jueves, 11 de noviembre de 2010

Sus ojos se cerraron…

Levante esta nota con/sin permiso pues me la mandó Juan y además salió en La Mañana de Neuquen, asi que me libere de esperar una respuesta positiva, que seguro vendría de levantarla a este bloguito.
Rusvi Tahan

Sus ojos se cerraron…

Un breve repaso, en primera persona, por los números del modelo iniciado a partir de 2003, los cambios en el peronismo y la sorpresa del optimismo.

Por Juan Quintar

Comenzó a acercarse a la política allá por los años ochenta, antes de la Guerra de Malvinas. Nos conocimos en una conferencia que dio “el colorado Ramos” en el Club Deportivo Neuquén, en la calle Fotheringham y, desde entonces, alimentada con las sucesivas decepciones de la democracia, fuimos cultivando una hermosa amistad que, claro, se despegó de la política. Hoy Fidel es un peluquero que disfruta tanto de sus tijeras como de la lectura, y conserva intacta una gran sensibilidad que en estos días es lo que le está permitiendo salir de su fatalismo. Me lo encontré varios días después y todavía ocultaba mal su conmoción por lo sucedido, me lo hizo sentir con un apretado abrazo mientras, suavemente y sin filtros, me largaba sus cavilaciones.
¡¿Este flaco vino sólo para despertar al gigante y se va?! ¡¿Así como así?! ¿Cómo es que suceden estas cosas? Estuve muy triste si… ¡Pero lo que veía en la televisión me sacaba la tristeza! ¡Tanta gente! ¡Y cuántos jóvenes! ¿Que muerte rara… no? ¡Qué muerte rara…!
Efectivamente, me dije, una muerte singular. En esos días abundaron textos que comparaban grandes muertes y funerales de la historia argentina. De todos ellosy de los pliegues de mi memoria– no recuerdo una muerte que haya disparado tanto la esperanza como la de Néstor Kirchner. Esa Plaza, esa demostración de afecto que sorprendió a propios y extraños, impactó fuertemente.
Fidel, al igual que este escriba, hace mucho que no se siente seducido por ningún “ismo” partidario, de todas maneras, ante la demostración de afecto popular, ambos nos sentimos impulsados a buscar respuestas. Entonces, juntos, comenzamos a mirar artículos y análisis para encontrarnos con los “números sociales” que parecen darle materialidad a aquellas emociones.

Multiplicar
Por ejemplo, todos sabemos del efecto multiplicador de la construcción, en toda la economía y en puestos de trabajo, pues bien: en estos tiempos se duplicaron los kilómetros de autopistas que existían en el país, pasando de 965 kilómetros en 2003 a 2015 kilómetros este año; se construyeron 480 mil viviendas. Este mes se inaugurará la escuela número mil. El salario, progresivamente, dejó de ser un valor establecido sólo por las leyes del mercado. El restablecimiento de las convenciones colectivas de trabajo, suspendidas por el peronismo en los ’90, cambió las relaciones laborales iniciando un camino que, es cierto, hay que profundizar, pero el cambio fue relevante: en el 2003 se firmaron 203 convenios y en 2009, 1.286. Hoy, el salario mínimo es un 900 % más alto que el del 2003. La reforma jubilatoria hizo que la mínima subiera un 585 % y que se incorporaran al régimen 2,4 millones de personas en edad de jubilarse, pero que no podían hacerlo porque la economía de los ’90 los había dejado literalmente fuera del sistema. La Asignación Universal por Hijo dejó a la indigencia entre un 2 y un 3,5 %, según los índices de inflación que se tomen de referencia. Eso significa que 10 millones de argentinos salieron de esa situación. El abismo entre el 10 % de la población más rica y el 10 % menos favorecida por los ingresos se achicó un 60 % en estos siete años, pasando de 54 a 22 veces. Desde 2005 se reactivaron cerca de 1000 causas judiciales por violación a los derechos humanos en la última dictadura militar, hay 588 procesados, sobre un total estimado en un millar, y 50 condenados. En fin, sin mucho esfuerzo, cruzando datos, comenzaban a dibujarse lecturas posibles a esa sorpresa de vida que fue la respuesta popular a esa muerte.

Gigante
En medio de la lectura de esos datos, Fidel me tomó del brazo y siguió, imparable, disparándome ideas: ¿Mirá que la historia es larga eh? ¿Cuántas cosas pasaron desde que se fueron los milicos? Nunca pensamos, por ejemplo, que después de la dictadura, el peronismo podía hacer tanto destrozo como en los ’90. ¡Una segunda década infame! Y luego.., desde el fondo del tarro, apareció nuevamente el peronismo, inclusive con los mismos protagonistas de aquel desguace nacional… Y nuevamente sorprendió. Decime una cosa… Kirchner… ¿despertó al gigante?
Bueno… ahora sus palabras me remitían a esa obstinación argentina, como dice el filósofo José Pablo Feinmann, que es el peronismo. Efectivamente, en los ochenta era, como la soledad para Pablo Milanés, un pájaro grande multicolor, que ya no tiene alas para volar. Y sin embargo reapareció. Reapareció y destruyó al país. Volviendo a Feinmann: “Que cosa el peronismo, caramba. Cómo diablos será posible entenderlo”. En fin, mientras memoraba esas frases del apasionante libro de este autor, Fidel seguía: Porque si sacamos la cuenta…, entre los diez años de tremenda construcción, de 1945 a 1955, y los diez años de destrucción, entre 1989 y 1999, Néstor vino a desempatar… y a colocar al peronismo en su lugar. Dos a uno gana la esperanza… Pierden los miserables. ¡Y vos sabés que yo creo que el resultado es definitivo…! Si, si… yo creo que es definitivo.

Destino cruel
Me asombró el optimismo de mi amigo, que se extendía entre los parroquianos de la peluquería. Me había acostumbrado a escucharlo hablar de Kirchner más parado en la desconfianza, como buscando la trampa para no volver a creer, atrapado en la idea de que somos juguetes de un destino cruel. Me asombra además sentirme contagiado por ese optimismo. De todas maneras, no creo en ese “empate”. La persistente destrucción de este país viene de muy atrás, los ’90 fueron la coronación de una decadencia larga. Como dice Ferrer: sorprende que no haya sido peor. Creo que sólo en Derechos Humanos Kirchner pudo revertir la debacle, por lo menos en lo que puede reparar la justicia. En economía apenas si hemos comenzado a movernos en el sentido de la reconstrucción. No es poco, ya lo dicen los números. Pero como dijo la Presidenta hace unas semanas: “El país está en manos de los monopolios”, y estamos aún lejos de recuperarlo.
¿Qué será “ese” el gigante que se despertó? Quien lo sabe… ¿acaso durmió alguna vez? Nuevamente Feinmann: “El peronismo sigue y hay que seguirlo de cerca… y tratar de entenderlo es aceptar el desafío de lo infinitamente contradictorio”. Sea lo que sea que está sucediendo en este país, pareciera que en verdad lo que se despertó es la conciencia nacional, que está adquiriendo una robustez considerable y eso es lo más importante, sobresaliente y alentador. Parafraseando a uno de los tantos que he leído en esos días, pareciera que aquel miércoles esos ojos se cerraron para que se abran los de muchos, inclusive de los que habíamos perdido la esperanza.

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