Idea tomada de articulo del Diario El País, 16 de agosto de 2010.
Si bien amigos lectores era mi intención tomar un único diario, una sola edición de un único día y desguazarlo atentamente y con la mirada de Silvio Rodriguez, que dice en una de sus canciones algo asi como “ me pareció que ayer decía lo mismo”. Es decir que da igual el día que lo tomes, las noticias de una época determinada siempre se refieren a los mismos temas, lo que los periodistas llaman la agenda y que Umberto Eco atribuye solo a la prensa escrita. Esta agenda tiene diferentes presentaciones, ordenes, ubicación en sus páginas, tanto sea derecha – izquierda, en las pares e impares, primeras paginas o en las subsiguientes y menos importantes. Pese a mi intención les cuento que no pude evitar arrancar con esta nota, sacada de la contratapa del diario “El País”, hoja que corte del diario el día que baje en Barajas.
Me llamo la atención encontrar que, dentro del gran tema de la falta de trabajo, un estimado 20% del total de trabajadores activos, había una subnota a una trabajadora cubana. De la misma , del golpe de vista diría más bien, me impacto esta frase: “Carencias tiene Cuba. Pero es mejor eso que la tortura de vivir en la abundancia de aquí sin acceso a ella”. Esto es toda una definición para una sociedad controlada por la compulsión al consumo. Una sociedad que en los últimos treinta años tuve la suerte de ir viendo cambiar, de gente simple, austera a inicios de la década del 80 a esta España agrandada y agresiva. Una España que creo que no sale de su asombro, que no cree estar en una crisis, que aún piensa que España va bien.
Y en contraposición, entiendo a la cubana, he también tenido la suerte de estar en Cuba, donde un sinnúmero de profesionales, gente con enormes capacidades y estudios viven en una sociedad sin consumo, no porque no tengan ganas de consumir algo diferente, sino por la limitaciones de una doble pinza, las propias limitaciones del socialismo cubano y el bloqueo pertinaz que Estados Unidos y sus aliados le ha impuesto. Una sociedad cubana también inequitativa, donde alguien ligado al turismo y en el mercado negro, luce Nike de 200 dólares y un ingeniero del sistema eléctrico vive malamente en un departamento interno de dos ambientes en un edificio que se cae a pedazos. Digo malamente, pero también con enorme dignidad.
Y de pronto la lógica de la cubana, bueno si no tenemos, es preferible vivir en Cuba y no tener la oferta indecente de que consumamos algo para lo cual no estamos en condiciones de acceder.
Esta inmoralidad, esta indecencia, que se multiplica al calor de la crisis donde hay un 20 % de parados y un sinnúmero de pantallas, publicidades y mensajes que nos dicen que hay hoteles de 10.000 euros la noche y vinos de 3000 euros la botella.
Entre eso y la gente podemos ubicar las millones de luminarias que inundan el mundo español. Que inundan el mundo capitalista. Por eso elegí esta nota para arrancar. España, Europa entera está en crisis capitalista, y la oferta de consumir sigue, la locura sigue, los ajustes siguen, las xenofobias crecen al calor del paro.
Y con un 20 % de los españoles parados no encontré un supermercado de “gran superficie” sin cajeras sudamericanas, ni cafeterías sin rumanas, ni trabajadores de empresas de la construcción que hacen rutas que no sean peruanos o bolivianos. Uno les conoce el acento, el corte de cara, la mirada cómplice de sudaca si no llevas el documento adecuado, al aceptarte la tarjeta de crédito en la caja.
Y por supuesto sumemos además los negros africanos, los árabes, etc. etc., tanto que, bromeando, le señale a un amigo aragonés: “amigo los moros regresan por lo que es suyo”.
O como la negra cubana, regresan para recordarles lo efímero del consumo, lo inútil.
Rusvi Tahan
PD: Esta España tan agrandada y agresiva que al perder 4 a 1 con Argentina sus jugadores dicen, bueno vinimos a un partidto, no ibamos a poner las piernas que necesitamos para forrarnos de euros en el curro europeo. La España que perdió la "furia" que la hizo famosa. ¿ O será que lo dejaban pasar a Messi para resguardar la guita del Barza.
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