martes, 8 de marzo de 2011

Ensayo sobre la idea

Realmente lo que voy a contar es veraz, no puedo decir más que eso.
Lo que sucede en Esquel desde tiempos pretéritos justifican darle cabida a la noticia, noticia que en realidad no es tal, porque no ha salido en ningún diario tal y como pareciera que ha sucedido.
Lo que ha salido en los diarios es la sórdida puja en los estamentos del poder tanto político como económico. Puja que se ha hecho tanto más dura por estar cerca de un proceso eleccionario que enfrenta a dos facciones del mismo partido, en la superficie, pero, por debajo, la puja es entre la “gente como uno” de Esquel, y el medio pelo, normalmente esta puja no se habría notado, pero bueno un joven “como uno” de apellido ilustre compite con un viejo militante que no quiere abandonar el poder y quizás no sepa como hacerlo. O, lo que es peor, el se hubiera ido pero hay decenas de medio pelo que jamás habrían llegado a donde llegaron sin su aquiescencia.
Un accidente. El hombre caminaba afiebrado por las calles con un sobre en la mano, miraba a todos lados y a ninguno, sentía miedo de seguro. No vio venir al remisero, que como sucede generalmente, boludea cuando no tiene nada que hacer y se siente el “flaco Traverso” cuando está buscando un pasajero que lo llamó.
A la vuelta de una esquina el hombre cruzando, el coche volando, y el encuentro estúpido con el destino.
La policía llega, junto con la ambulancia, más o menos rápido, más o menos tarde para el hombre que, parece, esta sin vida. No es así, luego se sabrá que está en coma.
El agente a cargo del operativo, recoge los zapatos del hombre y el sobre que se le ha caído. Lo abre, y allí parece que esta historia da un vuelco, dentro del sobre una carilla escrita a máquina con un encabezado: “Una idea para Esquel”. El agente entra en estado de alerta, llama al comisario y le dice: Sr. Comisario, perdone la hora, pero hubo un accidente y al tipo que pisaron se le “cayo” una idea.
No se sabe con certeza pero dicen que en pocos minutos el Comisario llego allí, aún con cara de dormido. ¿Estás seguro? Le dice al cana mientras manotea el sobre, lo abre y lee el primer párrafo.
Putea, mientras piensa: hace años que a nadie se le cae una idea y me toca justo a mí atender este accidente. Justo en este momento.
Lo que sucedió a partir de allí fue un pandemonio que duró bastante tiempo, pero como les decía al principio ese pandemonio se vivió más por debajo de la superficie. Hubo todo un inetnto de manipulación para evitar que la gente conociera lo que sucedió.
Obvio que se hablo del accidente, se discutió bastante sobre la seguridad vial, la forma de conducir de los remiseros y después de todo el pueblo. De la responsabilidad de los peatones, de los accidentes impunes. No faltó quién no sacara a lucir en plena campaña política accidentes que involucraban a familiares de conspicuos políticos y la impunidad que los había cubierto. Es más, hubo, a no dudarlo, una deliberada campaña para que se hablara de esto y no del sobre.
El sobre en cuestión termino en el despacho del intendente, pero el Comisario, viejo zorro se guardó una copia que hizo llegar subrepticiamente al candidato opositor.
Igual se imaginan nadie podía ocultar la parte no dicha de la noticia, el oficial a cargo la contó en un pequeño círculo y horas después medio pueblo sabía de que a alguien se le “había caído una idea”.
Volvamos al despacho del Intendente, su encargado de prensa enseguida armó un comunicado que explicaba que el buen vecino, sabedor de las costumbres mañaneras y campechanas del Intendente, iba sin hesitar a verlo. No otra cosa denotaba la ruta elegida por el buen hombre entre su casa y el edificio municipal. De la idea ni una palabra, esa era la consigna.
La lectura del comunicado enardeció a la oposición, que ya estaba reunida en casa del Ingeniero, cuyo hijo pugnaba por quedarse en el despacho Municipal, la oposición para llamarla de esa manera, era un variopinto de nombres importantes, o con mucha guita que es más o menos lo mismo, de la guía telefónica y de larga prosapia en el pueblo. Había médicos, contadores, docentes, empresarios, todos acostumbrados a ser siempre gobierno, de una manera u otra, con un partido u otro. Pero que estaban hoy por hoy cansados, indignados en verdad de ver a muchos recién llegados encaramados en sus despachos municipales.
Es que, me decía mi amigo oriental, esos tipos surfean cerca del poder, cambiar algo de Esquel jamás. Quién el oficialismo o la oposición. Todos respondió.
Vuelvo a la oposición “gente como uno”, el contador dice, rápido de reflejos, mirá el tipo es mi cliente y venía a traerme la idea, estaba en mi calle, cruzando la esquina, debemos aclarar que venía a vernos a nosotros y debemos lanzar la “idea” como nuestra ya mismo en la campaña.
El abogado dijo, vayamos despacio, esta bien que el tipo sea “nuestro” pero la idea guardémosla para usarla al final o destruirla como estúpida si la usan ellos. Se aceptó esto último. Inmediatamente y usando los mecanismos adecuados instalaron la contra versión en las FM locales, todas deseosas de ganarse unos mangos en publicidad del oficialismo local o del oficialismo provincial, ahora enfrentados.
La otra oposición, indagué luego, izquierda pedorra, derecha re pedorra. Mirá me dijeron: salieron a batir el parche de la necesidad de que la población supiera que aconteció. Pero ni habló de la idea, como podía existir una idea sin que se les hubiera ocurrido a los revolucionarios o a los conservadores.
La hago corta, el abogado de los pueblos originarios, recordándole a la mujer del accidentado que el tipo había nacido en Azul y siempre decía que era descendiente de Catriel, y atendiendo a que el territorio ancestral de los pueblos originarios era una unidad, que no tiene fronteras la “idea” era propiedad de la sabiduría de los Pueblos Originarios. El hijo del hombre, no muy convencido de su ascendencia “india” decidió llevarle el caso, por su cuenta al boga más piraña de Esquel que, rápido de reflejos, presento un “amparo” por los derechos de autor del accidentado y su familia como natural heredera. La cosa se judicializó mal, dos presentaciones de la misma familia al mismo tiempo, el juez ante semejante quilombo y preservándose para el futuro, los políticos siempre son necesarios para llegar al siguiente escalón judicial, decidió hacer la plancha. El sobre, con el original que el Intendente entrego en sede judicial, se guardó en la caja fuerte de tribunales, el tipo aún sigue en coma.
La idea jamás se aplico.
Bueno al menos eso parece porque nada ha cambiado. Aún siguen los ecos buscando como ordenar el tránsito en Esquel y sobre la inseguridad en las calles. Nada más.
Rusvi Tahan

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