martes, 18 de noviembre de 2008

La Angostura se ensancha talando arboles

Comentario a una nota del Diario Río Negro.
El viernes 14 el Diario Rio Negro en nota de tapa mostraba una foto de la tala indiscriminada de especies nativas en Villa La Angostura y lo titulaba “Arboricidio en Villa La Angostura”.
No se que fue lo que me llevo a pensar en Esquel y las constantes quemas, que afectan año tras año las plantaciones de pino de sus adyacencias, plantaciones impulsadas pacientemente por todos los intendentes de Esquel desde hace 25 años cuando menos.
En un punto sentí que los vecinos de Villa La Angostura que parquiza sus construcciones eliminando especies nativas sin hesitar, están íntimamente relacionados con los que desde hace años encienden los pinares esquelenses.
Pero. ¿hay cosas en común entre Villa La Angostura y Esquel.?
El desarrollo turístico que el modelo busca para estas zonas cordilleranas puede ser un punto en común. La preocupación ambientalista es otro punto en común. Pertenecer a un espacio construido dentro del imaginario de los grupos medios de las grandes urbes argentinas e incluso europeas, espacio que se denomina Patagonia, es otro punto en común.
¿Existe algo en común entre la tala indiscriminada en Villa La Angostura y las quemas de Esquel?
Si: la lógica del crecimiento capitalista. Puede parecer un contrasentido pero me explayo.
El desarrollo del complejo de Villa La Angostura esta dentro del esquema de un turismo de alto nivel, promovido desde hace años por el gobierno del Neuquen.
En su lógica de maximizar los beneficios, en Villa La Angostura los compradores de tierras para construir complejos turísticos, o simplemente construir importantes mansiones, recuperan una parte de lo invertido en la tierra comprada con la madera de los arboles que talan.
En paralelo, las líneas ambientales que se promueven en Villa La Angostura, señalan públicamente otras prioridades como cerrar el paso Cardenal Samore a los transportes de carga, para evitar que atraviesen la Villa, señalando que generan una fuerte contaminación.
En Esquel el cuidado del ambiente prioriza desde lo estatal las forestaciones que tienen un fin de fijación de laderas y otro paisajístico que apunta al desarrollo turístico, desde los ambientalistas el enfrentamiento contra la minería de oro tuvo eco en parte por esta imagen turistisca y pura del ambiente esquelense.
Pero en paralelo un ejército de refugiados ambientales, gente expulsada de una cada vez más despoblada y desertificada meseta, desocupados de reserva que ayudan a mantener bajos los salarios acude tanto a Esquel como La Angostura en busca de un horizonte mejor. Es dudoso que estos refugiados sientan como propia la política de forestar con pinos los alrededores de Esquel, o estén preocupados por si pasan o no camiones por Villa La Angostura.
En definitiva para que cuidar lo forestado, para que impedir el paso de Camiones si el cambio paisajístico no es para ellos, las cuestiones ambientales que tanto desvelan a muchos en Esquel y Villa La Angostura no los incluye.
En Esquel, la lucha contra la minería, que sumó a pobres y ricos no fue acompañada por un similar esfuerzo de los políticos y los ambientalistas que la motorizaron para pensar en alternativas de inclusión de los excluidos, los pobres de Esquel tienen que tener pocas esperanzas de que una vez forestadas las laderas y que están aumenten de valor en función de su valorización paisajística no sean expulsados a lugares menos propicios fuera de la vista de los ciudadanos de primera categoria.
Tampoco los pobres de Villa La Angostura deben esperar que una vez que concluya el boom inmobiliario y de construcción no sean expulsados a otro destino, quizás a Pino Hachado.
En ese sentido creo que los puntos convergen, parece que existen dos ambientalismos, el que piensa que el ambiente es inclusivo tiene una pata política, una social, una ecológica y no pueden pensarse las patas por separado. Y otro que mira el ambiente como algo sin huella humana, ni rastro de interacción social, y con escasa apreciación del papel de la cultura como actor histórico, un ambiente cuyo conflicto no es el sistema capitalista sino cosas puntuales, sectoriales, la mina por allá , los camiones por acá. Esta visión fragmentada que excluye la confrontación con el modo capitalista de producción no conduce a ninguna parte. Pensar el ambiente exclusivamente referido a lo ecológico al ecosistema, a la protección de la flora y la fauna,prescindiendo del conflicto nos impide ver que , como dice Kovel en “el asesino de la naturaleza”:
“ …la crisis ecológica, no se refiere a algún perjuicio eco sistémico dado, como el calentamiento global, la extinción de las especies, la disminución de los recursos naturales o la extensión de las intoxicaciones por nuevos productos químicos, como los organismos que se han lanzado a la biosfera. Se refiere al hecho que esta clases de cosas suceden todas juntas- que están emergiendo en y pertenecen al mismo momento de la historia.” (Kovel, Joel, 2005:38)
Por ello la crisis ecológica la produce la minería, los camiones, las quemas, las talas la construcción suntuaria, que agrega demandas o huellas ecológicas enormes, de gas , electricidad, etc.
Es importante entender que la cuestión de la sustentabilidad futura en Argentina en general y en Patagonia en particular exige en primer lugar no pensar con preguntas del norte desarrollado, ni con las consignas del 1/5 rico que convive en nuestro suelo.
Lo primero que hay que combatir es la insustentabilidad social. Es decir el acceso a la tierra , a los recursos naturales, a los servicios y al consumo útil para los pobres.
Segundo la democratización de las decisiones socio ambientales, escapando a las soluciones tecnocráticas. O a los intereses sectoriales.
Existen caminos.
Crear políticas de sustentabilidad rural para poner freno al crecimiento de esos refugiados ambientales que son los crianceros, campesinos. Propiciando incluso políticas de Vuelta al campo.
Buscar la preservación del espacio público como un bien social. Entendiendo bien social a un bien mucho más amplio que el de una comunidad dada.
Evitar la alienación tecnológica urbana, pero también la rural.
Cuestionar los emprendimientos destructivos pero a la vez comprometerse en propuestas inclusivas de alta participación de mano de obra que incluya , por ejemplo, a los primitivos habitantes de Patagonia sistemáticamente excluidos del crecimiento regional.
La tala y las quemas son partes indivisibles del “crecimiento desigual” en nuestra región. Y no se detendrán al igual que los camiones si no paramos el motor de la lógica del crecimiento del capital.
Rusvi Tahan

2 comentarios:

Anónimo dijo...

NO ENTENDI NAAADAAAA

Anónimo dijo...

yo atampocooooooo!!!!