El Pino

El Pino, es un pino, no es un bosque, es individual. Con un dejo de ironía, Octavio Gettino daba, hace un tiempo por TV, su versión del profundo carácter ególatra del Pino Solanas.
Hace más de un año escuche a Magdalena Ruiz Guiñazú decir algo muy parecido a lo que dijo Solanas, que la gente, cuando vota, es de primera y segunda. En ambos casos con esa suficiencia de los que son superiores.
Empecé a buscar en aquellas visiones de vanguardias esclarecidas tan populares en los 60 mientras pensaba en que estación del tren de la historia popular se bajo Solanas. No voy a cometer la tontería de decir que no hacen falta dirigentes que tengan una visión más afinada de las cosas, que no hacen falta dirigentes que encabecen un momento histórico, pero están los que encabezan un momento y los que toman la delantera, y finalmente con sus decisiones van perdiendo a los que tienen atrás, los pierden o porque los mandan al muere o porque los que vienen atrás desisten de acompañar semejante locura.
Cuando el Pino dice que no se puede comparar el voto salteño con el porteño está dando una versión brutal, sin filtro, de civilización y barbarie. Y lo hace empujado por su deseo de protagonismo, por sus 5 minutos de fama, porque eso es lo que el electorado que quiere conquistar espera de él.
Bueno pero hace rato que el Pino derrapó, lo que me preocupa es que de mis amigos o conocidos del Proyecto Sur aún no me encuentro con los que hayan dejado al Pino en la estación y se hayan vuelto a subir al tren de la historia popular. Ni mi amigo Guillermo,viejo salteño, que tendría que haber mandado un mail general o via Facebock, puteándolo, ni el Chango que debería pensar en que el Pino lo mandará a dormir una siesta de manera despreciativa,ni Carlitos que estuvo de campaña con Ollanta, es decir haciendo campaña en el pueblo vecino de los salteños y a todas luces uno de los que marca la identidad de la tan mentada América Profunda. O de Osvaldo de Esquel cuya compañera es un exponente de los pueblos originarios, o será que los mapuches no son igual de “cabezas”. Ni el Victor o el soberbio de Lozano, aunque seguro, por la vía cristiana, entraron en el misticismo de vanguardia esclarecida, a la que gentilmente reportan ( Bergoglio dixit).
La verdad es que ya hace más de un lustro que Javier Auyero, en un trabajo de investigación admirable, dio una explicación del voto de los más pobres y explico claramente que ese voto no carecía en absoluto de racionalidad, que de ninguna manera era cautivo, por el contrario era un voto pensado, era un voto apuntando a garantizarse ciertas condiciones de vida. Muy diferente, digo yo, al de las clases medias, que votamos a De La Rúa, garantizando todo lo contrario, la continuidad del modelo y nuestra perdición en el “corralito” del vanguardista Cavallo.
Malaonda lujanero junto a un servidor también trabajaron en la Comarca del Paralelo 42 buscando una relación entre los planes sociales y el poder político, analizando el terrible periodo del 2001-03. Y, sin las luces de Auyero,también nos aproximamos a una explicación que no hablaba del travestismo de los más humildes, de su ignorancia, sino de la búsqueda, quizás ciertamente en el menos malo, pero que en el peor momento había sido su único interlocutor, y, mejor aún, el único que había corrido con una manguera con poca agua a apagar el incendio social.
Bueno pero más allá de la chachara moralina debo reconocer que Pino es un muy buen exponente de universo civilizado y civilizatorio porteño, y hará a no dudarlo una muy buena elección, máxime cuando el “escándalo” a que el tanto alude no son sus declaraciones sino el que los cabezas voten, tal como piensan de Rivadavia para el norte de la ciudad muchos vanguardistas, incluidos los de más a la izquierda que el propio Pino en esa circularidad que hace que los extremos finalmente se unan.


Rusvi Tahan