martes, 11 de noviembre de 2008

La falta de orden del campo popular

La falta de orden del campo popular
El día sábado lei una nota de mi amigo Hugo Yasky titulada “un golpe al corazón del mercado”.
La nota ,perfecta, no dejaba dudas de la importancia de la votación en diputados que puso plazo al fin de las AFJP.
Yo quiero analizar una lateralidad de la nota, pero cuya centralidad para el futuro del campo popular quisiera destacar. La lateralidad en cuestión es que Hugo redescubre un video porque una cineasta se lo alcanza en un sobre de papel madera. El video en cuestión fue realizado por ATE – CTA en las vísperas de la instalación de esa estafa legal que fueron las AFJP.
Porque este detalle reviste para mi centralidad, porque me muestra la enorme debilidad del campo popular. Con fondos de los trabajadores y seguramente en el marco de una estructura imaginada con futuro, pongamos que un Centro de Producción Audiovisual, dentro de un Centro de Estudios y Formación se realiza un video, que diez años después nadie recuerda, nadie rescata, si no fuera porque una ignota señora que tiene dignidad y no se guarda nada se lo envía a Yasky. Esto que relato no es poco común, lo mismo puedo reconocer en la Ctera y en más de un sindicato de base. En las últimas décadas las organizaciones populares han hecho esfuerzos por armar espacios de discusión ideológica, estructuras de formación de cuadros, centros de difusión, editoriales, etc. etc, que han carecido de políticas de conducción con continuidad en el tiempo.
El primer obstáculo: obligados a contratar intelectuales, para realizar esta tarea, ya que los militantes estaban enfrascados en frenar la marcha casi incontenible en los hechos concretos de la violencia neoliberal, se dio una paradoja, los viejos militantes ahora devenidos en dirigentes no confiaban en esos intelectuales. Y, lo que es más grave, muchos de esos intelectuales no confiaban en la militancia como destino propio.
Este combo puede tener muchas explicaciones, algunas demasiado ligadas a las miserias humanas. Los dirigentes no podían dedicarse a ponerse al día, por la velocidad de los acontecimientos, de las discusiones de la “academia”. Y a los intelectuales les había picado el bicho de la “academia” mercantilizada, que les prometía un futuro promisorio como productor de conocimiento, pero para producirlo, debía construir conocimiento “paperiano”, es decir un conocimiento fragmentado, bien escrito, critico, pero lejos de poner en duda la misma existencia dentro del sistema capitalista de una academia que los invita a participar, viajar, publicar, es decir los , diría el Principito, domestica.
Entonces tenemos casos como, pongamos, Narodosvky, que trabaja para la Escuela Marina Vilte de la Ctera señalando la centralidad de la educación y del educador en la lucha por la liberación, devenido en funcionario macrista aplica sin dudar recetas lejanas a las charlas que dio en el centro de formación Cterista. Es solo porque todo intelectual tiene un precio, no es más que eso, es un extenso decurso histórico que, por lo menos en la Argentina arranca en la década del 60, con la noche de los bastones largos se marcha del país un sector intelectual que aunque brillante es sumamente gorila, progre y antipopular a la vez, y queda en el país un sector que construye conocimiento militante, estos a su vez son exterminados en gran numero a partir del 76 y otros se van al exterior. Los que se van al exterior en esta segunda oleada regresan pero nunca tienen el lugar central que los viejos intelectuales progre y las camadas que ellos ayudan a formar ganan con el retorno de la democracia. Estos nuevos , discípulos de los viejos progre, son fuertemente consientes de la enorme facilidad que hay en producir conocimiento con los fondos del primer mundo, fondos que obviamente se extraen del tercero. No es que no escriban sobre estas injusticias, no les sacan, en lo personal las consecuencias que ello implica, no piensan en devolver al tercer mundo su tiempo por menos $ que los que el primero le ofrece. Si a esto le sumamos el coctel de cooptación menemista de los 90 tendremos la inteligencia que tenemos. Es decir puedo trabajar para la Ctera, pero esto no me implica la vida, también puedo, sin critica, trabajar para Macri, o puedo trabajar para la UBA, y sin crítica puedo trabajar para la Austral o la Fasta. ¿Esta mal?. No se. Alguna lucecita roja se me enciende.
Ahora toda la culpa es de ellos, no la culpa también es compartida por los dirigentes político sociales y los productores de conocimiento militante, no han podido sintetizar la consciente necesidad de ganar la batalla cultural y formar a su vez en la asignatura: “militancia social” a la mayoría de la intelectualidad progre. Y, además, muchas veces se han peleado entre si para “ver quién la tiene mas larga”.
Como ya escribí sobre la prensa, la batalla por la cultura es la batalla del siglo XXI, y es en ella donde se dirimirá el futuro. Ese futuro es más importante que los orgullos de viejos.

Rusvi Tahan

1 comentario:

Anónimo dijo...

LOS CARTONEROS NO SON LOS ÚNICOS QUE RECOLECTAN: Que coincidencia en reflexiones, seguramente sin utilizar las mismas palabras. Allá por el 2002 tuve la “suerte” de que una multinacional del papel, más de 400 fábricas en el mundo, me diera la oportunidad de ponerme al frente de un depósito de compra de papel, digamos mis colegas me llamaban el Arquitecto Cartonero. Lo que he visto pasar por esa experiencia, aún transcurrido algunos años, lo sigo elaborando, desde la explotación infantil, hasta docentes que salían de dar clases y se iban a recolectar cartones para poder sobrevivir a la crisis. Al punto que los libros “que entre todos” traían para vender no los “destruíamos” sino que los ordenábamos por autor, tema, etc. y los cambiábamos por corrugado. Flor de dolor de cabeza me dio en varias inspecciones que me hacían de la fábrica de corrugado para explicar que hacía en el depósito semejante cantidad de libros no traducidos en fardos. He visto pasar textos completos de Perón, Evita, La Razón de mi Vida, el más transformado en corrugado, El Capital de Marx, etc. etc.
¿Qué tiene que ver esto con el artículo? Mucho, “los intelectuales” fueron la avanzada de los cartoneros, en una actitud mucho más “decorosa” que salir a patear las calles, removiendo las bolsas de basura. Y ahí la semejanza. ¿Que locura, no? La reflexión que tengo después de leer el artículo es que LOS INTELECTUALES TAMBIÉN SON CARTONEROS, con tal de poder conseguir una financiación para poder sobrevivir, no importa cual es la fuente. Y del otro lado, contratemos a los que no coincide así de alguna manera no nos pegan tan fuerte ante cualquiera de nuestras propuestas.
Así tenemos producciones intelectuales que abarcan el arco ideológico que va desde el papel de segunda, los envases (pizzas etc.), papel con sus subdivisiones, de color y blanco, y la estrella, el corrugado. Sin hablar de las “trampas” de poner pedazos de vereda dentro del los bolsones para que pesen más.
GRACIAS POR TENER UN ESPACIO DE EXPRESIÓN.