Casi unanimemente la mayoría de los medios y opinadores K.,
y algunos no tan K., salieron a defenestrar el discurso del abogado Daniel
Sabsay en el “coloquio” de IDEA. Sabsay es un personaje que debe su notoriedad
a que es citado por “ constitucionalista” cada vez que algo huele a anticonstitucional
o, mejor aún, una ley no gusta demasiado al sector opositor al gobierno. Dado
que en los últimos años casi ninguna ley de importancia le gusto a la oposición,
y mucho menos a los clarinistas, el tal Sabsay anduvo de parabienes dando notas
a Leuco y toda la peña.
En general, y atendiendo a que casi en simultáneo apareció en
los medios una comparación de encuestas que dan muy alto la aceptación de
Cristina Fernandez, los pro K. atribuyeron los exabruptos de Sabsay, y el de
otros panelistas de IDEA, a su furia por la limitación objetiva a ser gobierno
y su impotencia ante la realidad. Creo que atendiendo a aquello de Freud de que
la ira es provocada por el amor negado, en este caso el del pueblo.
Yo creo otra cosa, me parece que toda esta ira, estos
excesos verbales, algunos indigeribles, como los de Sabsay, Lanatta o Leuco son
más bien producto del desembarco en nuestro país de los asesores de imagen
formados en el mundillo norteamericano y dentro del concepto política espectáculo.
Digresión, política espectáculo hubo siempre, enumero: el
circo romano, los autos de fe y los desfiles hitlerianos solo a manera de
ejemplo.
En que me baso, en dos hechos, el primero: el ejemplo
norteamericano donde la publicidad, de cualquier producto no solo de la política,
puede ser totalmente basada en lo que le falta o los errores del otro y no hay
ningún límite en señalarlos con nombre y apellido. Asi la Coca puede mostrar un
error de la Pepsi con nombre y apellido. Es decir no importa tanto lo que yo
hare, siempre y cuando no haga lo que ha hecho el otro y lo señalo. De tal
suerte que en EEUU puede aparecer un spot de un candidato que arranque con un
discurso del candidato opositor diciendo una barbaridad, o algo que se supone
es una barbaridad, y seguidamente aparece el candidato que pagó la propaganda y
dice, si usted no quiere esto vóteme a mí.
El segundo en los nuevos formatos televisivos donde el espectáculo
exige griterío, chismes, datos curiosos o maliciosos, aseveraciones del momento
sin ningún fundamento, y por sobre todo que impacten rápido. Si uno recorre la
pantalla de los canales de aire comprobará que salvo pocas excepciones por lo
menos tres de ellos el 13, Telefe y canal 9 tienen en su grilla diaria por los
menos entre 3 a 6 horas de este tipo de programas donde los Doman, Rial, Ventura,
se dedican a decir, o hacer decir, cualquier cosa de cualquiera, muchos políticos
además se han vedetizado y algunos entran en este mundo farandulero a través de
sus voluptuosas mujeres, tal el caso de Insaurralde o Redrado. Y entonces los “otros
“ periodistas deben sucumbir a esta lógica y de pronto Castro se transforma en
un “medico” que diagnostica síndromes por la TV o Lanatta se transforma en
unpayaso vestido de la manera mas extravagante, más cercano al “café concert”, en un decidor de malas palabras y en aquel que
patotea a cualquiera.
Es decir lo exige el modelo comunicacional, no está ligado a
exabruptos, los exabruptos aparecen cuando el que los lanza lo hace fuera del
encuadre, tal el caso de Sabsay, y entonces allí, si allí, nos encontramos con
los mismos aplausos de un publico tinellizado. Culto, ni ahí, Mario Wainfeld
les ha contado las costillas y ha señalado con gran precisión que los dueños
del circo son más brutos que sus leones. Y que a lo sumo tienen gerentes que
hacen de domadores eficaces.
Por eso insisto, no es que estén desesperados, o si quieren
no solo eso, lo que están es atrapados por los asesores o publicistas o
expertos en comunicación que les dicen que ese es el formato actual, que el
otro la reflexión “ya fue”. Y además el formato exige sangre. Como bien señalo
anticipadamente hace bastantes años Charly Garcia, en esta revolución regresiva
la oposición piensa, junto a sus asesores:
“Pero si insisto, yo se muy bien te conseguiré.
Pero si insisto, yo se muy bien te conseguiré.
Cerca de la revolución,
el pueblo pide sangre”
Pero si insisto, yo se muy bien te conseguiré.
Cerca de la revolución,
el pueblo pide sangre”
Rusvi Tahan
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