Ayer, una agencia internacional de noticias le preguntó a Cristina Fernandez por los vaticinios de algunos analistas de que en el crítico contexto internacional actual Argentina podría entrar en recesión. "De ninguna manera", respondió la Presidenta. "Sin lugar a dudas vamos a volver a crecer, no a tasas chinas porque la crisis global no lo va a permitir", reconoció la presidenta, que por otra parte volvió defender las mediciones del INDEC.
Mientras Cristina ve esta película los medios dicen por ejemplo:
La recesión acorrala a Alemania y agrava la crisis en Europa
La economía de la zona euro se contrajo en el primer trimestre del año un 2,5%, pero arrastrada por la caída dramática del 3,8% del Producto Interno Bruto alemán, que superó las previsiones más pesimistas.
La contracción es más profunda que en Estados Unidos -1,6% en el mismo período- a pesar de que la crisis financiera empezó en la otra orilla del Atlántico. El Banco Central Europeo dijo que la recesión será al menos el doble de lo prevista. Esta caída no tiene precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, es decir más de medio siglo. El BCE prevé las primeras cifras de crecimiento para 2010, con un raquítico 0,2%.
Francia entró oficialmente en recesión al caer por segundo trimestre consecutivo. Los datos de Eurostat, la Oficina Europea de Estadísticas, muestran un desempleo récord del PIB de la Eurozona y del conjunto de la UE. La economía europea nunca había estado tan mal desde la introducción del euro y a finales de año podría haberse dejado por el camino un 4,5%
Pero veamos el más inquietante de los protagonistas de esta crisis. Alemania dio ayer la peor noticia a Europa. La economía germana, principal motor económico europeo, cayó un 3,8%, según las cifras divulgadas por Destatis, la oficina gubernamental de estadísticas.
La cifra es mucho peor de lo esperado y no se producía desde 1970, aunque la crisis actual es más duradera y los alemanes no sufrían un período así desde la Segunda Guerra. En términos anuales, el PIB alemán cae ya al 6,9% cuando las previsiones de Berlín esperaban un 6% para este año.
El propio Clarin, que cuando no anda queriendo ganar elecciones puede generar buenas notas, explica que:
“Esta crisis estalló en los mercados en la segunda mitad de 2008, cuando se desnudó la falacia de valores financieros inflados por una gran especulación. El detonante fue la explosión del boom de títulos hipotecarios (aunque eran sólo un aspecto, en medio de un festival de derivados y operaciones especulativas con petróleo, cereales, fondos de pensión, etc.), que cotizaban a un desmesurado precio que cayó cuando se rompió la cadena de pagos por insolvencia.
Colapso. Muchas firmas colapsaron (Bear Stearns, Lehman, etc.) y hubo fusiones, rescates y nacionalizaciones en EE.UU., Europa y Japón. Desapareció el crédito y la crisis pegó en sectores productivos o economía real. Se comparó con la Depresión de la década de 1930.
Estado. Muchos gobiernos vienen invirtiendo fuertes sumas de dinero público en sostener sus economías. Varios estados se hicieron cargo de activos hasta entonces manejados por privados. Se intenta regular y controlar más al sector financiero e inyectar liquidez bajando tasas de interés. Pero hasta hoy la crisis se come esos salvavidas.
Cifras. Desde fines del año pasado, el FMI revisa periódicamente hacia abajo las cifras de la recesión mundial. Lo mismo ha hecho la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre la caída de las transacciones comerciales globales. En ambos casos son cifras récord.”
Tambien sus periodistas plantean razonables opciones al modelo como la nota de Néstor Restivo - nrestivo@clarin.com quien dice:
“Cuando pareciera -sólo eso- que la crisis cede, a veces por meros espasmos del mercado que nada explican, asoman nuevos síntomas de su vasta hondura. Y ratifican sus dos rasgos clave: 1) afecta sobre todo a los países que la generaron: los centrales (EE.UU., Europa, Japón), arrastrando al resto. Y 2) no es apenas financiera, ni económica, sino que se revela como estructural y abarcativa de todo un modelo de acumulación. Estas páginas dan cuenta de la UE. Mientras, Japón se prepara para achicar su economía este año 6 a 7% y algunos auguran un repliegue semejante en EE.UU. para mitad de año. Otros polos de desarrollo (China o Sudamérica entre ellos) sufren coletazos pero están más firmes, mal que les pese a quienes quisieran verlos sometidos al ajuste perpetuo y desconocen el mérito de haber buscado vías alternativas. Hablamos de países cuyos gobiernos aciertan en valerse más en mecanismos autónomos y regionales (procesos de integración por peleados y complejos que sean, ensayos de cooperación financiera y monetaria, etc.) que en la "ayuda" externa, pues ésta no está o va a otros fines. Hace poco se anunció con triunfalismo el aumento del capital del FMI. Bien, casi la mitad irá a parar a los propios socios del G-7, países ricos, y mucho del resto a Europa del Este, no por altruismo sino porque allí bancos occidentales tienen la soga entre el mentón y las clavículas. La crisis estructural durará años y debería al cabo -aun en una visión schumpeteriana, un patrón que cae y otro que nace- parir un modelo de sustentabilidad social, ambiental y productiva. La opción es un lento suicidio.”
Al seguir la política del avestruz, la Presidenta que dice que la crisis no nos llegará, y la oposición que dice que la crisis es endógena por la mala administración kischnerista y nos devuelve como opción las recetas neoliberales, (confrontar en este sentido a Carrió diciendo que los K son estatistas comunistas y que planean nacionalizar todas las empresas como Chaves, dejando por “contrario sensu” la economía en manos del mercado, me imagino , con temor, como resolvería el conflicto de la papelera Massuh, como lo resolverían Macri o De Narvaes ya lo sabemos, salvarían a su amigote de la UIA), solo nos conducen a “la opción del lento suicidio” que plantea Restrivo .
Rusvi Tahan
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