Hace muchos
años, creo que era el gobierno de la Alianza, fui, en un viaje a Buenos Aires y
de puro cholulo quizás, a visitar a un amigo diputado. El correntino Jorge
Giles, estaba de diputado por Buenos Aires, pero lo escuchabas hablar y era
correntino, además de morochazo.
Me invito a
unos mates en su despacho, que no estaba en el edificio principal, sino en un
anexo por Combate de los Pozos, un edificio viejo y medio arruinado. La cana de
la puerta hizo caso omiso a mis pantalones a media pierna, estaban prohibidos
en el congreso, por el principal no habría pasado, pero allí sí.
En esa época,
Jorge, estaba embarcado en desnudar los
desfalcos de María Julia Alsogaray, uno a uno. Bueno, le dije, Jorgito es una
HdP y hay que mandarla en cana, ¡esta bárbaro!.
El me miró y
me dijo: si, es cierto, pero bueno, ella es un apellido del poder, ella es
poder, no se si entendes. Yo en esta me juego pero soy consciente que cuando
vuelva al llano quedaré expuesto a sus abogados, sus contadores, a la justicia
de clase, en suma, a todo lo que el poder real en la Argentina significa.
A que viene
esta pequeña remembranza, a que hoy quiero por un lado resaltar que está
acusado formalmente y puede ir en cana, como Mery Juli, alguien aún más
poderoso, un Barón del norte, el Zar del azúcar el mismísimo Don Pedro
Blaquier, casado con la heredera de quienes eran los dueños originarios del
Ingenio Ledesma los mismísimos Arrieta.
Es que un
Juez tucumano, un tal Poviña en su fallo incriminando a Blaquier, señala que,
además del apoyo intra e interinstitucional “con el que contaron las fuerzas de
represión para arrebatar la representación política, los militares a cargo de
los sucesivos golpes de Estado fueron apoyados, y se beneficiaron, con la colaboración
activa de los mayores grupos económicos del país”. Continúa: “La política
económica y la política represiva estuvieron, entonces, íntimamente
relacionadas. Así, no resulta sorprendente, a esta altura del análisis, que
aquellos militares que participaron en los sucesivos golpes de Estado, y
asumieron como ministros o funcionarios públicos, fueran luego de su retiro
contratados por las grandes corporaciones, como lobbistas o asesores”. Ledesma
se llama Martínez de Hoz; se llama créditos de los militares que la
favorecieron; se llama haber liquidado los ingenios azucareros del norte para
nuclearlos en Salta y Jujuy. (Cftr:
Aliverti, E. Página 12 . digital, 19-11-12)
Y, como se
que al medio pelo le gusta mucho saber de ellos, de los ricos e ilustres, que
son un poquitín diferentes a los ricos y famosos, comprar la revista Hola y
pensar que aquí como en España a los grandes de España, a la nobleza se la
respeta, la envidia y se quiere ser como ella, me metí a buscar noticias con
apellidos. El medio pelo es como un amigo que se gasto todo para que su hija
fuera a la Universidad Austral, allí tendría los contactos necesarios para
avanzar.
Inicio esta
parte con Osvaldo Bayer, para que
entendamos lo del poder.
La llamada «Conquista del
Desierto» sirvió para que entre 1876 y 1903, es decir en 27 años, el Estado
regalase o vendiese por moneditas 41.787.023 hectáreas a 1843 terratenientes
vinculados estrechamente por lazos económicos y/o familiares a los diferentes
gobiernos que se sucedieron en aquel período. Sesenta y siete propietarios
pasaron a ser dueños de 6.062.000 hectáreas. Entre ellos se destacaban 24
familias patricias
que recibieron parcelas que oscilaban entre las 200.000 hectáreas de los Luro a
las 2.500.000 obtenidas por Martínez de Hoz... la concentración de la propiedad
se fue acentuando y hacia la década de 1920, concluido ya el proceso de
formación de la propiedad rural, solamente 50 familias eran propietarias de más
de 4 millones de hectáreas en la provincia de Buenos Aires... Los ganadores se
quedaron con las tierras. El general Roca mismo recibió 65 mil hectáreas como
botín de guerra. Hubo campos para los otros generales y oficiales y para los
estancieros y comerciantes que habían financiado la matanza.
No me interesan los 1873, me interesan las 24 familias,
ellas, a través de diversos clubes, el Progreso en su época, el Joquey después y
los que fueron inventando, además del SIC y el CASI, el San Fernando etc., y en
años más recientes la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas, para
verse sin la chusma y seguir haciendo negocios. Que de eso se trata, solo de
negocios. Se mantuvieron en contacto, manejando buena parte de los hilos de
nuestra sociedad.
Imagínense como se diferencian si en su espíritu de cuerpo, y anticipándose al
enjuiciamiento de Blaquier, previendo quizás que les toque a ellos, si lo de papel
Prensa prospera, lanzó a los Mitre a jugarse “Hay una elite de este país que
piensa de una manera y una clase baja que no se informa, no escucha, no toma
conciencia y sigue a la Presidenta. Cuanto menos cultura hay, Cristina obtiene
más votos”. Esas palabras le dijo el director del diario La Nación,
Bartólome Mitre a la revista brasileña Veja.
Que hay
una elite ya lo sabemos, ahora ¿somos conscientes de su importancia, la de la
vieja estirpe, o pensamos que se han retirado, caído, etc.?
Miremos
un poco 1975, los milicos dan el golpe, pero quienes manejan los hilos :
Los conspiradores civiles del Grupo
Perriaux –juristas, economistas, abogados y empresarios– intentaron
inicialmente tomar contacto con la Armada, tradicionalmente más gorila y
liberal que el Ejército. Pero Massera no era un tradicional integrante de la
“valiente muchachada de la Armada”, y Videla era ultraliberal en materia
económica. Fue Miatello el que le presentó a su jefe, a algunos de los integrantes
de aquella cofradía de civiles golpistas que se convertirían en los Chicago
Boys.
El Grupo Perriaux era hijo del Club Azcuénaga, que se reunía en una casa de esa calle porteña, cedida por el terrateniente Pedro Blaquier al coronel de caballería Federico de Álzaga, un descendiente de una familia patricia que fragoteaba allí con civiles. Coordinado después por el “Francés” Perriaux , el cenáculo proporcionó a la dictadura a su primer y segundo ministro de Economía, Lorenzo Sigaut; al jefe del Gabinete de asesores de Joe, Luis García Martínez, al secretario de Agricultura, Mario Cadenas de Madariaga; al ministro de Comercio e Intereses Marítimos de Roberto Viola, Carlos García Martínez; al secretario de Energía de Videla, Guillermo Zubarán; al secretario de Hacienda, Horacio García Belsunce y a docenas de funcionarios.
El Grupo Perriaux no era el único círculo de confabulados. El Club Demos le dio a la dictadura el número dos del Ministerio de Economía, Guillermo Walter Klein, que ocupó el cargo de secretario de Coordinación y Programación Económica; el presidente del Banco Central entre el ’76 y el ’81, Adolfo Diz; el secretario de Comercio, Alejandro Estrada; y el secretario de Hacienda entre el ’81 y el ’82, Manuel Solanet. En La Plata operaba otro grupo fragotero que integraban el que fuera luego ministro de Justicia entre 1978-1981, Alberto Rodríguez Varela; quien se convertiría en ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Jaime Smart; y el que sería ministro de Obras Públicas de esa provincia entre 1976 y 1981, Raúl Salaberry. Por supuesto que no se trataba de compartimentos estancos, más allá de contradicciones memores, los grupos de conspiradores compartían el mismo ideario y los mismos salones sociales, en los que intercambiaban información sobre la inminencia del golpe militar. El 24 de marzo de 1976 todos tocaban la misma música con una coherencia inusual. ( Verbytzky, H. Pagina 12 del 12/11/12)
El Grupo Perriaux era hijo del Club Azcuénaga, que se reunía en una casa de esa calle porteña, cedida por el terrateniente Pedro Blaquier al coronel de caballería Federico de Álzaga, un descendiente de una familia patricia que fragoteaba allí con civiles. Coordinado después por el “Francés” Perriaux , el cenáculo proporcionó a la dictadura a su primer y segundo ministro de Economía, Lorenzo Sigaut; al jefe del Gabinete de asesores de Joe, Luis García Martínez, al secretario de Agricultura, Mario Cadenas de Madariaga; al ministro de Comercio e Intereses Marítimos de Roberto Viola, Carlos García Martínez; al secretario de Energía de Videla, Guillermo Zubarán; al secretario de Hacienda, Horacio García Belsunce y a docenas de funcionarios.
El Grupo Perriaux no era el único círculo de confabulados. El Club Demos le dio a la dictadura el número dos del Ministerio de Economía, Guillermo Walter Klein, que ocupó el cargo de secretario de Coordinación y Programación Económica; el presidente del Banco Central entre el ’76 y el ’81, Adolfo Diz; el secretario de Comercio, Alejandro Estrada; y el secretario de Hacienda entre el ’81 y el ’82, Manuel Solanet. En La Plata operaba otro grupo fragotero que integraban el que fuera luego ministro de Justicia entre 1978-1981, Alberto Rodríguez Varela; quien se convertiría en ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Jaime Smart; y el que sería ministro de Obras Públicas de esa provincia entre 1976 y 1981, Raúl Salaberry. Por supuesto que no se trataba de compartimentos estancos, más allá de contradicciones memores, los grupos de conspiradores compartían el mismo ideario y los mismos salones sociales, en los que intercambiaban información sobre la inminencia del golpe militar. El 24 de marzo de 1976 todos tocaban la misma música con una coherencia inusual. ( Verbytzky, H. Pagina 12 del 12/11/12)
Alli, sacando algunitos apenas, tenemos mayoritariamente 200 años de historia
Argentina.
Tambien Verbytzky nos da pautas de los
negociados con Tierras no ya del siglo XIX, sino del XX:
En agosto de
1947 José Carlos Pacheco Alvear, descendiente del general Pacheco y del
Director de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1815, Carlos María de
Alvear, le vendió al Estado Nacional 511 de esas hectáreas. La compañía
telefónica estatizada por Juan D. Perón ocupó 123 de esas hectáreas, en 1948.
Siete años después la Radio Nacional instaló en otras 73 hectáreas del predio
sus antenas retransmisoras para todo el país. En 1984 el gobierno del presidente
Raúl Alfonsín cedió otras 82 hectáreas a la Armada, para el entrenamiento de
sus oficiales en una actividad propia de la defensa de la Patria en el mar: el
golf.
/Como eran
tierras de Entel las 123, pero con un pase de baile Mari July metió las de
Radio Nacional también, se transfirieron a las telefónicas y estas las
vendieron./
Los
compradores fueron Pentamar S.A. y María Victoria Hueyo de Anchorena, quien
manifestó actuar como “gestora de negocios” de Ospen S.A. y en representación
de sus hijos. (María Victoria Hueyo Rodríguez Alcorta se casó con Julio Jorge
Born Frías, hermano de Juan y Jorge Born con quien tuvo esos hijos, Julio y
Victoria Born Hueyo. Luego de enviudar Hueyo se casó con Alberto Arturo de
Anchorena Udaondo).
Y luego se
las cedieron a Eidico S.A., en dos escrituras, bajo la figura del fideicomiso y
por 5 años. Su titular era y es Jorge O’Reilly Lanusse, de 43 años, casado con
Marcela Beccar Varela. Para un
desarrollo inmobiliario.
Hace poco salió
una foto del actual gobernador de Neuquén con O´Reilly en La Angostura, seguro
en otro “desarrollo”.
Mi madre,
que siempre supo donde estaba parada me decía y me dice aún cuando se me ocurre
una idea deshubicada ¿ que te crees, que sos hijo de Mitre? Hace 50 años que
escucho esa pregunta, gracias a ella siempre desconfié de los apellidos
ilustres.
Si me dirán
ustedes que hay tipos más ricos, que Batistuta es dueño de medio Santa fe,
igual que Del Sel, y los Grobo. Que los apellidos han sido contaminados por
pizzas y paellas diversas. Que los extranjeros se hicieron su agosto en estas dos
últimas décadas quedándose con enormes bellezas naturales. Si señores, pero
como dirían Sabato y Schvarzer en sus trabajos sobre la clase dominante, todo eso son
paparruchadas, es que la guita está más fácil en otro lado, en desarrolladores inmobiliarios
como O´Reilly o medios de comunicación o vaya a saber en que, en cada momento.
Pero estos tipos a los que toda la Clase Media envidia, siguen allí. Y si no
los descubrimos, no prendemos la luz y los sacamos de las sombras, nos seguirán
cagando. O quién era el asesor de prensa de la Minera Barrick hace 10 años. ¿Alguien
recuerda su apellido?. A cuantos periodistas esquelenses se les caía la baba de
verlo a Gonzalo.
Rusvi Tahan
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