¿Existe la posibilidad de que uno construya su propia
naturaleza psicotica?. Es decir: ¿ existe la posibilidad de que alguien con el
conjuro de su nuevo nombre y rol sea esencialmente diferente a su nombre de
nacimiento y a sus rol anterior?. O mejor aún ¿existe la posibilidad de que
convivan en una misma persona las dos a partir de una decisión propia?.
Los sicólogos no se qué dirán, seguramente aseguraran que
era un psicótico potencial, y que los cambios a los que se vio forzado, o aspiró,
le aceleraron su “enfermedad”.
Los católicos dirán, la intervención de la Gracia es
determinante y lo nuevo reemplazará a lo viejo.
Los que están interesados en el antiguo Bergoglio, o los que
piensan de manera determinista, insistirán, como he señalado, en la lógica de
House: la gente no cambia, será el mismo siempre.
Como buen peronista me inclino a pensar que: “todo en su medida
y armoniosamente”. Ademas me parece que un poquitin de psicótismo tenemos todos. ( ¿será asi Mario?).
Como un hombre que ha trabajado en muchas cosas y convivido
con innúmeras personas, laboralmente o militantemente, he aprendido que los
roles, a veces, modifican, por la positiva, a las personas. El poder y el dinero ( a veces van juntos, a
veces no tanto) son dos poderosas drogas energizantes. Tanto para la persona
como para los que lo rodean. La actitud servil o el signo pesos en los ojos, a
lo Rico Mac Pato, el avaro tio del Pato Donald, son actitudes comunes en los rodean a alguien de poder. A veces, cuando el que asume el nuevo rol se confunde, o a veces
por necesidad, va captando adláteres reconociendo estas miserabilidades en los
otros.
Toda persona que asume un rol de poder o maneja mucho dinero
debe tener la capacidad de poder descubrir en los otros esas miradas interesadas. Esa
capacidad (descontando que tiene la inestimable ayuda del Espíritu Santo) lo
librará de muchos males.
Resumiendo, estoy convencido, el nuevo Papa será otro que el Cardenal
Bergoglio, pues está en un lugar diferente. Bergoglio seguirá siendo Bergoglio
en cuanto a sus propias miserias.
Deberá librar una titánica lucha en este encuadre psicopático,
puede que sea un Papa de cambios o que deje todo como está. Esto último
de suyo será también un cambio, pues cuando su pontificado termine habrá menos católicos
y menos creyentes ( que no es lo mismo).
Un buen Papa siempre y para todo el orbe, no solo los católicos,
será mejor para este pobrecito mundo. Su remisión a la declaración de los
obispos en Aparecida, Brasil, nos da esperanzas a nosotros y la madre tierra.
Lateralidad: Para saber que cualquiera derrapa basta ver al
bueno de Horacio Gonzalez enojadísimo con el Papa por hacer demagogia con sus
gestos, por salir de blanco, con cruz de hiero, pagar el hotel, y salirse del
protocolo. Son actos demagógicos. Quizás. Como podría haber sido el de Néstor
cuando recién asumido se metió entre la
gente. No otra cosa decían de él los que criticaban sus políticas de derechos
humanos, entre ellos defensores de los derechos humanos y grupos de izquierda, calificándolas
de oportunistas.
Si coincido con Horacio que los afiches de Papa peronista
son de cuarta, y el entusiasmo por tener un Papa compañero, en términos
Pejotistas también. Pero, e insisto, si queremos salir del determinismo histórico
tenemos que tene esperanza en que la gente puede cambiar. Cualquiera.
Rusvi Tahan
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