martes, 15 de marzo de 2011

Japón

La visión tremebunda, al minuto y sin anestesia, por lo menos en lo que se refiere a la presentación de la noticia acompañada de imágenes del tsunami, ha sido acompañada por todo el, según que se vea, sensacionalismo imaginable, o toda la seriedad posible, es decir a gusto del consumidor que se detiene en su canal predilecto o cree, lo que es peor, lo que le dice la TV.
Más allá del horror y el dolor compartido por ese pueblo a quién la gente de mi generación pasó de odiar por malo, tal como era presentado en cada película de la Segunda Guerra, a respetar por valiente y sufrido en cada reiteración de la imagen de Hiroshima.
Perdonen la digresión, debo decir que yo he tenido un tintorero japonés en el barrio, el Sr Takayama, a quién veía asiduamente cuando mi madre le mandaba planchar las polleras que hacía para sus vecinas, el jamás me hablo, la que balbuceaba algo del castellano era su mujer, hosca, si uno puede imaginarse a alguien hosco. Con los años yo primero y luego mi madre fuimos entrando en tema con esa señora que solo hace un par de años, y luego de casi 40, cerro su negocio. Que atendió incluso cuando a su marido le dio saudades y regreso a Japón.
Les contaba que uno tenía una visión sesgada y estereotipada de los ponjas, por este motivo tan trivial o por el triste hecho que los japoneses fueron presentados por el Capitalismo, digno hijo de la triste burguesía protestante europea, como la panacea del pueblo que si se sacrifica sale adelante. Y no por sus alegrías, fiestas y respeto a sus tradiciones, esta visión menos acartonada recién aparece en los canales tipo Discovery Chanel y hace poco.
Bueno Japón se partió en pedazos, se llenó de agua y además y para peor esta con posibilidades de sufrir su segunda hecatombe nuclear. Ahora, y antes por ser basicamente un adalid del capitalismo. Esto hay que decirlo para presentar el problema en toda su dimensión, Japón fue el primer país de Oriente que abrazó la liturgia del capitalismo, cerró filas con sus señores feudales devenidos en industriosos capitalistas y con una cuidadosa explotación de su pueblo se lanzó a la fama al inicio del siglo XX. En ese lanzamiento, a poco, se encontró con que sus recursos naturales eran insuficientes y decidió quedarse , al mejor estilo europeo o yanqui con los recursos naturales de otros y como esos otros eran ambicionados también por los mismos yanquis o ya habían sido ocupado por ingleses , franceses, españoles u holandeses, Japón abrazo la teoría imperialista y se trenzó en una guerra por los recursos que coincidió con la guerra europea.
De lo que se trata hoy es de mirar a Japón como un espejo de lo que el “desarrollo”, la tecnología, nos vaticina, para sostener su crecimiento, su universo cibernético, su “modo de vida” y no depender exclusivamente del petróleo que se acaba, desarrolló una energía nuclear, incompatible con su realidad geológica. Y de esto me parece es de lo que hay que hablar. El Capitalismo, el modo de vida consumista no tiene límites, no tiene futuro, no le importa el futuro, un empresario capitalista, un gerente capitalista son la quintaesencia de Luis XVI, cada uno de ellos razona, después de mi el diluvio. Ahora “conmigo el Tsunami” les cayó por la nuca y están en el horno, ellos y el modelo en cuestión.
Seguramente esto no detendrá a los gerentes y a los capitalistas, perderán los de la Toyota y ganaran los de Johnson haciendo barbijos y algodones. En una fiesta perversa.
De lo que se trata me parece es mirar los costos del crecimiento poblacional y tecnológico que nos rodea, empezar a buscar la solución en reducciones del consumo, en desconectarnos de la locura, en mandar menos cadenas de mail y actuar más responsablemente con los recursos que tenemos.
Japón somos todos, la Argentina tuvo el Tsunami de Menem y De la Rúa que mató por hambre o por destrucción moral a miles de argentinos y salimos, para sostener el mismo modelo, pero salir es solo el comienzo, como ser más sustentables política, social, económica y ambientalmente es el desafío. Esas cuatro patas de la sustentabilidad están quebradas en Japón por el terremoto y son desafiadas por la realidad capitalista día a día en cada lugar del planeta.
Igual un pensamiento por los miles de ponjas que merecian mejor suerte.
Rusvi Tahan

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