifan en fiestitas los sábados. Es decir una sociedad de clases medieros donde el ocultamiento es la constante.
Finalmente  y para cerrar un breve pantallazo en América Latina nos cuenta que la lucha contra Monsanto está más extendida y encuentra mucha más resistencia entre los productores latinoamericanos, donde hay mas campesinado,  que en la Argentina. Las razones de la resistencia son las señaladas en este artículo. A manera de simple enumeración les cuento que campesinos guatemaltecos lograron derogación de ley Monsanto el  4 septiembre 2014.Monsanto pierde una batalla en México, la justicia de Yucatán en defensa de sus productores de miel prohibieron a las semilla RR.  En el Salvador Estudiantes salvadoreños rechazan presión de EE.UU. para ingreso de Monsanto. En Chile hay una gran respuesta campesina contra la introducción de Monsanto y sus transgénicos.
Rusvi Tahan






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