jueves, 26 de abril de 2012

Apuntes en relación al tráfico de influencias.


Apuntes en relación al tráfico de influencias.

En los últimos días se ha instalado u ocultado en los medios de comunicación, , según convenga y para que o quién, la discusión sobre la actividad de distintos actores que se ofrecen para “aceitar” las relaciones con los poderes políticos tanto nacionales como provinciales.
Solo para enumerar citaré dos: la denuncia del Vicepresidente Amado Boudou en relación a las visitas que recibió siendo Ministro de Economia:  de un estudio jurídico y del presidente de la Bolsa de Comercio , y la más reciente información de que Repsol tenía contratado a Alberto Fernandez- ex jefe de gabinete de Nestor Kirchner- como “consultor”.
Como soy viejo ya no me quería enganchar en discutir algo que es a todas luces conocido, “anque” a todas luces todos se hacen los que “yo no se”. Quién que no sea menor de 35 años no recuerda a Carnaghi diciéndole a Tato Bores “mire que yo manejo la botonera” ( de los teléfonos y de los nombres a los que había que visitar para obtener algo) y los de más de 50 a Fidel Pintos amagando, ante el peluquero Don Mateo, sacar de su bolsillo los teléfonos  que obviamente eran contactos importantes y le abrirían puertas.
Pero no obstante ello, y como se trata de temas que hay que sincerar me parece que esto merece empezar a “blanquearse” legalmente y poner entonces las actividades en el lugar que corresponden, separando  en términos teóricos la gestión de interés y el lobby, ya que tienen definiciones distintas: mientras que quien realiza un proceso de lobby es un tercero, profesional que gestiona el interés de un grupo frente al funcionario o legislador, tal el caso de Alberto Fernandez que es contratado como consultor, la gestión de intereses puede definirse como “cualquier gestión que, basándose en una o varias actitudes compartidas, lleva adelante ciertas reivindicaciones ante los demás gestores de la sociedad…” (Bobbio, 1994).
Es decir que alguien públicamente salga a defender el vino tinto y lo reivindique, no es lo mismo que hacer lobby empresario con contactos en el Consejo Deliberante para que no hayan restricciones para su venta.
El vocablo lobby se remonta a Gran Bretaña, aproximadamente tres siglos atrás, cuando en la antesala de la Cámara de los Comunes, denominada "lobby", aguardaban los comerciantes o agricultores de entonces que querían llevar sus demandas e influir de esta manera en los legisladores. Sin embargo, fue en los Estados Unidos donde el lobby pasó de ser una actividad oscura vinculada con intereses espurios, a una actividad lícita regulada legislativamente.
En Estados Unidos el lobby es una actividad legal y reglamentada desde 1946 con enmiendas en 1995 y 2003. Allí  el lobbying es una defensa de los puntos de vista empresariales en conflictos públicos. Los lobbistas pueden ser consultores, directivos de empresas registrados como tales, coaliciones, asociaciones de comercio e individuos comunes que se valen de las redes sociales para hacer oír su voz a los gobernantes. Pero rara vez se autotitulan lobbistas, sino "especialistas en relaciones públicas o consultores”.
Por otra parte, en el sistema electoral estadounidense las contribuciones financieras para campañas electorales juegan un papel muy importante. En las campañas electorales de los miembros del Congreso (y no hace falta mencionar las campañas electorales presidenciales) el apoyo financiero de lobbyistas es indispensable. En contraste, las campañas electorales de los parlamentarios europeos en general no son financiadas por agentes privados (aunque existen diferencias entre los distintos países miembros).Cito esto último porque en la Argentina el financiamiento político aún es un agujero negro y es cada día más evidente que para hacer política en nuestro país se necesita cada vez más dinero.
Pero es muy importante señalar para los cuestionadores de la “calidad institucional” y defensores del republicanismo que  fue Néstor Kirchner quién firmó en 2003 el decreto 1172 que regula la gestión de intereses. El texto establece que “desde el presidente hasta las autoridades de organismos estatales con categoría equivalente a director general, pasando por ministros y secretarios de Estado, deben publicar en Internet un registro de audiencias de gestión de intereses (o lobby), definida como toda actividad con fines de lucro o sin ella, destinada a influir en las funciones de esos organismos”.Y que en cambio pese a que desde la crisis de representación política del 2001 a la fecha han sido presentados más de 25 proyectos uno de ellos en 2002 del senador Carlos Maestro,  ninguno de estos se ha convertido en ley hasta ahora. En todos los proyectos se parte de un concepto claro: el lobby no es negativo o ilegal.
Las diferencias por las que no se avanzo en la legislación no estuvieron vinculadas a si debían publicarse las agendas de los legisladores (todos coincidieron que esto debía hacerse) sino a si regulación era un primer paso hacia algo más grande (por ejemplo la creación de un registro de lobbystas) o era un estadio final para regular la gestión de intereses. En realidad, la mayor controversia estuvo vinculada justamente a esto, a la creación de un registro de lobbystas.
Y esto es lo importante, la creación del registro de lobbystas blanquearía desde que lugar habla cada uno, evita las confusiones o las oscuridades, ya que si vas a un programa de televisión y decís cualquier barbaridad a favor o en contra de algo, el periodista si quiere o el panelista que conteste saca el registro y dice, mire este señor es lobbysta de …
Para no aburrir a los lectores me meto en el barro local, vamos a nuestra provincia, si uno ve que el Diario Jornada de Chubut dice una cosa y además saca una foto de Jose Luis Manzano en cuanto evento nacional o provincial aparece, está bien, ya que Jose Luis Manzano es dueño del Jornada. Pero cuando Manzano va al velorio del papa de Das Neves o visita la provincia en pleno debate de la renacionalizacion de YPF, cualquier palurdo se daría cuenta que junto a su socio Aidar Bestene está haciendo lobby para su multimedios y su empresa petrolera. Esta última empresa pudo nacer por tres motivos importantes el primero su accionar como diputado menemista que impulsó la privatización de YPF para que los jubilados vivieran mejor, la segunda con sus estudios en norteamerica que lo vincularon al antiscastrista Mas Canosa y que seguramente vio en Manzano un joven que tenía “aceitados vínculos” con la clase política menemista. Eso le permitió a Mas Canosa a través de Manzano avanzar en la Argentina, en el negocio que mejor conocen los anticastristas, el de los medios de comunicación. La tercera la vinculación con otro ex político como Aidar Bestene, que contaba con aceitadas relaciones con las gerencias del Banco Chubut en la década del 90  y vio crecer su fortuna y vinculaciones hasta transformarse, igual que Manzano, en un multimillonario empresario ( y lobbysta), y se unen en el sector energético, uno controla Hidroeléctrica Ameghino y los otros Andes Energy, párrafo aparte del colonialismo cultural no es energía, es energy,  que está asociada a Repsol en la exploración y explotación de más de 30 áreas petroleras en ocho provincias de Argentina. Además de ser accionista de Edemsa y Edelar, ambas distribuidoras de energía eléctrica en Mendoza y La Rioja respectivamente.
Es decir Manzano estuvo hace unos días aquí y seguramente pudo reunirse junto a Bestene con gente del gobierno provincial para garantizarse estar cerca del reparto de tajadas locales de YPF.
Quiero terminar esta nota uniendo ambas situaciones, el control de los multimedios y la función de lobbystas,  tomando prestado un párrafo de Mario Wainfeld: “Sonará alguna vez la hora de analizar, en la aldea dominante y concentrada, ¿cuánto pesa la pauta privada en la línea editorial? No es, hasta hoy, asunto que interese a empinados cronistas o editorialistas. Eppur, los pesos o los euros algo muoven. Quién le dice, estimulan voluntades o decepciones: como efecto colateral de un cambio formidable, muchos protagonistas perderán interesantes pitanzas, en el mundo periodístico o en sus arrabales. Tal el caso del ex jefe de Gabinete Alberto Fernández. El hombre es, apenas y nada menos, la punta de un iceberg que abarca ñoquis privados subsidiados, suscripciones a newsletters que nadie lee (pero sí paga) y otras variantes ingeniosas.
Digresión módica: defenderse, aun estando muy en offside como Fernández, es derecho de cualquiera. Escudarse tras el recuerdo del ex presidente Néstor Kirchner, que no puede desmentirlo, un recurso de baja estofa. Sin contar que cuesta creer que en 2008 Kirchner se interesara en el futuro laboral de “Alberto”, recién eyectado del Gabinete y transformado ese mismo día en informante VIP de Clarín.”

Rusvi Tahan


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