jueves, 3 de octubre de 2013

Mirando a nuestro alrededor.




Estamos en un momento muy especial de la historia. En general los cientistas sociales atribuyen, muy europeizadamente a mi gusto, los movimientos en la esfera socio política ( que incluye lo económico), desde el centro a la periferia, es decir viniendo de EEUU/ Europa hacia la periferia. Así han explicado las revoluciones latinoamericanas como producto/ consecuencia de la francesa, el estado de bienestar como producto del New Deal y Keynes, etc. etc.
En general, además, acomodan los discursos a las modas europeas, el peronismo no es innovador, ni estado de bienestar o es fascismo o es un distribucionismo made in mediocre.
La revolución cubana medio se la saltean, para luego pegarle por ineficiente. Obvio sin mencionar 50 años de bloqueo. Y así siguen los exitos.
Hoy, luego de que se les quemaron los papeles del fin de la historia, que Europa y EEUU están jaqueados por el neoliberalismo en todo sentido, lease alemán o las piruetas de Obama. Que mientras tanto, cuando esto sucede, suceden también en América Latina una serie de procesos históricos que reniegan de esas recetas. Y que estos sucesos, para zafar muchos estudiosos, y algunos del campo popular, pero confundidos, atribuyen a fenómenos providenciales lo que acontece, deshistorizando los procesos, desvalorizando las luchas del Frente Amplio, los luchadores venezolanos antes del mismo Chaves, olvidándose de Velazco Ibarra en Ecuador, con sus más y menos, del primer peronismo , del setenta y del 2001 en Argentina .
En toda esa melange, queremos mirar un fenómeno que si puede repetir lo del centro a la periferia, producto de la reacción conservadora, que hermana el capitalismo con las clases dominantes. Que no es lo mismo, pues las clases dominantes pueden ser esclavistas, como aún sucede en Blangladesh.
Hemos presenciado en los últimos meses la vuelta de Islandia, luego de su crack bancario a darle el gobierno a los mismos que lo habían provocado, a ver que Noruega giraba, luego de décadas a la derecha, que Francia había expurgado de socialismo a su gobierno socialista y aplicaba el recetario ordenado por Angela Merkel, quién ganó por lejos en Alemania.
Todo esto no hace más que reafirmar dos grandes cuestiones a tener en cuenta. Primero el fascismo, aquella ideología de los poderosos que se asienta en construir un sentido común del miedo, miedo a los cambios, miedo a quedarme fuera, del trabajo, del consumo, miedo a los “otros” turcos, negros, albaneses, gitanos o cabezas, miedo a todo en fin, está a la vuelta de la esquina. Trabaja sobre el sentido común de que lo mio es mio y no hay otra solidaridad social que la de que nadie me saque nada. Menos, obvio, impuestos distributivos.
Incluso es de tal magnitud, que Obama, lo único que hizo en sentido popular, mantener vigente un sistema de salud publica un poco amplio para los pobres, esta siendo jaqueado de tal manera, que se corre el riesgo de que EEUU entre en default. Obama, el que le salvo las papas y emitió dólares a lo pavo, de una manera que haría sonrojar a Alvaro Alsogaray y todos los críticos de la maquinita de hacer plata, trasladando, como los reyes medievales, la crisis de los banqueros, su crisis a nosotros via devaluación y moneda deteriorada, ese Obama esta casi Out.
Segundo que esa ideología con discurso vago y fatalista se cuela lentamente y avanza a través de un sinnúmero de candidatos metamorfoseados, a los que se les saca su pasado, se lo manda a la tintorería y se lo presenta blanco y reluciente.
Puede no ser necesariamente un Capriles, alcanza con Massa o Tabaré Vázquez para poner un freno y empezar a dar marcha atrás.
Por eso hace falta mirar hacia afuera, saber que Obama emite, que Merkel aspira todo a favor de Alemania, de los ricos alemanes, y que el circo del consumo no nos conduce a ningún lado.
Por eso también hace falta aquí que el gobierno explique claramente que dólares no hay, no debería haber salvo para usarlos para desendeudarnos y crecer en el cambio estructural de la industria argentina. Y que el nivel de consumo debe revisarse en función de poder generar un ahorro nacional que se redirija a tecnología, energías limpias, comida sana, vivienda digna y salud, por solo citar aquellas cosas en las que me parece que aún falta mucho.
Rusvi Tahan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

exelente, parece que todo esta puesto en mirar para adentro, sin enmarcarlo en la realidad mundial